El mercado de venta de vinilos ha dejado de ser un soporte para los más románticos de la música tras verse superados por los cedés, allá por 1986, el auge imparable del streaming como principal forma de consumo musical ha reducido el formato físico a un nicho para los más melómanos. Dentro de este, los discos de vinilo podrían haber recuperado el liderato de la venta física de música en 2019, tras cerrar los primeros seis meses del año con unas ventas de 199,5 millones de dólares en Estados Unidos, cerca de los 220,7 millones facturados por la industria del CD, según la Record Industry Association of America.
En España, la situación también es halagüeña para el vinilo. Según datos de Deloitte y Promusicae, en 2017 se vendieron 700.000 discos, lo que supuso un crecimiento interanual del 39% y multiplicar por cinco las cifras de venta del año 2012. Aun así, todavía queda mucho margen de mejora dentro de las fronteras nacionales, ya que el vinilo todavía representa un 25% del mercado físico de venta de música, en contraste con la realidad del mercado norteamericano.
Para satisfacer esta creciente demanda, Press Play Vinyl lleva casi un año fabricando discos de vinilo desde la provincia de Vizcaya. El gerente de la marca, Alain Consonni, recuerda el nacimiento de la iniciativa como “una forma de diversificar” fuera de la industria del Grupo Tecasa, la matriz, una empresa dedicada desde hace 40 años a la fabricación de elementos electromecánicos.
“Viendo varios estudios, entre 2016 y 2017, me llamó la atención cómo se estaban volviendo a producir prensas para fabricar discos de vinilo, debido a que desde el 2005 las ventas estaban creciendo todos los años, hasta el 20 o 30% interanual. Hicimos un estudio de mercado a nivel nacional, sobre todo centrados en discográficas medianas y grandes, aunque más tarde hemos comprobado que hay más mercado, y descubrimos que sí que había interés”, explica Consonni.
Pensando en los motivos de la resurrección del vinilo, el directivo lo achaca al auge del consumo de música en plataformas como Spotify o Apple Music, “lo que está quitando el mercado a todo lo demás, incluso a las descargas. En formato físico, la gente se decide porque quiere tener algún elemento de coleccionismo, y el vinilo está ganando al CD porque da más posibilidades. Es más grande, el diseño es mucho más bonito, coger un vinilo y reproducirlo se convierte en un ritual… gusta más al que quiere tener un contacto directo con la música”.
Aunque la idea nació hace ya tres años, no ha sido hasta hace apenas seis meses cuando la compañía ha podido empezar a producir. De ello tiene la culpa la búsqueda del equipamiento necesario –no era fácil encontrar prensadoras nuevas y tuvieron que rastrear el mercado en Suecia, Alemania o Canadá– y la rehabilitación de la nave donde se encuentra la fábrica, factores en los que han invertido unos 500.000 euros. “Toda la instalación está dimensionada para seguir ampliando maquinaria en el corto-medio plazo, para cubrir las necesidades del mercado”, explica.
Un servicio de calidad y personal para competir con las grandes
A pesar de que las grandes fabricantes de discos de vinilo de Europa se encuentran en la República Checa –GZ Media cuenta con 25 años de experiencia en el sector–, al directivo no le preocupa demasiado la competencia de los gigantes, ya que el valor de la marca reside en ofrecer un servicio de calidad y muy personal con sus clientes. “Nos ocupamos de todo el proceso, de forma que el grupo o sello nos envía la música y las portadas, y de nuestra fábrica salen cajas de 25 o 50 discos ya acabadas”, explica Consonni. Además, Press Play Vinyl intenta ajustar sus precios al mercado, aunque es difícil competir contra las multinacionales. De momento, un encargo de 1.000 discos de doce pulgadas ronda los 2.000 euros en su página web.
Bajo esta fórmula, Press Play Vinyl ya ha fabricado vinilos para algunos de los artistas y sellos discográficos más importantes del país, como El Columpio Asesino, Ana Curra (ex de Alaska y Los Pegamoides) o la banda de rock vasco Kortatu. También nació de sus instalaciones el último título de Reikjavik606 –calificado por la revista Mondo Sonoro como el mejor álbum nacional de música electrónica en 2019– o una reedición en vinilo de un disco en solitario del cantante Fermín Muguruza.
En sus primeros seis meses de vida, la compañía ha llegado a fabricar más de 50.000 discos de 100 referencias distintas, y cuentan su crecimiento por meses. Así, su objetivo es cuadruplicar sus cifras durante los próximos cuatro años. De momento, la meta para este año es salir de las fronteras españolas. “Estamos preparando la internacionalización. Tecasa tiene experiencia en ello y, aprovechando a la matriz, estamos trabajando con algunos países latinoamericanos y europeos”, explica Alain Consonni, que tendrá que doblar la apuesta empresarial y contratar a más personal. “Ahora mismo estamos seis personas trabajando a un turno, con previsión de ampliar plantilla a dos turnos durante el 2020”, señala.
Aún así, Consonni es precavido de cara al futuro inmediato de la empresa.“Es razonable pensar que llegará un momento en el que el crecimiento no sea tan grande como es ahora, pero creemos que quedan años para eso. Se estabilizará, y será un negocio más de nicho. En ese segmento de mercado, apostamos por el disco de vinilo como triunfador frente a cualquier otro soporte físico”, predice el gerente de la empresa.