Esta no es una propuesta nueva. Lleva en el mercado 20 años, pero Óptica Toscana sigue siendo un referente por su capacidad para reinventar este sector con una oferta de gafas única en España (en todo el mundo sólo hay unas 15 similares). Modelos de autor de cualquier rincón del Planeta y con colecciones muy pequeñas (si alguno crea algo para masas, lo abandonan).
Una línea de negocio que está ahora en su mejor momento: acaban de inaugurar otro local en Barcelona (que se suma a los dos que ya tienen en Madrid).
“La idea es ofrecer un tipo de óptica diferente. Alejada de las marcas convencionales. Con diseñadores que se dedican en cuerpo y alma a buscar la diferenciación en sus modelos. Proponemos colecciones de diseñadores noveles. Recorremos ferias de todo el mundo para encontrar un producto innovador y diferente. La diferenciación es clave para el éxito”, explica Mamen Domínguez, copropietaria de las ópticas.
Es un producto pensado para un público muy especial, pero que está en cualquier lugar del mundo. “El cliente de Toscana es el mismo en Madrid que en Barcelona. Alguien que busca algo diferente. Lo único es que en Madrid llevamos 20 años y nos conoce más gente. En Barcelona abrimos hace uno y está teniendo una aceptación fantástica. Sí es cierto que cambia algo el público porque allí estamos en una zona muy turística, cerca de La Pedrera, y tenemos un porcentaje de clientes de fuera más alto. Entre un 20% y un 30% son extranjeros. En Madrid, ese porcentaje no llega a un 10%”, continúa.
A pesar de tanta exclusividad, su cliente no se diferencia por nivel adquisitivo: “Se define más por esa persona que quiere llevar un toque especial. Por 200 euros tienes una gafa completa, como en cualquier otra óptica. Un modelo que no encuentras en otro sitio. Las gafas se han convertido en un complemento más de la imagen y muchos clientes las ven como una joya, porque es lo primero que la gente ve de ti”.
Exclusividad para muchos
“Hay colecciones que son para un público minoritario, pero la mayoría tiene cabida en todo tipo de ciudades. De hecho, algunos compañeros de profesión mezclan la oferta. Ofrecen productos de creador y marcas convencionales para satisfacer la demanda de sus clientes en ciudades más pequeñas”, asegura Mamen Domínguez.
Y el precio, claro, es fundamental para llegar a un público tan ancho. “Trabajamos todos los rangos. Es un producto de mucha calidad pero podemos ofrecer modelos desde 80 euros hasta de 1.200 euros. Si quieres una gafa de asta de búfalo, completamente artesanal, hecha a mano, es imposible encontrarla barata. Pero el público de este tipo de gafa es pequeño, coleccionista”.