x
Contenidos exclusivos, revista física
y muchas más ventajas

Invertir en bolsa como quien encarga una pizza

Crear una sociedad de valores desde cero es un proyecto caro. Para llevarlo a cabo Ninety Nine ha necesitado una inversión inicial de 7,2 M de euros procedentes de distintos ...

26/07/2020  Ana DelgadoIdeas de negocio

Todo surgió de un problema personal de Javier Sanz Álvarez. Emprendedor desde los 20 años, había conseguido reunir un dinero que quería invertir en lugar de tenerlo parado en el banco. El problema es que se encontró con muchas dificultades burocráticas para hacerlo y un agravante aún mayor, que los broker se llevaban una comisión muy elevada. 

A solucionar este problema quiso dedicar Javier Sanz su nuevo emprendimiento. Para inspirarse no tuvo que mirar muy lejos. Residente entonces en Estados Unidos seguía los pasos de una startup que se había puesto de moda entre los inversores millennials, Robinhood, valorada actualmente en  de 8.300 millones de dólares. Unió fuerzas con Carlota Gómez, procedente de la banca de inversión y quien también se hallaba en ese momento en EE.UU y ambos decidieron venirse a España para montar un equivalente a Robinhood.

Después de más de dos años y medio de desarrollo y ajustes para obtener el visto bueno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el pasado 8 de mayor se lanzaba al mercado Ninety Nine, una aplicación para todo aquel que quiera invertir en Bolsa que exime del pago de comisiones.

La idea es poner el alcance de cualquier ahorrador la posibilidad de invertir en las compañías más potentes del mundo, tipo Google, Netflix o Amazon. Para ello, ofrecen un servicio de inversión a sus clientes sin cobrar comisión alguna y con la posibilidad de transferir dinero de manera inmediata y retirarlo en el momento que decidan. Abren así al gran público la puerta a la Bolsa, el mundo en el que se concentran las tres cuartas partes de la riqueza mundial y reservado hasta hace poco a una élite.

La forma que tiene la fintech de monetizar es a través del cobro a los usuarios de una tarifa plana, la cual se establece en función de la cantidad a invertir. No existe un importe mínimo ni tampoco hace falta estar muy al día con las tecnologías, dado que uno de los principales esfuerzos del equipo ha sido simplificar al máximo el proceso de inversión mediante una app sencilla e intuitiva. En cuanto a las posibles barreras de conocimiento de las que el usuario pudiera adolecer, la solucionan con la que llaman la academia, bajo el epígrafe de learn, un servicio de formación gratuita para los más profanos.

El único producto que ofrecen por ahora es la compra-venta de acciones de compañías estadounidenses. A día de hoy, permiten invertir en 80 valores, pero dicen contar ya con conexiones suficientes para ampliar la oferta a miles de valores americanos para ir abriendo luego paso a otros productos y mercados, incluido el nacional.

7,2 M€ de inversión antes de salir al mercado

En lugar de apalancarse en la licencia de un tercero, como es habitual en otras fintech, en Ninety Nine han preferido hacer su propio desarrollo y crear la Sociedad de Valores desde cero. Ello ha requerido, primero, de perfiles profesionales de alto caché y, segundo, de un intenso desembolso de capital.

En el equipo de Ninety Nine que hoy integran alrededor de 30 personas, figuran profesionales cuya trayectoria ha pasado por startups tan reconocidas como Carto, Geoblink o Cabify. A la parte tecnológica, equivalente al 80% de la plantilla, se suman expertos legales, financieros, de negocio y el departamento de atención al cliente. Con perfiles tan multidisciplinares y de alto standing, normal que Javier Sanz (28 años) reconozca la complejidad que ha encontrado a la hora de «gestionar el equipo y encontrar el encaje necesario para que todos trabajasen contentos».

En lo que respecta a la inversión, la startup ha conseguido levantar ya 7,2M de euros de distinta procedencia. Entre otros, han contado con el apoyo financiero del fondo Breega o el respaldo de Marcial Portela y Michael Goguikian, exdirectivos de Santander en Latinoamérica; el emprendedor Iñaki Berenguer o ejecutivos de Citi, Baker McKenzie y JPMorgan.

No es la cantidad conseguida, sin embargo, donde quiere poner el acento Sanz Álvarez, sino en la sencillez de la app a la que han conseguido traducir el fuerte componente tecnológico que hay detrás. “El objetivo era conseguir que invertir en bolsa fuese tan fácil como pedir un taxi o encargar una pizza y creo que lo hemos conseguido”, declara.

La solución se lanzó hace apenas una semana, pero no estará operativa al 100% «hasta dentro de uno o dos meses». Por ahora están dando preferencia a algunos clientes que solicitaron la adscripción desde hace tiempo, pero aseguran tener en lista de espera a miles de usuarios. Cuentan, asimismo, con el beneplácito de la CNMV -el pasaporte- para operar en otros seis mercados europeos. Falta ahora convertirse en la principal Sociedad de Valores de Europa, que es el objetivo que, a medio-largo plazo, se propone alcanzar Sanz.