Para detectar un buen negocio a veces no basta con estar atento a lo que hacen los clientes, ni tampoco a nuestra competencia. En ocasiones, las mejores oportunidades dependen de empresas que ni siquiera pertenecen a nuestro sector, pero que tienen la capacidad (económica o imaginativa) de conseguir que los productos lanzados por ellos se conviertan no ya en un éxito, sino en un fenómeno sociológico que cree tendencias, llámese iPad, Facebook o Avatar.
Cuando pasa eso, en el revuelo que se suele generar en torno a este producto estrella, a menudo surgen otros proyectos o empresas satélite, que se posicionan en torno a su órbita y se disponen a aprovechar el fenómeno, ofreciendo servicios o artículos complementarios para sus usuarios.
Las posibilidades son múltiples: desde crear una versión alternativa para aquellos segmentos de población a los que el artículo de moda les parece mejorable (por ejemplo, por la vía de la customización), hasta dar soluciones que faciliten la experiencia de consumo.
Aunque no el único, el terreno tecnológico es uno de los que hoy en día genera más oportunidades asociadas, “pudiendo ser éstas tanto de hardware como de software”, tal como señala José Luis Barbero, profesor de la Escuela de Organización Industrial (EOI), quien recuerda que a las pocas semanas del lanzamiento del iPad “ya se habían podido identificar 150.000 oportunidades y aplicaciones derivadas de él”. Ante un fenómeno así, con los inversores y consumidores girando todos sus ojos hacia el mismo sitio, ¿quién no querría asociar su oferta a un filón de este tipo?
Aquí hay negocio…
Sin embargo, para poder alcanzar ese estatus deberás ser rápido e identificar las necesidades insatisfechas en torno a un producto antes de que alguien se te adelante. Aunque no hay fórmulas, sí hay acciones y actitudes que te pueden servir de brújula:
Búscales ‘peros’. Internet es tu gran aliado, concretamente los comentarios que se vierten en redes sociales y foros especializados cada vez que un nuevo producto se lanza al mercado (incluso antes). Esa información puede ser un test de mercado impagable. Así lo entendió el emprendedor Iván Sierra. Él veía que muchos aficionados al café criticaban en la Red el que en las cafeteras de Nespresso no se pudiera usar otro grano molido que el que ésta vendía bajo su propia marca, ya encapsulado. Vista la oportunidad, a Sierra se le ocurrió diseñar unas cápsulas vacías que se pudieran rellenar con el café que se quisiera (por ejemplo, uno más barato) y que pudieran usarse en la máquina Nespresso, y así nació la empresa malagueña Ne-cap.
Mira al vendedor. En otras ocasiones, a quien hay que estar atento es a los intermediarios que trabajan, o les gustaría hacerlo, con un producto estrella: salas de cine que quieren exhibir películas 3D pero no cuentan con los medios, tiendas que no saben cómo mostrar al cliente los últimos gadgets de una manera tentadora pero que evite los hurtos… Solucionar los problemas logísticos de estas empresas puede ser fuente de negocios subsidiarios.
Juega a caballo ganador. Pero aunque moverse con rapidez sea básico, es importante tener al tiempo una certeza mínima de que el artículo sobre el que va a orbitar tu oferta tendrá éxito en el mercado. A propósito de esto, José Luis Barbero comenta que “hay empresas expertas en conseguir que el mercado adopte sus nuevos productos. Ése sería el caso de Apple. Por eso, hay que tener en cuenta cuál es la compañía que hace el lanzamiento, porque el riesgo se minimiza”. No es una garantía, pero mirar al pasado para analizar los lanzamientos precedentes de una determinada marca puede ser una pista de cómo va a reaccionar la gente.