Es curioso. Hace unas semanas nos llegó a la Redacción este correo electrónico: “Buscamos asesoramiento para fabricar en Asia. Nuestra filosofía es hacer una ropa de calidad, con un elaborado packaging basándonos en diseños de artistas y arquitectos. Queremos situar a la marca en un nivel Premium, con un gran cuidado al detalle y a la calidad de producto”.
“Hemos contactado con un grupo de empresarios dispuestos a poner en conjunto todos ellos un capital de riesgo. Y es aquí donde nos hemos topado con las primeras grandes dudas: queremos producir ropa de calidad a un coste muy competitivo y, por lo que hemos podido investigar, la opción más clara es producir en Asia. Pero aquí se nos plantean los siguientes interrogantes. ¿Con quién debemos contactar para llevar la producción a Asia? ¿Tenemos que ir personalmente a los países de origen o existen empresas u organismos públicos que nos asesoren en la internacionalización de la producción?”, continuaba el correo.
Decíamos que es curioso porque un par de semanas antes habíamos entrevistado a Humbert Sasplugues y Lorenzo Casaus, ambos socios fundadores de Baravento, una marca textil de ropa interior para hombre que, fíjate tú, se había empeñado en fabricar en España. Íbamos a haber escrito sobre ellos por su cambio de modelo de negocio: al principio, querían montar una marca de ropa interior deportiva inteligente, luego una tienda online de calzoncillos y, al final, ponen en marcha una cadena de ropa interior masculina.
Al recibir este correo electrónico, cambiamos de opinión y decidimos responderles desde esta sección, en lugar de por email, y aprovechar el ejemplo de Baravento para demostrar que te puedes plantear fabricar en España.
Cogimos a continuación nuestro bloc de notas analógico –sí, analógico– y repasamos los apuntes que tomamos hace unos meses cuando entrevistamos a Clemente Cebrián, cofundador de El Ganso, una marca premium con una red propia de tiendas, para hablar sobre el lanzamiento de nuevas marcas delicatessen en el mercado textil. Nos contaba Cebrián: “Resulta fundamental estar cerca de la producción. Si consigues tener en España una fábrica cercana, en la que tú puedes estar encima, que es como tu socio industrial, creo que ahí puede tener mucho desarrollo. Si lo mandas a fabricar a China, en mi opinión, creo que puede ser un descontrol. Ya no sólo por los tiempos, sino por el control del producto. Nosotros fabricamos ahora todo en Europa porque entendemos que hay que controlarlo todo, que hay que ver muestras, y hay que ser muy flexibles. Para mí, ese es el punto más importante”.
Pero hay más. Este mes entrevistamos a Melesio Peña, cofundador de Estampable.com, una plataforma de decoración que se empeña, fíjate, en imprimir en Granada con una máquina holandesa.
Como, por ejemplo, Baravento
“Nos gustan las empresas que desbanalizan productos y que despiertan sectores. Como Nespresso, capaz de conseguir que los consumidores paguen un sobreprecio por una experiencia”, explican Lorenzo Casaus y Humbert Sasplugues, cofundadores de Baravento, una cadena de ropa interior masculina. “Tenemos claro que queremos una producción nacional. Nos da una mayor flexibilidad frente a China a la hora de estocar y nos permite mantener un nivel de precios acorde con un nivel de calidades”, matizan.
“Llegar a las tiendas físicas a través de un distribuidor no era viable, así que comenzamos a plantearnos abrir tiendas propias con esos productos que o compras en El Corte Inglés, o, vaya, no los compras”, explican estos dos emprendedores.

… o Estampable.com
¿La única empresa en España que da la opción de imprimir tela con el diseño que quieras desde un metro cuadrado? Así lo plantea Melesio Peña, cofundador y responsable de Desarrollo de Negocio. Esta plataforma es una spinoff de Ingenia Digital, una imprenta granadina. “Ilustradores y diseñadores subirán sus creaciones y el usuario podrá aplicarlos a un elemento decorativo. Empezamos con tela impresa, papel pintado, vinilo, pufs, cojines, cuadros y cada mes lanzaremos un producto nuevo”, explica.
Un año para encontrar (y comprar) máquinas que les permitieran imprimir desde un metro cuadrado. “Si tienes fábricas fuera, al final, hasta que no consigues un volumen interesante, eres un cliente más”, apunta.
