Como en todas las crisis económicas, el mercado de los inmuebles se está convirtiendo en un negocio interesante en 2021. La llegada de la pandemia está dejando oportunidades de compra interesantes, tanto en el segmento de la vivienda como en el de las plazas de garaje.
Y, dentro del primer grupo, a veces el negocio consiste en comprar un piso para reformar y vender, por un precio superior, más tarde. Sin embargo, esta técnica, que puede ofrecer grandes rentabilidades a algunos inversores, conlleva unos riesgos que no todo el mundo puede asumir llegado el momento.
El primero de ellos es el aspecto económico. Para que el negocio sea rentable, es necesario disponer del dinero para comprar la vivienda por adelantado. Pedir un préstamo o una hipoteca al banco para su adquisición aumentaría significativamente los costes de la operación, y no contar con el efectivo suficiente podría generar problemas si la reforma de la vivienda termina valiendo más de lo que se piensa.
Por otro lado, es necesario saber que, cuanto más antigua y en peor estado se encuentre la vivienda que se quiere comprar, más riesgo supondrá para el negocio. Este tipo de inmuebles, si bien suelen ser más baratos, suelen requerir de una obra más larga y, por lo tanto, costosa. En este sentido, los expertos recomiendan “tener en cuenta que, cuando se compra un piso, el estado del edificio no debe ser malo”.
El negocio está en la reforma
La reforma constituye el eje central del negocio, ya que será el aspecto que dote de un valor añadido a la vivienda. Por eso, es necesario calcular bien el precio y tener en cuenta posibles imprevistos que incrementen el coste.
En este sentido, es imprescindible reformar las instalaciones básicas, como la eléctrica o la de agua, para después atender a otros aspectos como el suelo, los muebles de la cocina o las paredes. También es necesario tener en cuenta que la reforma da muchas posibilidades al inversor en caso de que quiera cambiar la orientación de la vivienda, hacer el salón más grande quitando una habitación, etc.
Además, es necesario pensar en los añadidos que pueden incrementar de forma sensible las cifras de negocio de cada reforma: jacuzzi, vestidor, suelo radiante, aislamiento… Eso sí, no todas las viviendas ofrecen las mismas posibilidades, y la zona donde se ubiquen -las características socioeconómicas del barrio, el precio medio de la vivienda en la zona…- es clave a la hora de elegir las comodidades.
Y, una vez el piso presenta otro aspecto, es el momento de vender. En esto, las posibilidades son amplias: a través de una agencia inmobiliaria, utilizando los portales de compra-venta de inmuebles, con carteles en las ventanas (ojo con los okupas)… Si la vivienda está ubicada en una zona céntrica con alta demanda, la reforma podría aumentar el valor del piso hasta en un 50%.