Con más de veinte años de experiencia en el mercado de las herencias, Pedro Fernández ha conseguido crear un grupo empresarial, el Grupo Hereda. Se aglutinan en él distintas firmas, incluido un fondo de inversión, pero el foco siempre es el mismo: cazar herencias sin reclamar y entregárselas a sus legítimos herederos, la mayoría de las veces desconocedores de que lo son.
Puede que a algunos les genere cierta desconfianza, pero si hay algo en lo que Pedro Fernández insiste en subrayar es en la transparencia y honestidad del negocio, sin bolitas ni cubiletes, porque, de lo primero que advierten es que de esa herencia de 10, pongamos por caso, el heredero se va llevar siete y ellos tres. Y como el pago es a éxito, antes de asumir una investigación se aseguran de que hay dinero detrás.
Pero, como detrás de cada herencia hay también una historia, la Sexta lleva un tiempo emitiendo el reality ‘Cazaherederos’, un programa que conduce el periodista Jalis de la Serna, pero que se nutre de los casos que le proporcionan en el Grupo Hereda.
El tema da para escribir muchos libros porque hay casos de todo tipo, desde el peluquero que se convierte en millonario de la noche a la mañana, hasta la herencia sin reclamar del que se conoce como ‘La momia de Lille’, el santanderino Alberto Rodríguez a quien encontraron momificado en la localidad francesa de Lille quince años después de su fallecimiento. Durante ese tiempo, nadie le echó de menos, pero ello no quita para que, al conocerse el patrimonio dejado, pronto apareciese una ristra de primos carnales y algún que otro sobrino.
Tipos de herencias
El negocio de Grupo Hereda se centra, básicamente, en identificar dos tipos de herencias. Las primeras son las que se conocen como herencias vacantes y las segundas son las internacionales. Al margen están las herencias ab intestato, es decir, sin testamento.
Las herencias vacantes
“Una herencia vacante es aquella en la que el heredero no sabe que lo es”, explica Fernández. En este supuesto, el Grupo Hereda se encarga de informarse de la existencia de una masa hereditaria sin reclamar tras el fallecimiento de una persona. Una vez identificada, un equipo de expertos genealogistas, criminólogos y abogados se dedican a buscar a los legítimos herederos, los ‘cazan’, como dicen ellos en su particular jerga.
Una vez localizados, contactan con ellos y les proponen firmar lo que llaman un “contrato de revelación”. En dicho documento el interesado rubrica el consentimiento al pago del 30% del total del importe a percibir para el Grupo Hereda por su trabajo de investigación y tramitación.
Lo que no se desvela hasta el último momento es el importe de la cantidad líquida que el heredero podría recibir. Evitan así el riesgo de que desechen la mediación del Grupo Hereda una vez que se saben posibles herederos y asuman ellos mismos o algún conocido la gestión.
Las herencias internacionales
La herencias internacionales se diferencian de las vacantes en que, en la mayoría de los casos, el heredero sabe que lo es, pero no ha acometido ninguna acción para hacerse con ella. La costa española está plagada de este tipo de herencias. Basta con recordar la proliferación de extranjeros comprando casas en Mallorca, Alicante, Canarias… entre los años setenta y noventa.
Los herederos de esa propiedad suelen conocer su existencia. El problema es que desconocen, primero, el idioma y, segundo, el valor del bien en el momento actual y los trámites a seguir en nuestro país. Ante esta tesitura existen dos opciones: desestimar la herencia directamente o contratar el servicio de algún profesional.
Para llevar a cabo las gestiones relacionadas con las herencias internaciones, Grupo Hereda tiene suscritos acuerdos con empresas similares en distintos países, como es el caso de la francesa Coutot-Roehrig, la más veterana con cerca de un siglo ‘cazando’ herederos por todo el planeta.
Comprar ellos la herencia, otra fórmula
Para agilizar los trámites y presentarse ya ante el cliente con resultados en la mano, otra fórmula que aplican ahora en el Grupo es comprar ellos las herencias. De aquí la serie de sociedades satélites que operan en torno al grupo.
Este es el procedimiento preferido cuando, por ejemplo, existen varios herederos con riesgo de fricción o choque de intereses entre ellos. “Es una fórmula que no hemos inventado nosotros, sino que era algo que reclamaban los propios clientes cuando veían que era imposible llegar a un acuerdo. Muchos prefieren recibir el dinero ya saneado y no complicarse la vida”, dice Fernández.
¿Cómo se enteran de las herencias sin reclamar?
Las fuentes de información que manejan para identificar una herencia sin reclamar son múltiples, siendo una de las principales los administradores de fincas. “Yo tengo afiliados a más de 9.000 administradores de fincas -dice Fernández- Ellos nos informan de las casas donde el inquilino ha fallecido hace un tiempo sin que nadie haya aparecido por allí no se haya hecho nada con ella. A veces se dan cuenta porque acumulan deudas importantes a la comunidad”.
Los conserjes y porteros de fincas; los propios vecinos, las esquelas que se publican en los periódicos o incluso la consulta en los fondos de las hemerotecas, donde pueden encontrar fotos de la época con imágenes del testador y algunos de sus allegados. Búsquedas en internet; parroquias; cementerios o boletines son también fuentes de información interesantes.
También los bancos y las entidades financieras, transcurrido un tiempo determinado, tienen obligación de pasar información al Estado de lo que se denominan cuentas en abandono. Posteriormente, estas se publican en el BOE los días 19 de cada mes, de manera que cualquiera puede consultarlas “aunque, curiosamente, ninguna tiene un saldo grande”, advierte Fernández.
Un negocio también muy lucrativo para las arcas públicas
Pero las herencias sin dueño también impiden al Estado recaudar miles de millones de euros al año – 3.500 millones de euros, según algunas fuentes- en concepto de impuesto de sucesiones, de aquí que sea uno de los primeros interesados en descubrir a los herederos. De hecho, incentiva la comunicación de herencias sin reclamar con el pago de un 10% del importe total del patrimonio a percibir. Cualquiera puede denunciar el caso en Hacienda y recibir el ‘premio’.
Asimismo, la propia Administración se encarga de informar a empresas como la de Pedro Fernández de la existencia de posibles herencias vacantes días antes de la publicación en el BOE. Al porcentaje del patrimonio a cobrar, suman así otra vía de ingresos por su colaboración con las administraciones públicas.
“Tienen tal volumen de trabajo que no les da tiempo a sacarlo adelante- explica Fernández- así que nos pasan la información de posibles herencias vacantes cada semana para que nosotros la limpiemos y digamos, por ejemplo, de esas 500 que informas, 50 son realmente vacantes, las otras tienen herederos. Aprovechan así nuestra larga experiencia y el know-how de nuestro equipo de profesionales para agilizar esta tarea”.
¿No tendría que avisar el notario de una herencia?
La respuesta inmediata es No, sobre todo en España donde, como recuerda Fernández, rige desde el siglo XVIII lo que se conoce como ‘secreto de protocolo’. Esto, en la práctica, significa que el notario solo tiene obligación de comunicar y facilitar una copia del testamento a quienes aparecen en él, imposible, por lo tanto, que intervenga en una herencia vacante. ¿Y si el heredero no sabe que figura en el testamento? «Pues ahí se queda, encerrado en el protocolo».
El otros países, como los anglosajones, no existe esa cláusula de bloqueo de manera que el notario puede ponerse en contacto con los herederos si se entera del fallecimiento, una información de la que no siempre dispone porque puede que hayan transcurrido años desde que se hizo el testamento.
Las renuncias a herencias
Solamente en la primera mitad del año pasado, se habían registrado en nuestro país un total de 27.000 renuncias a herencias, en consonancia con los datos de 2021. La explicación habitual es que la deuda acumulada por el testador supera a las ganancias que va a percibir el heredero. Una visión que no comparte Fernández convencido de que «la mayoría de las herencias están mal hechas y que el 99,9% son positivas».
A su juicio, es el miedo y la aversión al riesgo lo que motiva la mayoría de las renuncias. «Si a esa persona le aseguras que va a recibir una cantidad, sin tener que adelantar un euro ni hacer nada, ten por seguro que la va a aceptar, aunque gane menos”, afirma.
Otra observación a la que hace referencia son aquellos bienes que, inicialmente, pueden verse como algo deleznable pero que luego se revalorizan de forma notable. Esta situación puede darse casos de expropiaciones forzosas derivadas de la recalificación de terrenos en los nuevos los Planes de Actuación Urbanística.

Cómo se le ocurrió la idea de negocio
Cuenta Pedro Fernández que la idea de montar un negocio como éste le vino a la cabeza hace más de 20 años a raíz de una ola de calor que acabó con la vida de mucha personas. En el caso de Francia, la ola provocó que más de 3.000 personas fueran enterradas sin filiación de forma apresurada en fosas comunes. «Obviamente, ni todos eran indigentes ni estaban solos en el mundo».
Para aclarar la situación, en aquel momento el Estado francés contrató los servicios de Coutot-Roehrig, la cual, a su vez, contactó con él -ya metido en el ámbito del derecho sucesorio- para que les ayudase con las filiaciones de los españoles. “Ver que una ciudad tan organizada como París había tenido un problema tan grave con una ola de calor de dos meses, era fácil suponer que en España iba a pasar algo similar”, cuenta.
Una situación parecida se ha vivido con la Covid aunque, como explica Fernández, en estos casos hay que esperar entre tres y cuatro años mínimo para que empiecen a aflorar las herencias sin reclamar.
Con cerca de 80 personas en plantilla en el momento actual -han llegado a ser 120- Grupo Hereda lidera hoy este mercado en España. Aunque el trabajo conlleva una importante carga burocrática, gran parte de los profesionales que trabajan para la compañía son abogados, criminólogos y, sobre todo, genealogistas, una titulación oficial inexistente en nuestro país y cuyo oficio se proponen poner en valor en el Grupo Hereda. En este sentido, están en conversaciones con el CEU y la Universidad Complutense, donde subvencionan también equipos deportivos, para crear algún master o un grado de Genealogía.
En cuanto al dinero que factura cada año, a quien quiera saberlo le remite directamente al Registro Mercantil, que es público, aunque ya avisa de que el negocio es muy muy lucrativo.