Se posiciona dentro del nuevo concepto del Gym Boutique, pero con dos valores diferenciales que al fundador de Naked Concept, Javier Napal Litago, le parecen fundamentales. Primero: que la suya se trata de una propuesta holística, esto es, que procura el cuidado global del cuerpo. Segundo: el enfoque orgánico. Toda esta filosofía se materializa en un multiespacio de 400 m2 ubicado en el corazón financiero de Madrid donde se compaginan actividades deportivas para la forma física (fitness) con otras disciplinas para el control mental como yoga. Se suma a ello un servicio de comidas cuyos componentes son de temporada y cuentan siempre con certificación ecológica. El concepto orgánico se extiende también al fitness, dado que lo que ofrecen es entrenamiento funcional, sin forzar el cuerpo más de lo necesario, adaptado a las necesidades y características de cada organismo. Para personalizar la atención, cada monitor entrena a equipos que no superan las 6 personas.
Todo ello requiere la intervención de un equipo de 8 especialistas donde caben tanto una coach en nutrición y comida saludable como una quiromasajista. “El boom de los gimnasios low-cost , como commodity, ha terminado. Una vez que la crisis ha revertido, la gente busca servicios de calidad con valor añadido. Eso se consigue con la personalización”, dice Napal. Más próximo al concepto de club que al de gimnasio, insiste también en la faceta socializadora de Naked como un espacio acogedor, con predominio de plantas y maderas naturales, donde los clientes pueden cubrir varias necesidades en un mismo lugar. Así es como se acerca a esa propuesta integral, acogiéndose al la definición de salud que la OMS (Organización Mundial de la Salud) asocia al bienestar físico, psíquico y social.
Otras vías de ingreso complementarias son la venta de productos ecológicos y un servicio de comida take-away (para llevar) que desea ampliar con alguna empresa de delivery (reparto a domicilio). Fusionar todo ello en un único espacio es algo tan innovador que requiere trabajo de evangelización, “sobre todo en la parte de la alimentación ecológica, donde falta todavía sensibilización”, reconoce Napal. En cuanto al target, la mayoría de sus clientes proceden de los centros de trabajo colindantes, con nivel adquisitivo medio-alto, que aprovechan las horas de descanso laboral para hacer ejercicio y comer.
Su propio jefe
Javier Napal cuenta que, ya estudiando Biológicas en Navarra, se dio cuenta de que lo que de verdad le atraía era el mundo de la empresa , de forma que todas las asignaturas de libre configuración las enfocó hacia este campo. Realizó luego un MBA en una de las Escuelas de Negocio más prestigiosas nacionales y se marchó a Inglaterra para aprender inglés. La recompensa le llegó a través del desempeño de puestos de responsabilidad en grandes multinacionales. Todo bien hasta que dejó de estarlo y le pareció excesivo el coste personal que exigen esos puestos. “Decidí ser mi propio jefe”. No es que el emprendimiento le parezca sencillo pero sí cree haber recuperado parte de su libertad y eso que cada mañana sigue yendo a Mercamadrid a seleccionar el producto.
Como vías de financiación contó con recursos propios (posee el 54% del capital y figura como Administrador Único) y la alianza de otros 5 socios, 2 de ellos trabajando con él en el negocio y los 3 restantes como socios capitalistas. De la inversión total requerida no hablamos, pero sí anuncia sus planes de expansión que pasan por la apertura de un nuevo local en Madrid el próximo año y, ya en 2019, dar el salto a otras ciudades importantes como Barcelona, Valencia, Sevilla o Bilbao.
Cuenta que ya hay emprendedores que se han dirigido a él interesados en abrir un negocio similar bajo el modelo de franquicia, opción de crecimiento que Napal no descarta, pero si la condiciona a tener un modelo de negocio totalmente maduro que le permita transmitir un know how propio sin fallas en la réplica.