Antes que la Barbie existieron las Nacys, las Barriguitas, las Mariquitas Pérez, Juanines…Se puede afirmar que cada generación ha tenido un icono con forma de muñeca representando, generalmente, a un bebé o a una niña/mujer . Se hacían de trapo, de madera, de porcelana, de papel, de cartón piedra, de plástico, etc. De casi todas ellas tiene algún ejemplar Charo Anguiano, propietaria de una colección de más de 4.000 muñecas de diversa procedencia, 2.000 de las cuales son Barbies, tan de moda en este momento con la película.
Le dio por ahí después de jubilarse. Entonces asignó una cantidad mensual para comprar muñecas de todo el mundo que ella misma restauraba. Otras son regalos que le han ido haciendo a lo largo de estos años, como una de 1840 -la más antigua de la colección- que le regaló una señora de Madrid.
Ofertas ha tenido, pero dice Anguiano que no se desprendería de ninguna de las piezas por todo el oro del mundo. El valor que ella asigna a su colección es histórico y sentimental. “Igual en un momento de apuro, me lo plantearía”, matiza, una posibilidad bastante remota teniendo en cuenta que a sus 75 años, como ella misma dice, “dispongo de un patrimonio más que holgado y una buena paga de jubilada”.
No siempre fue así, “que todo ha sido cuestión de mucho trabajo y pocas horas de sueño”. El primer empleo de esta logroñesa fue como envasadora de galletas en una fábrica de la localidad. Luego envasó también aceite, montó banderillas y se agarró “a lo que nadie quería”, que no es otra cosa que limpiar suelos. Casada a los 19 años, su marido se fue a los 22 a hacer la mili dejándola con el primer hijo de la pareja ya nacido. Más adelante tuvo la oportunidad de entrar a trabajar como operaria en el Palacio del Gobierno de la Rioja y no salió del ‘Palacete’ hasta jubilarse en 2013, más de 40 años después.
Una emprendedora de casta
Pero a Charo Anguiano esto le parecía poco. Con un fuerte componente emprendedor en su ADN, decidió aprovechar las tardes y los días libres para formarse como peluquera y esteticista y montar su propio negocio. Se establece entonces como autónoma en 1982, al frente de una peluquería en pleno centro de Logroño, Charoan, hoy dirigido por su hijo José Antonio, “un fuera de serie”.
Como peluquera y estilista Charo Anguiano se hizo un nombre, lo que le permitió abrir posteriormente, un centro de formación profesional en estas especialidades. La misma peluquería, de 300 metros cuadrados, hacía también las veces de academia.
Así funcionó, hasta que la FP suprimió estas especialidades de los títulos oficiales. Para compensar la pérdida de ingresos procedentes de esta vía, Anguiano dio el salto al mercado inmobiliario, donde todavía hoy se mantiene activa mediante la compra-venta y alquiler de casas, locales o garajes, que hasta explota una vivienda de uso turístico, “todo legal, eh”, advierte.
Su aventura como fundadora de una aerolínea
Pero no todos los negocios le han salido bien. En ese afán por expandir su actividad como emprendedora, Charo Anguiano recibió una propuesta para formar parte de la creación de una aerolínea local. Muy riojana ella, vio en el proyecto una oportunidad de aportar valor la comunidad autónoma a través de la creación de Rioja Airlines, una compañía aérea con capital íntegramente riojano que, operando desde el Aeropuerto de Logroño, ofrecía vuelos a Sevilla, Málaga y Alicante.
El experimento duró tres meses, el tiempo que necesitó la compañía para suspender todos los vuelos y cesar la actividad con acusaciones recaídas sobre el director de la compañía, vaciamiento patrimonial, apropiación indebida, administración desleal y falsificación de documento mercantil.
En todo este embrollo se vio metida sin quererlo Charo Anguiano como socia capitalista. “yo, que no sé hacer la o con un vaso y que pregunté al notario por las posibles implicaciones de estampar mi firma en la constitución de la compañía, además de estafada, me vi envuelta en todo este lío”, recuerda Anguiano. A salir airosa del asunto le ayudó su otro hijo, criminalista profesional y también “fuera de serie”.

Qué hacer ahora con las muñecas
Aunque sigue con sus negocios inmobiliarios, ahora está más pendiente de su colección de muñecas para las que busca algún organismo oficial dispuesto a ceder un espacio donde albergar la colección a modo de museo de la historia de la muñeca. Es lo único que pide a cambio porque sería una donación. A ella le gustaría que se quedasen si no puede ser en Logroño, al menos en la Comunidad Autónoma.
Mientras tanto, ella misma las guarda en un local mostrando la colección de forma desinteresada a quienes se lo solicitan.