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Mi mesa mágica: Un proyecto emprendedor que nació como respuesta a una depresión 

Tras sufrir una profunda depresión que la alejó de la que había sido su gran vocación profesional, la Guardia Civil Cristina Caballero creó Mi Mesa Mágica. Un ejemplo de superación ...

06/06/2023  Isabel García MéndezIdeas de negocio

Cuando la vida se derrumba a tu alrededor, puedes dejarte arrastrar por la marea o luchar contra la corriente. El de Cristina Caballero es un ejemplo de superación. Guardia civil de profesión y vocación, quinta generación en la Benemérita, acabó sumida en una fuerte depresión por el acoso laboral de un jefe. Una situación que la postró en cama durante dos años y la alejó del mundo otro año más, hasta un total de tres. 

“Hoy puedo hablar de esto sin llorar, pero hace un año me resultaba imposible. Mi marido se tuvo que encargar de todo. Teníamos dos niñas pequeñas y él estaba solo con todo. Yo no tenía fuerzas para nada, no comía, perdí 12 kilos de peso… Pero gracias al apoyo de mi familia, fui remontando el vuelo con ayuda de mi psiquiatra y mi psicóloga. En su consulta, la psicóloga me ayudó a recobrar la estima, a tener un proyecto… Sabía que me iban a conceder una incapacidad permanente para mi trabajo, porque todo lo que sea psicológico te incapacita para trabajar en la Guardia Civil. En la Benemérita el suicidio es un tabú. Así que me encontraba con 38 años retirada de la que era mi gran pasión y sin perspectivas por delante”. 

Pedagogía de la luz

De pronto, era necesario encarar el futuro de otra manera. “Mi psicóloga me preguntaba sobre qué ilusiones tenía, porque tenía que continuar con mi vida. En aquel momento yo era incapaz de animarme, así que me impuso un pequeño deber. Me dijo ‘tú eres muy buena madre y quiero que te abras una página en Instagram y vayas colgando las actividades que hagas con tus hijos’. Y eso fue lo que hice.” 

Sus hijos, de 15 y 9 años actualmente, son niños de altas capacidades intelectuales, es decir, que se aburren fácilmente y hay que estimularles de forma continua. Buscando herramientas con las que ayudarles se dio de bruces con la llamada pedagogía de la  luz con el enfoque Reggio Emilia, una corriente italiana que busca la estimulación sensorial a través de la luz. 

“Me atrajo mucho y descubrí que a mis hijos les encantaba y funcionaba. Me parecía fascinante que, a través de la luz, se pudiese aprender. La luz mejora la atención y la concentración plena, transforma los materiales que hay encima de ella y cada vez se está demostrando más sus beneficios para niños con necesidades educativas especiales y ancianos con algún tipo de deterioro cognitivo. Es un recurso educativo de potencial enorme”. 

Cuando empezó a interesarse por la pedagogía de la luz, arrancó la pandemia. “Mientras a todo el mundo le dio por hacer bizcochos y TikTok, yo me formé en la pedagogía de la luz y cada día, animada por mi psicóloga, iba colgando las actividades que hacía en Instagram. Poco a poco, empezaron a aumentar mis seguidores: colegios, pedagogos, escuelas infantiles… Y comenzaban a preguntarme si vendía esas actividades que yo realizaba con mis hijos. Al principio decía que no. Me sorprendía que se interesasen por lo que estaba haciendo. Pero, cada vez iban aumentando más los seguidores y empecé a planteármelo”, recuerda. 

“Así que decidí crear packs y fue brutal. De repente tenía en mi correo electrónico hasta 50 peticiones de material cada día. La cosa fue creciendo y comprendí que tenía que darle una forma jurídica a todo esto. Así fue como fundé, junto a mi hermano y mi marido, el Grupo Empresarial Mi Mesa Mágica en plena pandemia”. 

Productos luminosos

Hoy la actividad de Mi Mesa Mágica se centra en la fabricación y venta de mesas, cajones y paneles de luz y láminas y plantillas elaboradas con acetato plastificado. “Es un material especial que deja pasar la luz. Las hacemos con diferentes temáticas: ciencias, matemáticas, cuerpo humano, historia, para Primaria, sobre el universo, la prehistoria, Egipto… En España somos los únicos que fabrican láminas de luz, pero me atrevo a decir que somos los únicos a nivel mundial”. 

Como la pedagogía de la luz es muy amplio, han empezado a diversificar. “Estamos entrando en las aulas sensoriales y multi- sensoriales Snoezelen. Son espacios mágicos que buscan despertar los sentidos de los niños con estímulos olfati- vos, luminosos. Se ha descu- bierto que al vincular la luz con la estimulación sensorial, los sentidos se desarrollen mucho más y eso tiene un efecto muy bene cioso sobre el cerebro”. 

Pero también se han animado con la luz negra. “Es la luz ultravioleta y también forma parte de la pedagogía de la luz. Fomenta la creatividad, estimula los sentidos, hace que los niños se sientan cómodos en la oscuridad”. Y a todo ello han unido las alfombras sensoriales que “estimulan todo el sistema vestibular, el equilibrio”. 

El gran freno es la publicidad. “La principal dificultad es llegar al cliente final, porque colegio o padre que nos conoce, colegio o padre que nos compra y se enamora… Estamos en Instagram, en Facebook, en Youtube, pero todo es boca a boca. Tenemos peticiones de países insospechados, sobre todo en Sudamérica, pero no llegamos porque el envío es muy caro. Así que estamos buscando proveedores logísticos para llegar allí”. 

Las perspectivas para los próximos meses: “seguir creciendo al ritmo actual. Aunque todavía no son números muy significativos, en dos años ya hemos alcanzado los 150.000 euros de facturación”. Venden a toda España, Portugal, Italia, Francia, Alemania y cuentan con casi un millar de clientes profesionales entre escuelas infantiles, colegios, institutos, centros de atención temprana, centros de estimulación, centros geriátricos… Todo ello a través de la web. “Nos encantaría incorporar uno o dos trabajadores más en los próximos meses y por supuesto con discapacidad”. 

¿Y qué tal de la depresión? “Esto me dio la vida, porque yo me veía desahuciada. Cuando arrancó Mi Mesa Mágica volví a sentirme útil. El saber que estoy ayudando a niños, a profesores, a centros de logopedia ha sido una satisfacción tan enorme… Esto me ha resucitado, pero sé que tengo una discapacidad. No dejo de tener de vez en cuando crisis de ansiedad. Vivo en una burbuja que espero que nadie me pinche. Es como quien ha tenido un accidente de tráfico y sabe que tiene sus limitaciones. A mí me ocurre lo mismo, aunque Mi Mesa Mágica hace que día a día me vaya superando”. 

La empresa en cifras

891 son los clientes profesionales con los que cuenta

5 son los países europeos en los que vende

3 son las personas actuales de la plantilla

50% más de facturación prevista para 2023

Más de 34.000 seguidores en Instagram