Desde sus inicios, la filosofía de Logtrust –que ahora se llama Devo– ha sido la de centrarse en el desarrollo para tener una base sólida. «No entendía, y lo respeto, cómo hay empresas que en etapas incipientes están todos los días dando conferencias y, a nosotros, no nos daba la vida. Y yo decía ‘si todavía no tienen producto, ¿qué estarán vendiendo?’. Por eso, nunca hemos puesto empeño en darnos a conocer en medios y sí mucho en trabajar y en hacer que el producto sea absolutamente diferencial y que nuestros clientes lo vean así», confiesa Pedro Castillo [primero por la izquierda, en la foto], que gestiona esta compañía con más de 100 empleados, repartidos entre Madrid y Boston, junto a Pedro Palao y Pedro Tortosa [segundo y tercero por la izquierda, respectivamente].
Desde principios de 2017, han conseguido encadenar tres grandes rondas de inversión que les ha permitido reunir 71 millones de dólares, con los que pretenden hacer sombra a su principal competidor, una compañía norteamericana que cotiza en Bolsa.
Primero, en enero de ese año, captaron 11 millones de inversores como Kibo Ventures, Investing PROFit Wisely y Atlantic Bridge. Esta inyección permitió que unos meses después, en julio, consiguieran captar otros 35 millones de dólares de uno de los grandes inversores internacionales, como Insight Venture Partners, y en la que también participó Kibo Ventures. Y en junio de este año, otra ronda de otros 25 millones de dólares, en la que participaron de nuevo Insight Venture Partners y Kibo Ventures. «Logtrust –que forma parte de nuestra tercera ‘Lista Emprendedores’– ha construido una solución basada en la nube que cambia fundamentalmente la ecuación de velocidad, escala y coste de operación del análisis big data«, argumentó en su momento Jeff Horing, cofundador y director general de Insight Venture Partners.
Pero, ¿qué ha hecho Logtrust –ahora Devo– para merecer tanta atención de inversores y competidores? Como las buenas historias, empecemos por el principio.
Castillo trabajaba en una entidad financiera, donde fue director técnico de seguridad y luego ascendió a CTO. «Allí, desarrollamos una tecnología sobre seguridad, que convencí al banco para que la vendiera. Cuando el banco cambio toda la dirección organizativa, dejó de ser atractivo para mi trabajar allí. Y en 2011 me fui del banco y conmigo se vino todo mi equipo. Y nos pusimos a trabajar en un nuevo desarrollo. No necesitábamos imaginarnos el problema, porque lo conocíamos. En Logtrust teníamos tanta obsesión con el rendimiento y la velocidad en el análisis de datos porque veníamos de un espacio en el que si tardábamos 5 minutos más en resolver un incidente de seguridad miles de personas podían perder su dinero. Para nosotros, eso era realmente importante», recuerda Castillo.
Dedicaron más de 2 años a desarrollar su plataforma para la gestión y control de datos en tiempo real. «Nuestra solución de big data en tiempo real es más una herramienta de inteligencia operacional, donde nuestros clientes pueden tener disponible cualquier tipo de dato con una escalabilidad y rendimiento que es diferencial. Y no es solo una tecnología, sino que es un servicio, en el que nuestros clientes, en un interfaz muy visual y atractivo y fácil de usar, tienen acceso a capacidades reservadas hasta ahora a técnicos muy técnicos. A nuestros clientes les convertimos tiempos por consulta o por análisis de una hora en 5 segundos. Por ejemplo, la plataforma de Imagenio, todo Movistar+, está monitorizada con nuestra tecnología: quién ve la tele, cómo la ve, cuándo la ve, qué ve, la calidad del servicio, si se pixela o no, la calidad del router, cómo son las conexiones… Toda esa información la recibimos en tiempo real. Solo con Telefónica recibimos 1,3 trillones de eventos al día. Eso sería impensable hacerlo de forma manual por el coste de tiempo, personas, hardware, producción de análisis… Y nosotros procesamos toda esa información en minutos. Ponemos a disposición del cliente, que conoce el problema que necesita resolver, la herramienta para resolverlo, mientras que con otras tecnologías, la herramienta está al alcance de programadores e ingenieros y tú, como conocedor del problema, le tienes que contar a ellos lo que necesitas, ellos lo interpretan y le dan una solución».
En un principio, levantaron 380.000 euros, que dedicaron al desarrollo de la plataforma y luego consiguieron otro medio millón de euros. «Lanzamos la primera versión del producto a finales de 2012 y desde entonces no hemos parado. Y desde que conseguimos el primer cliente, el primer año hicimos 50.000 euros; el segundo año, 1,1 millón de euros; el tercer año, 3,3 millones, y el año pasado, 7,3 millones».
Podría pensarse que los primeros clientes que consiguieron eran antiguos clientes del banco en el que Castillo y su equipo habían trabajado, pero no fue así: «Nuestra aproximación inicial al mercado fue mucho más amplia que la experiencia que podía tener yo en mi etapa en la entidad financiera, que estaba muy focalizada hacia la seguridad. Es cierto que empezamos por ahí, pero, curiosamente, nuestros dos primeros clientes no tenían nada que ver con mi pasado, no me conocían de nada. Cuando cuentas las virtudes de nuestra tecnología es un poco abstracto de entender; la mejor forma es enseñarla y, como es muy visual, es fácil de entender. Nuestra principal arma de marketing es nuestro propio producto. Y la segunda es lo que los demás dicen de cómo ha mejorado su rendimiento desde que utilizan nuestra tecnología».
Con esas armas de venta, sus clientes son grandes compañías y su mercado es internacional. «Es verdad que nuestros clientes están centrados en España y Europa (Francia, Italia, Inglaterra, Países Bajos…), pero también tenemos clientes en Latinoamérica (México, Perú, Colombia, Chile) y EEUU», donde ahora están muy centrados.
«Nuestros objetivos pasan por seguir creciendo de forma sostenible y sana. Insight Venture Partners solo invierte en empresas con esta mentalidad. Monitoriza unas 40.000 empresas todos los años. Hace unas 2.000 reuniones. 500 pasan a una segunda reunión presencial. Se plantean invertir en 100 y solo invierten en 20, y una de ellas hemos sido nosotros. También es un poco de suerte que se fijen en ti. Y los inversores lo hacen más por tripas que por parámetros. Los parámetros tienen que defender y justificar la inversión, pero deciden invertir porque sus tripas les dicen ‘aquí hay algo interesante’. Y lo miran todo y, cuando digo todo, recuerdo una conversación telefónica de dos horas con el financiero del fondo porque no cuadraba una factura de pocos euros que había en el CRM y era por el cambio de divisas. Y hasta que no lo ven claro no pasan a lo siguiente. Y me parece normal. En España, hay pluff como Gowex, que hacen desconfiar a los inversores», sostiene Castillo, que confiesa que «si no he hablado con 200 inversores, no he hablado con ninguno. Y cuando hablas con uno, lo único que debes tener en cuenta es quién es y cuáles son sus parámetros operativos».
Y la historia de Logtrust –ahora Devo– no ha hecho nada más que empezar.