Taalentfy: la nueva forma de captar talento
Fue elegido como el mejor proyecto de labor social del mundo hispano en la última edición del New York Summit. Se trata de una plataforma desarrollada por la startup malagueña Knowledgefy Technologies que pretende revolucionar el mundo de los recursos humanos.
El nombre de la plataforma es Taalentfy y su gran valor diferencial es que valora a los candidatos a un puesto en trabajo por sus habilidades y competencias más allá de la formación académica o la experiencia profesional acumulada. Incorpora también un modelo de economía colaborativa que permite a los usuarios registrados ejercer de ‘talent-hunters’ recomendando ofertas de empleo a sus amigos y recibiendo por ello una compensación económica.
Al frente del proyecto está Alejandro González, CEO de la compañía. Él mismo tuvo oportunidad de ver que poco o nada tiene que ver la formación académica con el desempeño de un puesto de trabajo. Lo comprobó a la edad de 21 años, cuando, recién finalizado un grado de FP, se vio capitaneando un equipo de 16 trabajadores con un perfil muy cualificado para digitalizar la gestión de 6 hospitales malagueños. No obstante, como Alejandro González se define como aprendedor antes que emprendedor, decidió luego proseguir sus estudios hasta finalizar Informática, ADE e, incluso, un MBA. “Ninguno lo hice para engordar mi currículo ni creo que me aportasen nada sustancial a lo que ya tenía- afirma- Los cursé conforme fui notando que necesitaba nuevos conocimientos para aplicar a mi desarrollo profesional”. De aquí una de sus firmes convicciones de compaginar los estudios con el desempeño laboral desde edades muy tempranas “para que nadie se pase 10 años estudiando algo que luego descubre que no le gusta”.
En su última etapa profesional, Alejandro González estuvo muy vinculado a proyectos de tecnología participando, además, en procesos de selección de personal. “Aquí vi que se aparcaban currículos a mi entender brillantes a favor de otros que me parecían vacíos, pero que sumaban muchos títulos”, cuentan. Así es como nace la idea de crear Taalentfy, de aquí y después de analizar un mercado laboral que no para de destruir puestos de trabajo mientras, a raíz de las nuevas tecnologías, surgen otras vacantes que las empresas no pueden satisfacer con las enseñanzas y modelos actuales.“Nuestros clientes son cualquier empresa que tiene dificultad para encontrar talento conforme a las vías tradicionales de empleo más allá del CV”, afirma.
Dicho así, parece la solución perfecta para todas aquellas startups que, en detrimento de los títulos, dicen buscar en sus plantillas valores como iniciativa, liderazgo, creatividad, empatía y cómo gestionar el cambio y la incertidumbre. Nada de esto se incluye en los programas de formación de las universidades ni de las escuelas de negocio.
El ‘smartworking’
Y eso es precisamente lo que mide Taalentfy, las destrezas, habilidades y competencias reales de los candidatos para desempeñar un puesto de trabajo que se ajuste a las necesidades concretas de la organización.
Para medir el perfil competencial, someten previamente a todos los aspirantes a empleo a un test elaborado por psicólogos, psicopedagogos y neurocientíficos del que se concluyen aquellas áreas y y escenarios donde mejor pueden responder. Se interesan también por averiguar lo que denominan el aprendizaje informal, es decir no solo sus actividades extraprofesionales sino también las fuentes de aprendizaje a las que recurren por iniciativa propia.
Los usuarios, cuyo registro es gratuito, tienen acceso el informe resultante del test que pueden añadir cuando demandan un nuevo empleo. Reciben asimismo contenido formativo de mejora en aquellas áreas en las que flaquean para ofertas de trabajo afines a su perfil sin ignorar cuáles son sus gustos y preferencias. Algo, esto último, que no es baladí teniendo en cuenta que 10 millones de trabajadores españoles se declaran descontentos en sus empleos.
De esta forma es como Taalenfy construye un perfil de competencias y recomienda al usuario las ofertas de trabajo o proyectos afines a su perfil. Las que, or el momento, pagan por el servicio son las empresas, cuando publican alguna oferta de trabajo o proyectos, independientemente del número de personal que requieran. Todo ello se hace a través de una plataforma y una app móvil que hace uso de algoritmo de inteligencia colectiva basado en un sistema de Inteligencia artificial y tecnologías de Big Data Optimizing.
Su versión beta cuenta ya más de un millar de registros, una cifra que esperan multiplicar exponencialmente con la primera versión comercial que acaban de lanzar. Saben que para que todo el entramado funcione correctamente, la globalización es urgente, así que entre sus planes a corto plazo está dar el salto América Latina y Estados Unidos donde calibran abrir oficina. El premio recogido como el mejor proyecto de labor social del mundo hispano en Nueva York en el New York Summit 2017 les abrirá las puertas igual que lo hicieron otros galardones precedentes, como el Premio del Día de Internet al mejor proyecto de investigación y emprendimiento, y en 2016, el Premio al Talento Innovador en el V Congreso de Inteligencia Colectiva. También ha formado parte del Programa Minerva, promovido por Vodafone y la Junta de Andalucía.
Icofunding: la nueva financiación de las empresas
Proveen la tecnología necesaria para un nuevo modelo de financiación de proyectos de startups y empresas basado en la preventa de bienes o servicios utilizando la tecnología blockchain. Su primer cliente fue una startup argentina que pretende desbancar a Youtube.
Antes de hablar de la solución de Icofunding conviene aclarar algunos de los términos que manejan. Por token hay que entender el término genérico que enmarca a cualquier criptomoneda, tanto las que se usan en grandes comunidades, como el bitcoin o el ether, como las que generan internamente comunidades más pequeñas. Ninguna de ellas goza del estatus de moneda de curso legal, aunque pueden canjearse por tales en exchange o casas de cambio y cajeros específicos.
Por otro lado, cuando hablan de ICO se refieren al acrónimo del inglés Initial Coin Offering, traducido al castellano como oferta inicial de moneda. Aluden con ello a un novedoso proceso de financiación de proyectos empresariales que algunos comparan con el crowdfunding, pero utilizando el blockchain, la tecnología que hizo posible el nacimiento de las criptomonedas o los contratos inteligentes (smart contracts ). Pero más que al crowdfunding, los ICOs se asemejan a un modelo de preventas, como la de los coches de Tesla, o a una Oferta Pública de Venta (OPV) en la que puede participar cualquier persona al otro lado del mundo en cuestión de segundos.
Con una ICO una compañía vende una serie de tokens internos para obtener financiación para el desarrollo del proyecto y viralizarlo. En lo que respecta a los dueños de los tokens, registran su propiedad en un contrato inteligente mediante blockchain y luego pueden, o bien conservarlos y ver cómo sube su cotización o se deprecian en función del éxito o el fracaso del proyecto empresarial, o bien tener acceso con ellos al disfrute del producto o servicio (más frecuente) del proyecto financiado.
Pioneros en el sector
En este entorno es donde Alejandro Gómez de la Cruz, Adrián Calvo, Carlos Kuchkovsky y Pablo Moreno de la Cova conciben el proyecto de Icofunding, una plataforma pionera que provee de la tecnología necesaria para facilitar el proceso a aquellas startups o empresas que deseen financiarse mediante ICOs. Aprovechan el auge y la rentabilidad de las criptomonedas basándose en la preventa de bienes y servicios utilizando la tecnología blockchain.
El primer proyecto que han listado es del Flixxo. Se trata de una startup fundada por conocidos emprendedores argentinos que desarrollan una plataforma de distribución de video descentralizada que competirá con Youtube. Su funcionamiento se sustenta en la comunidad de usuarios ya que ofrece una red peer to peer (p2p) en la cual los autores pueden distribuir y monetizar su propio contenido. “Se trata de eliminar a Youtube como intermediario de las transacciones que se producen entre los anunciantes en la red y quienes suben los contenidos, para que ambas partes ganen”, explica Pablo Moreno.
Mediante el uso de una moneda interna (o “token”) llamada en este caso Flixx, Flixxo incentiva la distribución de contenido entre particulares. Son los propios interesados quienes descargan el contenido, lo mantienen en sus dispositivos y los comparten utilizando la tecnología BitTorrent (intercambio de archivos punto a punto en internet). Al eliminar intermediarios tipo Youtube, se maximiza el beneficio para usuarios, anunciantes y proveedores de contenido. Los anunciantes, los espectadores y los creadores de contenido interactúan entre sí directamente.
Flixxo comenzó su ICO el pasado 24 de octubre y, apenas una semana después, había sobrepasado los dos millones de dólares en venta de tokens. Sería una prueba más de que este método de financiación empieza a alcanzar cifras importantes. Algunos hablan de más de 3.000 millones de dólares recaudados por distintas startups mediante ICOs durante el año 2017.
No obstante, también Pablo Moreno reconoce que se han dado casos de fraude de compañías que, después de vender tokens, se han esfumado sin desarrollar el proyecto. Para evitar estos casos, ellos dicen aplicar un escrupuloso proceso de curación de los proyectos seleccionados para procurar los máximos niveles de calidad de los proyectos. En cuanto a su forma de monetizar, consiste en el cobro de un porcentaje del total de lo recaudado con la venta de tokens.
Love the brands: marcas a la altura de Amazon, pero sin ella
Ayudar a las marcas a vender en internet más y mejor sin necesidad de recurrir a plataformas del tamaño de Amazon o Zalando. Esto es lo que se propone este joven emprendedor de origen franco-suizo afincado en Madrid.
Las marcas que venden online a través de grandes plataformas tienen un montón de problemas. Primero: pierden visibilidad en la red, dado que ninguno de los grandes actores suelen redirigir a los usuarios al sitio web original para culminar la compra. Segundo: recorte del margen de beneficios por el pago de una comisión de entre un 5 y un 10% del importe total. Tercero: desconocimiento de los clientes y renuncia a los datos que se derivan de las compras y las transacciones. Cuarto: que esos datos que se quedan en el intermediario los aprovecha en su propio beneficio adquiriendo un conocimiento de mercado profundo respecto a tendencias, productos que mejor funcionan, países…Quinto: que valiéndose de esta información, algunas plataformas, como es el caso de Zalando, han empezado a crear sus propias marcas con gran acierto convirtiéndose así en competencia directa de las otras a las que distribuyen. Sexto: pérdida del control de la estrategia de marca, dado que los mimos productos tanto pueden venderlos la tienda oficial como a través de los distintos distribuidores.
“A las grandes plataformas del ecommerce solo les interesan los usuarios, los artículos y sus ventas, pero nada las marcas”. Es la conclusión a la que llegó Thomas Schwartz-Dreyfus mientras trabajaba para Amazon Buyvip en Luxemburgo, antes de aterrizar en Madrid como responsable de la división de accesorios. Previamente, había trabajado en Japón durante 7 años para marcas como L’Oréal, en el departamento de ecommerce y, más tarde, en la misma división del grupo editorial Hearst en Japón para vender moda de alta gama.
Así que, detectado el nicho, este emprendedor de 33 años, se animó a montar su propio negocio con una solución con la que quiere ayudar a las marcas a perpetuarse en el tiempo y a vender online “más y mejor” sin necesidad de recurrir a plataformas del tamaño de Amazon o Zalando. Para ello funda Love the brands, lanzando en agosto la versión beta y, ya desde septiembre, funcionando en Francia, Alemania, Luxemburgo y España. “He querido hacer una plataforma muy flexible y ligera que pueda mantener sin mucho coste de infraestructura y me permita ir añadiendo funcionalidades y marcas”, dice Schwartz-Dreyfus.
Trabajo de evangelización
La idea es aglutinar el mayor número de marcas posible y presentar una especie de inmensa galería comercial online donde los usuarios pueden consultar, en un único sitio web, toda la oferta y adquirir sólo los artículos oficiales de la marca, con su correspondiente servicio. Para facilitar la compra en línea, Love the brands agrega las fichas, pero cuando los usuarios pinchan en un determinado producto, les redirige al ecommerce de la marca para culminar la compra y la transacción económica. Los datos son para ellos. A cambio, Love the brands cobra una comisión que, en principio, es del 2%, aunque la intención es eliminarla porque no es esta la vía de monetización que tiene pensada. “No me interesa tanto cobrar comisiones como ofrecer servicios premium que ayuden a las marcas a posicionarse y a ser sostenibles en el tiempo. El problema no es tanto ahora como de cara a los próximos años teniendo en cuenta que cada vez son más los usuarios que se inician en la compra online a través de Amazon o similares. Muy pocas marcas pueden competir con ellos”, argumenta.
En cuanto a los servicios que desea prestar, gracias a la tecnología que ha desarrollado con un equipo que se reparte entre Rusia y Polonia, destacan consultoría a tiempo real, venta de datos anónimos, informes de tendencias, evolución sectorial del ecommerce o propiciar sinergias entre las marcas para ofrecer mejores servicios compartidos. Es en este último punto donde Schwartz-Dreyfus se ve obligado a hacer un trabajo de evangelización porque las marcas siguen mirando más a la competencia inmediata que a la que se avecina. “Quiero convertirme en su partner, pero también fomentar la unión entre las marcas, que vean que es más fácil ofrecer un buen servicio, por ejemplo logístico, entre varios que solo uno. Algunas ya lo han entendido, pero a otras les cuesta”.
Tampoco pide exclusividad a los anunciantes. “Las marcas pueden vender donde quieran, para mi es mejor porque así podrán comparar cuáles son los beneficios y los problemas que les reporta cada canal. La solución que yo ofrezco no tiene nada que ver con las grandes plataformas, son modelos de negocio muy distintos”.
Aunque Schwartz-Dreyfus se animara a lanzar en cuatro países a la vez, asegura que en sus planes inmediatos no está crecer muy rápido. Como fundador, pretende consolidar en Madrid un equipo central de operaciones, generar puestos de trabajo, -“mi aventura social”- y comprobar que todo lo desarrollado hasta ahora funciona y da respuesta a una necesidad real de las marcas. Reconoce que nada de lo que está haciendo en este, su primer proyecto emprendedor, le está resultando fácil, menos aún trabajando solo. Pero dice estar muy motivado, hasta el punto de que a la pregunta de qué haría si esto no funcionase responde: “pues supongo que lo dejaría, pero es algo que ni me planteo”.