Antes de que se le ocurriese a Esperanza Aguirre, ya se le había ocurrido a George Bush y al sistema de enseñanza público estadounidense. La explicación científica rápida es que la información relativa a los idiomas se almacena en un único punto del cerebro si los aprendemos desde que nacemos, con lo que, después, nos resulta mucho más fácil acceder a él. Por contra, si el aprendizaje es más tarde, la información se almacena y se procesa en un área diferente.
En EEUU funcionan algunas empresas privadas que han entrado en este mercado, como Languagestars.com, que plantean clases privadas a niños menores de tres años. En España, se trata de escuelas de idiomas que sí se dirigen a niños desde edades tempranas, pero sus programas arrancan a partir de los cuatro años.
Hemos encontrado a una escuela de idiomas de Mallorca que está dando los primeros pasos en este mercado, Ocidiomes, y le hemos preguntado si es negocio. “Es un proyecto apasionante. Es imprescindible empezar desde edades tempranas. Los niños aprenden de una manera lúdica con juegos, canciones y pintando”, explica Marta Torrens, su fundadora.