La Unión Europea ha aprobado la comercialización de gusanos de harina, convirtiendo a esta especie en el primer insecto comestible aprobado por Bruselas. En este contexto, montar un negocio dedicado a este sector puede ser una gran oportunidad, teniendo en cuenta la ausencia de competidores en el mercado.
La incorporación de los gusanos de harina a la industria alimentaria tiene que ver con la búsqueda de fuentes de proteína alternativas, que ya lleva tiempo desarrollándose como tendencia mundial, gracias al propio cultivo de insectos o la fabricación de carnes vegetales, menos contaminantes y, en algunos casos, más saludables que las carnes tradicionales de ternera o cerdo.
La oportunidad de negocio que se abre con los gusanos de harina puede desarrollarse bajo una gran variedad de fórmulas: desde una marca de aperitivos, donde los insectos se sirven enteros, hasta montando una compañía que sea proveedora de otros fabricantes que utilicen a estos gusanos como ingredientes en sus propios productos, como galletas, pastas o suplementos de proteína.
Además de la interesante fuente de alimento que aportan los gusanos de harina, existen otras ventajas que muestran la interesante oportunidad de negocio que se abre con la aprobación de la UE. La alta eficiencia de la conversión alimenticia de los alimentos, la reducción de gases de efecto invernadero o la bioconversión son algunas de ellas.
Los gusanos de harina se suman a otras vías de negocio con insectos
La apertura del consumo de gusanos de harina para los humanos supone un paso más en el desarrollo de la industria de las granjas de insectos, que hasta ahora veían limitadas sus posibilidades a otros mercados.
En esta línea, las granjas de insectos para la alimentación de animales son otro ejemplo de cómo el sector de la alimentación está buscando nuevas formas de producir, más respetuosas con el medioambiente y la sostenibilidad, sin perder rentabilidad.
Al igual que en el negocio de los gusanos de harina, permite reducir a 45 metros cuadrados la superficie necesaria para producir 10 kilogramos de proteína, lo que permite al emprendedor reducir de forma considerable su inversión inicial. Basta con la extensión de un pequeño jardín para poder montar un negocio muy rentable en un sector sin apenas competidores.
Además, los gusanos de harina también pueden ser una buena opción para los emprendedores que ya trabajen en el medio rural y deseen diversificar el negocio ante las nuevas formas de consumo y el momento que vive la agricultura. Según explicaba recientemente un experto a El Economista, “con una inversión de unos 200.000 euros, cualquier emprendedor puede montar un negocio que genere dos empleos en el medio rural y que, debido a la demanda existente, deje unos beneficios de entre 80.000 y 120.000 euros al año”.