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El proyecto malagueño para llevar la dieta mediterránea a la luna

Green Moon Project es un proyecto de base científico-tecnológico nacido en Málaga que trabaja para la construcción de invernaderos en la superficie lunar y que llevará la dieta mediterránea al ...

05/08/2023  Ana DelgadoIdeas de negocio

Green Moon Project es una iniciativa dentro de la agricultura espacial con miras a procurar los nutrientes y la alimentación necesaria en las futuras misiones tripuladas a distintas estaciones espaciales bien comerciales o institucionales, así como a los futuros asentamientos humanos que se proyectan para la Luna o Marte.

El proyecto, impulsado y dirigido por el joven ingeniero malagueño José María Ortega, combina tres pilares fundamentales. El primero es la ingeniería espacial; otro la geología planetaria y el tercero es la biología vegetal. Cada pata del proyecto cuenta con un coordinador y con la participación de distintas corporaciones especializadas.

La idea surge de la competición Lab2Moon auspiciada por Team Indus a la que concurrió José María Ortega con un prototipo para trasladar semillas a la luna y estudiar la germinación de las mismas en la atmósfera lunar. Del total de las 3.400 propuestas originales recibidas para concursar, el proyecto de José María Ortega fue seleccionado entre los 15 finalistas.

A su regreso a España optaron por aprovechar el prototipo y evolucionar y madurar la idea original. De aquí surge Green Moon Project del que forma parte un equipo multidisciplinar y distintas empresas aunando conocimiento científico especializado.

El proyecto malagueño para llevar la dieta mediterránea a la luna

El rábano, lo que mejor germina

Eva Sánchez Rodríguez, directora gerente de Innoplant, una de las entidades colaboradoras, es también la coordinadora biológica del proyecto de base científica. Aunque la iniciativa surge en Málaga, esta parte se desarrolla en Granada.

Ella es quien explica las líneas generales de un proyecto cuya finalidad es construir invernaderos en la superficie lunar, primero, y en la marciana, después, que procure el alimento y los nutrientes necesarios para futuros asentamientos humanos en el espacio. 

La parte de ingeniería se ha encargado de desarrollar una cápsula, un espacio tubular que hace las veces de invernadero. La parte de geología ha sido las responsable de investigar el terreno propicio para plantar las semillas y su germinación. Aquí se han valido de un regolito lunar que trajo a la tierra la misión espacial del Apolo 14. Gracias a esta muestra, el equipo encontró en el suelo volcánico de la isla canaria de Lanzarote el terreno más parecido al regolito para cultivar hortalizas de crecimiento rápido.

Ya en el laboratorio de Innoplant, en Granada, se dedican a hacer los ensayos biológicos destinados a comprobar la semillas que mejor cultivan en ese terreno. Han hecho pruebas con lechuga, espinacas pimientos pequeñs, zanahoria, distintas variedades de tomate o rábanos, estos últimos, quien sabe si para disgusto de los astronautas, son los que mejor germinan. 

“Todos ellos son productos hortofrutícolas de pequeño tamaño y ciclo de crecimiento rápido”, aclara Eva Sánchez, quien anuncia haber iniciado también pruebas con cereales, como el maíz o el trigo. La intención, además de poder alimentar a los astronautas con los huertos de invernadero lunar, es luego aprovechar el oxígeno generado por las plantas para purificar el aire del alojamiento espacial.

Los desafíos principales a los que se enfrenta el equipo de biología es vencer las hostiles condiciones atmosféricas de la luna, sobre todo lo relativo a las radiaciones y la temperatura que, en la luna, varía de los menos cien grados durante la noche y los mas cien durante el día. El problema de la gravedad, seis veces menor que en la tierra, incide, pero no es determinante para el avance del proyecto.

En la pata biotecnológica colabora también la empresa granadina Herogra Group donde buscan qué bacteria podría ser capaz de fertilizar el sustrato mediante capacidades bioestimulantes, para hacerlo de la manera más orgánica posible.  

Un proyecto caro

Por el momento, se habrán destinado al desarrollo de Green Moon Project alrededor de 250.000 euros. Aunque han contado con apoyos como el de la agencia IDEA o la Junta de Andalucía, el dinero disponible para su avance es insuficiente para un proyecto que requiere capital intensivo.

De aquí que el equipo tenga muchas esperanzas en conseguir una ayuda superior a 2.5 millones de euros de un concurso de SpaceTech organizado por la Unión Europea al que han presentado sus candidatura. Asimismo, están abiertos a la aportación económica privada.

El equipo se mantiene también en contacto con un grupo de científicos chinos, los primeros en mandar una semilla a la luna, quienes les explicaron la prueba que ellos llevaron a cabo. La iniciativa culminó con la firma de un acuerdo de colaboración con el Centro Chino de Exploración Espacial. También han intercambiado conocimiento con empresa australiana, con un proyecto similar.

En sus planes está también empezar a publicar resultados de sus ensayos en papers y otras publicaciones científicas para que Green Moon Project tenga su lugar en futuras misiones espaciales como especialista en agricultura espacial.

Para visualizarlo mejor

Otro acuerdo de colaboración es el suscrito entre Green  Moon Project y la startup malagueña Freepik, una tecnológica especializada en la producción y distribución de contenidos gráficos y audiovisuales con el banco de imágenes más utilizado en el mundo.

Freepik ha ayudado a Green Moon Project a describir con imágenes su proyecto para poder explicar sus objetivos, misión y retos. Tal y como afirma Joaquín Cuenca, CEO de Freepik la misión de Freepik es ayudar a las personas a expresar el poder de sus ideas, como hemos hecho en esta colaboración sin ánimo de lucro, en la que queremos apoyar una iniciativa tecnológica muy interesante que sale desde Málaga. Así, hemos llevado a imágenes este increíble proyecto para ayudarles a transmitir sus ideas y hacer realidad el gran sueño de cultivar fuera del planeta Tierra”.

Green Moon Project llegará a buen puerto, o no, pero de lo que no les cabe duda a sus promotores es de que en el plazo de una década los invernaderos lunares serán una realidad, así que se lo consigue la ciencia y la tecnología made in Spain, mejor que mejor.