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Grasshopper Air Mobility: el salto del dron que redefine la logística

En Grasshopper Air Mobility desarrollan drones ‘saltamontes’ capaces de volar y moverse por tierra para optimizar cada entrega.

08/08/2025  Ana DelgadoIdeas de negocio
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Grasshopper se traduce al español como saltamontes y este fue el nombre que eligió Grasshopper Air Mobility para transmitir de forma clara el dron que están desarrollando.

“Nuestro vehículo se desplaza primero por tierra, luego ‘salta’ al aire para volar una larga distancia y, finalmente, vuelve a moverse por tierra hasta el destino final. Este patrón de movimiento se asemeja al de un saltamontes, que camina, salta y vuelve a caminar”, explica Jakob Saalfrank, cofundador y CEO de la compañía.

Se trata de drones autónomos de carga pesada que combinan vuelo y conducción terrestre con el propósito final de transformar la logística industrial y de cadena de frío. Operan en el sector de la movilidad aérea avanzada (AAM) y la logística 4.0, conectando centros logísticos, fábricas, hospitales y almacenes mediante una solución aérea totalmente eléctrica, automatizada y trazable.

Además de volar y conducir por tierra, sus drones interactúan directamente con la automatización intralogística. Consiguen así operaciones de extremo a extremo sin intervención humana gracias a un sistema de carga automatizado basado en contenedores intercambiables con baterías integradas.

“Esto permite integrar la logística aérea dentro de los flujos industriales existentes, eliminando la necesidad de helipuertos propios y facilitando la trazabilidad total del envío desde el interior de origen hasta el destino final”, afirman. 

Un equipo nacido en LinkedIn

Por disruptiva que ya de por sí parezca la idea, su origen responde una propuesta todavía más ambiciosa y original que se planteó Jakob Saalfrank mientras trabajaba en una zona rural con una conectividad muy deficiente, sin apenas transporte público, infraestructuras limitadas y una alta dependencia del transporte terrestre. Fue entonces cuando este ingeniero alemán con experiencia en logística y automatización industrial se planteó la posibilidad de crear un vehículo volador accesible.

Bajo esta premisa decidió buscar socios expertos que se aliasen al desarrollo del proyecto. Lo hizo a través de LinkedIn, plataforma en la que llegó a entrevistar a más de 50 personas en el plazo de cinco semanas.

Así es como consiguió la suma de Brian Ross, un ingeniero aeroespacial estadounidense que trabajó durante 20 años en Boeing liderando la certificación del Boeing 737 Business Jet Max, y Miguel Haza, un ingeniero aeroespacial español con trayectoria en vehículos aéreos y terrestres en el ámbito de defensa. Los tres constituyen el núcleo duro de lo que hoy es el equipo Grasshopper Air Mobility que cuenta con once colaboradores remunerados mediante phantom shares (incentivos relacionados con los resultados).

Un pivotaje necesario

Durante el proceso se selección se detectó también otro grave problema de mercado que Saalfrank no había contemplado. Al estudiar la viabilidad técnica y regulatoria, el equipo se encontró con el hecho de que certificar un vehículo aéreo para pasajeros puede requerir inversiones superiores a 2.500 millones de euros mientras que certificar la misma tecnología en el sector logístico rebaja la inversión a entre 50 y 20 millones de euros.

Deciden entonces pivotar hacia la logística de carga donde también existía una oportunidad de negocio real y alineada con la experiencia profesional de Saalfrank. A partir de este momento, comienza el desarrollo del dron con capacidad de volar y conducir, totalmente autónomo pensado para integrarse directamente en almacenes y entornos industriales. 

Con la perspectiva cambiada, constituyen la empresa en 2023 e inician conversaciones con diversas empresas del sector para cotejar la utilidad real de la solución consiguiendo de esta forma distintas cartas de intención (LOIs) por parte de clientes para adquirir las primeras unidades del sistema para un total de 15 unidades valorados en €22.5M.

Se añaden a las ‘cartas’ la suscripción de acuerdos estratégicos (MoUs) con empresas líderes del sector, como Jetpak (logística exprés en Suecia), Dronpharma (logística farmacéutica en España) y Pirineos Drone (operaciones en zonas rurales e industriales).

Aún así, el mayor reto de la compañía sigue siendo la financiación. “El desarrollo de esta tecnología requiere millones de euros y perfiles inversores muy especializados. En Europa, muchos inversores son cautelosos, por lo que se necesita encontrar fondos visionarios o corporativos con capacidad y voluntad de apostar por tecnologías disruptivas. Actualmente se ha iniciado una ronda con un grupo de business angels, y aunque los recursos siguen siendo limitados, la empresa está logrando señales muy positivas tanto del mercado como del ecosistema inversor”, asegura Saalfrank.

profesional volando un dron

El modelo de negocio

Aunque Grasshopper Air Mobility no factura aún y se ha marcado el actual mes de julio para construir una pequeña prueba de concepto, el modelo de negocio planteado se basa inicialmente en un B2B (business-to-business) ofreciendo la venta directa de drones de carga autónomos como producto industrial de alto valor añadido a operadores logísticos, farmacéuticos, industriales o gubernamentales, complementado por acuerdos de colaboración tecnológica, servicios de integración y mantenimiento. 

A medio plazo, contemplan un modelo de ‘logística como servicio’, donde los drones y estaciones sean operados directamente por ellos o sus socios en función de rutas definidas, pagando los clientes por uso o por misión completada. La solución integra hardware (drones, contenedores, estaciones) y software (gestión de carga, integración con sistemas WMS/FMS), generando ingresos recurrentes a través de licencias y soporte técnico.

La inversión realizada hasta el momento es 20.000 euros procedentes de recursos propios y de otros 20.000 euros de business angels. Han ganado, además, la primera instancia del CDTITorres Quevedo 2025 para el desarrollo de su plataforma de movilidad autónoma de conducción y vuelo autónomo integrado y han formado parte de distintos programas de aceleración, entre ellos el de la Incubadora Logística 4.0 de INCYDE.

De aquí a 2030

Grasshopper Air Mobility aspira a convertirse en un actor clave en el sector de la movilidad aérea avanzada aplicada a la logística. En esta línea, hasta 2030 en el horizonte, confían en haber completado el proceso de desarrollo y certificación de su aeronave en Europa y, al menos, en uno o dos mercados internacionales (como Emiratos Árabes Unidos, Australia o Canadá). 

“Estaremos también colaborando con grandes operadores logísticos e infraestructuras industriales para escalar el despliegue de nuestras estaciones de carga y contenedores automatizados y estaremos, además, consolidando un ecosistema digital que permita la trazabilidad completa de los envíos desde el origen hasta el destino, integrando nuestros sistemas con plataformas de gestión logística (WMS/FMS)”, afirma en CEO.

En su hoja de ruta figura también el desarrollo de drones de carga mas pesada para diversificar productos en el mercado con distintos casos de uso. “Pensamos en grande, y no dejaremos de hacerlo. Esa convicción nos empuja cada semana a abrir nuevas puertas y acercarnos un poco más a ese futuro que queremos construir”, concluye el CEO.

Ana DelgadoLarga trayectoria en el oficio del periodismo. Sé poco de mucho y mucho de nada
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