“La idea la tuve después del atentado del 11 de septiembre, cuando la seguridad en los aeropuertos se empezó a convertir en un problema”, recuerda Gideon Kasfiner. Y, además, era el momento ideal porque las compañías aéreas (sobre todo, las de bajo coste) comenzaron a incrementar el precio del equipaje para hacer frente a las pérdidas del sector.
Kasfiner trabaja con FedEX, que le transporta las maletas por Europa, EE UU, Caribe, Australia y Nueva Zelanda. Mandar una maleta de 30 kilos desde Madrid a Londres cuesta unos 100 euros y a EE UU, 322. Tiene descuentos cuando se envían más de tres maletas. Para garantizar la máxima fiabilidad del servicio, en el momento de la recogida se entrega al cliente un número de tracking que puede usar para realizar su seguimiento y, si la maleta llega después de la fecha pactada, la empresa se compromete a reembolsarle el dinero.
Despegue meteórico
“Fundé la empresa en 2004, con 444.000 euros de inversión, y, a día de hoy, nuestros ingresos anuales superan los 2,2 millones”. Para asegurarse de que la idea podía funcionar, Kasfiner realizó un estudio de mercado para tratar de delimitar sus potenciales clientes (compañías hoteleras, resort, agencias de viajes…) “y la demografía actual de nuestros usuarios, que es amplísima: desde la mamá que viaja sola, hasta las personas mayores de 55 años o los que viajan con material deportivo”, añade. Para este emprendedor, aparecer en diferentes medios de comunicación explicando los beneficios que ofrece su compañía, ha sido la mejor forma de darse a conocer.
