Desde el primer momento, tenían una cosa clara: “Queríamos invertir en mercados de largo recorrido como el asiático, y otros, a corto plazo, que nos ayudaran a arrancar la actividad, como el mercado europeo. Nuestra actividad es, en un 85%, exportación; el 10%, al mercado nacional, y el 5% restante, dedicado a la organización de eventos, servicio premium, en el que llenamos las bodegas privadas de particulares y la consultoría relacionada con el mundo del vino”, explica Albert Díez, fundador de Export Moonwine junto a Pere Flores y José Luis Pérez.
Cuentan con acción comercial en 25 países, de los que están consolidados ya en seis mercados como China, Rusia, Noruega, Suiza, Dinamarca y Holanda y tienen como objetivo consolidarse este año en otros cinco mercados más: Cuba, México, Alemania, Bélgica y Polonia.
Selección de calidad
Hasta ahora, representan a siete bodegas en exclusiva, “y su selección es lo que nos hace diferentes. Los requisitos básicos son que sean jóvenes y/o reconocidos enólogos, con proyectos propios que estén empezando y que trabajen viñedos, uva, vinos de gran calidad. En su mayoría, son vinos orgánicos y/o biodinámicos, que junto con el resto de características los hacen ser atractivos para el mercado”, subrayan. Otra de las ventajas de Export Moonwine es que están orientados al 100% al cliente: “Nuestros esfuerzos se centran en satisfacer sus necesidades. Si no podemos ayudarles con nuestros vinos, les asesoramos sobre dónde podrían encontrar el que necesitan”.
La inversión inicial fue de unos 17.000 euros, destinada principalmente al desarrollo de la web y a viajes comerciales. Han contado con un préstamo ICO de 30.000 euros. Su objetivo es cerrar este año con una facturación cercana a los 600.000 euros.
