Estos emprendedores podrían haberse conformado con un único mercado y haberse limitado a un argumento comercial de peso: de media, los equipos de fútbol de Primera División pierden nada menos que 7,3 millones de euros al año en bajas laborales, así que todo lo que sea reducir la incidencia de esas lesiones es dinero que no se malgasta.
Afortunadamente, no se han quedado sólo con este mercado. Han diseñado una herramienta informática que a partir de imágenes termográficas permite prevenir lesiones, y no sólo la están aplicando al mundo del deporte (a cualquier deporte, no sólo al fútbol, y no sólo al deporte profesional), sino también al mundo de la empresa (en el campo de riesgos laborales para analizar la vinculación de las bajas al tipo de desempeño), con discapacitados (que en muchos casos no pueden explicar qué ni dónde les duele) y con mujeres embarazadas. Además, están investigando aplicaciones en la prevención del cáncer de mama.
Y todo ello aplicando cámaras de termografía, una tecnología de vieja guardia, explotada en Defensa, Construcción y Arquitectura, y a la que, hasta ahora, nadie se le había ocurrido resucitar para dar un nuevo uso. Y tiene sentido porque la termografía es inocua. “Es una tecnología que ya existe y a la que nosotros hemos desarrollado una aplicación innovadora para hacer algo nuevo”, explica Ismael Fernández, uno de los fundadores de esta empresa.
“Se trata de una herramienta que ofrece información que ayuda a prevenir lesiones. Puede detectar desequilibrios, pero, por sí sola no los previene. Únicamente se evitan cuando actúa de forma conjunta el equipo médico teniendo en cuenta la información que facilita el sistema”, matiza.
Además de la herramienta, esta empresa forma a profesionales del sector de la actividad física, el deporte y la salud, así como a un equipo de médicos y fisioterapeutas para combinar detección con prevención y ofrecer un servicio redondo, además de un producto.
¿Cómo surge?
Ismael Fernández, cofundador.
“En el máster de investigación del INEF nos pidieron que ideáramos un invento, algo que la tecnología no nos aportase a día de hoy. Uno de los socios, que se movía en el mundo del fútbol, quería algo que le permitiese saber a ciencia cierta si un jugador estaba lesionado un lunes cuando llegaba a primera hora a un entrenamiento… Y otro socio se acordó de la termografía”.