El kit. “María José [Marín] y yo [Alberto Bravo] nos conocimos trabajando juntos como consultores senior en PricewaterhouseCoopers. Ella había estado viviendo un tiempo en Nueva York. Había visto que allí existían tiendas con una oferta enorme de lana: grosores, colores, procedencias, y muchas de ellas vendían kits que incluían todo lo necesario para tejer… Cuando volvió siguió mascando la idea y decidió contármelo. Lo presentó a un premio de Emprendedores en ICADE y ganó. Eso nos ayudó a validar la idea de negocio, además de un impulso económico. Arrancamos en julio de 2011, después de 10 meses dándole forma, buscando proveedores y echando cuentas”.
Muestra del punto. “Habíamos leído que uno de los errores habituales que cometen todos los emprendedores cuando empiezan es que esperan a que todo esté perfecto para lanzar el producto. En cuanto el producto estuvo listo como para salir al mercado, lo lanzamos. Y luego, ya sobre la marcha, hemos hecho variaciones del producto. El principal cambio ha sido que ofrecemos patrones cada vez más complicados junto a otros asequibles para cualquiera”.
Montar los puntos. “Empezamos buscando proveedores aquí. Existen cuatro grandes empresas, los pequeños productores han desaparecido. Esas cuatro empresas nos exigían unas cantidades y unas condiciones que no podíamos asumir. Nos fuimos a Suramérica”.
Cerrar los puntos. “Después de un año en España, lanzamos en Gran Bretaña y Alemania y ahora queremos abordar Noruega y Suecia. En marzo y abril, pocas bufandas se usan en España…”.
PARA QUE NO TE COPIEN
Alberto Bravo, Weareknitters.
“Mucha gente, al principio, nos preguntaba: ¿Qué va a tener vuestro producto para que os compren un primer kit y luego se vayan a adquirir más material a un chino? Ahí está nuestro elemento diferencial: vendemos lana 100% importada de Suramérica. No es un producto barato, pero no es un producto de lujo. Mucha gente nos decía qque bajáramos los precios. Para ello tienes que utilizar una lana de peor calidad y con eso ya no tienes el valor añadido”.