Y es que estiman que un 25% de la población española tiene un tatuaje, y la cifra aumenta con los años. Pero como todas las modas, para el que se lo toma como tal, la tinta en la piel también puede ser pasajera. La oferta de Tattoo Cleaners es simple y sobre todo competitiva: una tarifa plana de 59 euros para los tatuados arrepentidos. “No existe especialización en la oferta que presenta el mercado en la actualidad y los precios que existen son muy elevados”, explica Catalina Pelay, fundadora de la empresa.
Junto con Marcos Ferreiro, ambos con experiencia previa en el sector de la salud y la estética, decidieron invertir 40.000 euros juntando ahorros y un crédito y abrieron el primer negocio en Barcelona. “Vimos una demanda que no estaba muy cubierta por la oferta actual. Nosotros mismos teníamos tatuajes que queríamos eliminar y vimos en primera persona que no era fácil encontrar soluciones en el mercado”, afirma Pelay.
Partieron con la idea de convertir Tattoo Cleaner en una franquicia si tenían éxito. En los primeros tres meses han conseguido una facturación de 23.000 euros y ya se encuentran en negociaciones para próximas aperturas. Concretamente 20 posibles locales en diferentes puntos del país durante este año.