Innovar en un sector tradicional como es el de la restauración y en un área que no es el nucleo de ese negocio es, cuanto menos, arriesgado, porque la innovación puede quedarse en tierra de nadie. La apuesta de Carlos Ruiz, Sergio Prieto y Víctor Manuel Morán ha sido en esa línea, y a ellos les ha respondido muy bien el mercado. Los tres abrieron a principios de este año en Madrid el primer restaurante interactivo de España, donde los clientes pueden personalizar su mesa y obtener imágenes, descripciones, precios y otros aspectos reseñables de los platos de forma virtual en su propia mesa. Y todo esto sin olvidar lo importante de un restaurante: la cocina, que lógicamente también han cuidado.
Los fundadores son dos ingenieros informáticos y un arquitecto y su relación con el mundo gastronómico es como usuario. “La idea surgió en una cena de amigos, donde tuvimos problemas para entender la carta. Empezamos a dar forma a la idea de ser capaces de, además de ofrecer información a los comensales, darles la posibilidad de que decoraran el entorno y se pudiera crear un espacio sugerente para los clientes”, recuerda Ruiz.
Cuando se plantearon hacer algo así, lo primero que hicieron fue ver qué aportaba la tecnología actual. “Vimos que ya existía Surface de Microsoft, televisiones táctiles, etc. Esas tecnologías están muy bien, pero nosotros queríamos mantener la tradicional mesa de restaurante, porque es un símbolo, y no queríamos que los clientes comieran sobre una pantalla o un cristal, porque se rayaría, se mancharía o se rompería, sino sobre una mesa de madera”. Y la solución a ese problema la encontraron en otro elemento tradicional como es la luz. “Nuestra tecnología es luz de color proyectada desde arriba. Eso nos permite que el cliente tenga su mesa, sus servilletas, sus cubiertos, etc., que se sientan a gusto en un restaurante tal y como se conoce tradicionalmente un establecimiento de este tipo, pero con una luz que le ofrece todas esas posibilidades tecnológicas y que genera todo el entorno sugerente que proyecta”.
Al principio, se plantearon la posibilidad de alquilar o vender la tecnología a restaurantes ya montados, “pero teníamos claro que lo queríamos hacer nosotros y ser los primeros. Algún que otro restaurante nos ha preguntado por esa posibilidad, pero en eso somos muy tajantes. Queremos llevar nosotros el negocio y esta tecnología. Las expectactivas de crecimiento son muy interesantes, porque los restaurantes son todos muy parecidos y nosotros aportamos una diferenciación muy grande”, aclara Ruiz, que prevé cerrar el primer año con algo más de 300.000 euros de facturación.
Los creadores de esta idea se han tenido que enfrentar a dos problemas. Uno, el financiero, que han resuelto con la ayuda de Avalmadrid y Enisa. Y otro, el desconocimiento del sector, “que hemos resuelto rodeándonos de grandes expertos en cocina y sala”. El crecimiento de la empresa lo han estructurado de forma ordenada. En mente, tienen montar un segundo restaurante en Madrid y, a partir del tercero, expandirse por otras ciudades. “Nuestra estrategia está en generar recursos a través de restaurantes nuestros que nos permita crear una red con una marca muy importante”.
En cuanto a desarrollos futuros, “nuestro sistema es muy versátil y nos permite crear nuevas aplicaciones, por ejemplo, ofrecer una guía con sugerencias de ocio en locales de la zona donde está el restaurante, o la posibilidad de que los padres de niños que están en una guardería cercana al restaurnate puedan controlar a través de una webcam en todo momento a sus hijos mientras comen. También estamos pensando en 3D y en varias cosas, manteniendo que el core business es vender comida, es decir, que somos un restaurante”.