Crearon Decowood gracias a un fracaso y, sin esperarlo, en él vieron una oportunidad. Josep Talavera, uno de los fundadores, había iniciado un negocio de venta de packs para hacer gintonic. No vendió ni uno y se encontró con un excedente de 250 cajas de madera. Entonces decidió ponerlas en una web de ventas online. Las vendió inmediatamente y tuvo la habilidad de ver una nueva idea de negocio. “Me asocié con Fernando Jiménez, que trabajaba para una de las empresas a las que vendí cajas y que tuvo claro que debíamos crear una marca”. Así nació Decowood.
De la caja al cabecero
Las cajas se vendían muy bien como elemento decorativo para un público joven. Hoy las siguen comercializando a 11 euros. Pero ya no es su producto estrella, lo es el cabecero. “Buscamos carpinteros que trabajaban muy bien pero tenían problemas de gestión de su negocio y los incorporamos a nuestro equipo -explica Jiménez-. Conseguimos grandes expertos en su oficio”.
En la actualidad, ya no están solos en sus talleres, otros jóvenes se han incorporado al estandarizar la producción. En sus inicios diseñaban ellos, hoy tienen un equipo. “El mundo del cabecero fue un salto importante, ya que entramos en un nicho de mercado a un precio muy competitivo. Los clientes empezaron a pedirnos mesas y otros muebles”, dice Talavera. Tienen 80 modelos de cabeceros y 1.000 referencias por colores y medidas.
Trabajar sin stock.Una de sus claves es fabricar bajo demanda: “Partimos de elementos prefabricados y cortados con los que podemos hacer muchas referencias (tienen 5.000). El 95% de nuestros productos los hacemos al momento y entregamos entre 24 horas y siete días”.
Cada día les entran unos 150 pedidos, con un tique medio de 120 euros. Sus maderas, de pino y abeto, provienen de Galicia y Cataluña. “Nuestros muebles son de madera maciza, nada de melaminas. Nuestra política es la de trabajar sólo con madera de bosques sostenibles”, añade Talavera.
Testar el producto. Al trabajar únicamente por Internet, les resulta muy fácil testar el producto. “Diseñamos modelos de prueba y, según cómo se comporten, los mantenemos en catálogo o no”, explica.
También es importante la disposición de los productos en la web. “Optimizamos los espacios colocando los más vendidos con otros complementarios para obtener ventas cruzadas”. “Como no tenemos intermediarios, podemos ajustar mucho los precios”, completa. Y realizan asesoramiento gratuito de diseño. Han captado también clientes entre empresas. “A Desigual le hacemos los techos y a Muy Mucho, mobiliario -comenta Talavera-. Acabamos de enviar dos tiendas enteras a Dubái”.
Publicidad y venta en internet
Toda su estrategia pasa por la Red. También la publicidad. Aseguran invertir mucho y estar bien posicionados, aunque la joya que miman es su comunidad de 150.000 instagramers. “Comparten nuestros valores de marca. Es fundamental fidelizarlos para lo que les aportamos ideas con las que se pueden identificar -señala Jiménez-. Tienes dos formas de conseguir clientes: pagar a Google para que te haga publicidad o conseguir una comunidad que te siga y te genere tráfico cuando publicas un producto” (el 20% del tráfico web viene de las redes). También buscan influencers a los que ceder producto. “Los microinfluencers nos funcionan muy bien”.
Impulso por el coronavirus. Al contrario que a otros, con el coronavirus han incrementado las ventas. “La gente que no acostumbraba a comprar por Internet lo ha hecho (600% más de visitas). Se ha avanzado la venta online unos cinco años.
Hacemos una decoración muy fresca para muy jóvenes, pero nos está comprando un público más adulto y, en este sentido, trabajamos más colecciones”. El resultado es que han incrementado sus ventas un 400%. Cabeceros (uno cada hora en mayo) y mesas de comedor han sido los más vendidos. Exportan a seis países y estudian instalar un centro logístico en Francia. “Enviaremos un stock de nuestros 50 best sellers y el resto lo enviaremos desde aquí”, concluyen.
Decowood en cifras
La suya es una historia de éxito fulgurante. En apenas seis años han pasado de vender cero a facturar cinco millones. Empezaron con un almacén de 400 metros y ahora son 1.400 donde fabrican sus muebles frescos y originales para un público joven.
5.000 referencias en su catálogo, de las que los cabeceros son el producto estrella.
150.000 seguidores en Instagram.
46 trabajadores de los que la mitad están en atención al cliente.
11 euros valen sus emblemáticas cajas.
5 millones de facturaron en 2020 y esperan doblar en 2021.