Aprender, jugando. Ésa es la clave del negocio que, en junio de 2006, pusieron en marcha Claudia Monsalvo y Manuela Álvarez. Las dos socias se conocieron en California (Estados Unidos), donde trabajaban como profesoras de idiomas.
Al volver a España, donde siguieron impartiendo clases en colegios distintos y a alumnos particulares, pensaron en unir sus experiencias como profesoras de inglés y combinarlas “con nuestro interés por una enseñanza más creativa y motivante”, recuerda Monsalvo.
Asesoramiento
Con una inversión inicial de algo más de 6.000 euros y con la ayuda de un curso de creación empresarial de la Cámara de Comercio de Madrid, pusieron en marcha la sociedad Craft and Class, una academia-taller de inglés dedicada exclusivamente a niños, de 3 a 12 años, “y con un toque innovador”, subraya Monsalvo, ya que se aparta de los métodos tradicionales de enseñanza de una segunda lengua. Con esa característica, llegaron a definir su idea de la enseñanza de inglés creativo, utilizando para ello manualidades y experiencias de aprendizaje, “en las que potenciamos en los alumnos el desarrollo de habilidades comunicativas, motoras, de atención, destreza, y coordinación, entre otras”, explica.
Con una previsión de facturación para su primer año de actividad superior a los 42.000 euros, las dos socias tuvieron como principal problema inicial la búsqueda de un local que se adecuara a las condiciones que ellas buscaban. “Tras meses de búsqueda nos instalamos en la calle Juan de Austria, de Madrid. Nuestros planes de expansión prevén la posibilidad de abrir un taller-escuela en Bogotá (Colombia) y en San José (California) a través de franquicias”, señala.
Fidelizar a los niños
En cuanto a las técnicas para captar futuros clientes, “sobre todo nos funciona muy bien el boca-oído entre niños y padres. Hemos conseguido fidelizar a los alumnos y qué mejor publicidad que la que nos puedan hacer ellos. También hemos enfocado nuestra publicidad en Internet a webs orientadas a niños y padres”.