Como no se ponían de acuerdo con el nombre, sometieron la decisión a una consulta entre amigos, familiares y otros emprendedores de la resultó ganadora Apeteat, marca de la empresa The Touchment Company S.L. fundada en mayo del 2015. Un año más tarde, lanzarían la web y el servicio, consistente en un e-commerce de comida mediterránea orientado exclusivamente al público de empresa.
“Damos respuesta a una necesidad básica como el almuerzo, en un entorno desfavorable, como es el de la oficina aportando valor y experiencias a nuestros clientes”, dicen. Con ello pretenden convertirse en una alternativa saludable a las máquinas de vending a las que acuden muchas veces los trabajadores por falta de tiempo. En la carta rotan más de 50 platos de comida mediterránea que reparten a diario en oficinas sin costes de envío, en horario de 12.00 a 14.00 h. Tampoco obligan a un pedido mínimo y, exceptuando efectivo, aceptan todas las formas de pago, incluido tickets restaurante. Otra opción se dirige a las empresas que quieran contratarles el servicio de menús diarios.
Se proclaman también como empresa socialmente comprometida que utiliza, mayoritariamente, envases cubiertos y servilletas biodegradables y compostables. Asimismo, donan a asociaciones benéficas el excedente de comida y tratan “de emplear a personas con discapacidades psíquicas colaborando con distintas fundaciones”.
ApetEat surge de la mano de los cofundadores Pablo Samaranch y Eduardo Liviano, amigos desde la infancia. La idea llegó a raíz de que Pablo Samaranch trabajase durante un tiempo en otro negocio familiar, Félix Oficina, también de reparto de comida para empresas emplazado en Barcelona. Tuvo así ocasión de comprobar que el modelo funcionaba bien y decidió replicarlo en Madrid. Antes tuvo que convencer a Eduardo para que regresara de Perú, donde trabajaba entonces. “Lo más complicado quizás sea dejar tu carrera profesional, ya encaminada, y lanzarte a emprender un nuevo proyecto, con lo que eso conlleva”, declara Pablo Samaranch.
La otra barrera importante que tuvieron que sortear fue la de la financiación. Una vez agotados los 50.000€ procedentes de recursos propios y otros 80.000 recaudados entre amigos y familiares, recurrieron a un Enisa que les concedió un préstamo participativo de 60.000€ ayuda que, en ese momento, les resultó crucial. La última inyección económica, 200.000€, procede de un grupo de business angels.
Problemas propios de un e-commerce
“Al hablar de una e-commerce son obvios otros problemas a los que nos hemos tenido que enfrentar como, por ejemplo, el retraso en el lanzamiento de la web en dos ocasiones perdiendo mucho dinero en alimentos que finalmente donamos a fundaciones. Tuvimos también problemas de logística, en la preparación de los pedidos o los repartos, que empezamos haciendo nosotros en nuestros vehículos. Por último, formar un equipo de personas sólidas, responsables en cada una de sus áreas y que confíen tanto como nosotros en el proyecto”. Ninguna de estas dificultades existe ya gracias a la alianza con socios y proveedores adecuados. “Hoy contamos con un producto del que estamos 100% orgullosos”, afirman.
Los planes son consolidarse en Madrid antes de trasladar el servicio a otras ciudades y, algún día, “como el objetivo de cualquier startup” abordar la internacionalización. De momento no van mal. Afirman gestionar una media de 2.000 pedidos mensuales que confían se traduzca al cierre del ejercicio en una facturación superior a los 350.000€.
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