Anna Apostolo tenía un trabajo en el departamento comercial de una multinacional de moda. Lo que también tenía era la inquietud de tener algo propio y de tomar una nueva trayectoria. En 2010 dejó su trabajo y se empezó a imbolucrar en el mundo del comercio online y a buscar una idea de negocio en este sector.
«Una noche, con mi pareja, sentados en el sofá viendo la tele, cada uno con un ordenador portátil, hablábamos de lo incómodo que es trabajar con el ordenador sobre las piernas. Él recuperó una tabla de madera y empezó a usarla como soporte», cuenta Apostolo. A partir de ahí empezó a darle vueltas a la idea de una mesa portatil con un cojín, para que fuera cómodo y útil a partes iguales. Poco después ya tenía el diseño pensado y el primer prototipo fabricado.
Su idea inicial fue ofrecerselo a un público que usa mucho el ordenador portátil, aunque un tiempo después Anna se dio cuenta por comentarios de sus clientes, de que sus familiares lo usaban para otras actividades. «Desde los niños para dibujar o leer hasta abuelas para coser».
Empezó con el comercio electrónico como único canal de ventas, pero tras unos meses desde su lanzamiento, decidió colaborar también con algunas tiendas de decoración o regalos en las principales ciudades de España.
