En pleno 2011, con el negocio discográfico cayendo en picado, sorprende que un pequeño sello como Subterfuge se mantenga en el sector. ¿Cómo lo ha conseguido? Aunque el negocio principal ha sido siempre la venta de discos y los derechos que éstos generan, ahora los ingresos son “más pequeños y repartidos”, indica Carlos Galán, el director y fundador de Subterfuge. Tal y como explica, “trabajamos con los artistas de modo 360: editamos su música, desarrollamos el merchandising, lo ofrecemos para campañas de cine, publicidad…”. Contra la caída de las ventas de discos, la receta del sello parece estar en el directo: “Hemos dado el paso a hacerlos nosotros. Antes lo cedíamos siempre a un mánager y era una parte importante que perdíamos. Así que hemos reducido el personal que se dedicaba a la promoción y lo hemos ampliado en el management, a la vez que ha nacido Subterfuge Events para dedicarse a esto en concreto”.
La ventaja de internet
La promoción aprovecha ahora las ventajas de las nuevas tecnologías. “Antes, cuando editabas un disco, además de gastarte más dinero en la grabación en sí, metías publicidad en medios escritos. Ahora este trabajo lo centralizamos en Internet, en redes sociales”, cuenta Galán.
Apuestan por hacer lo que mejor saben hacer. En definitiva, aunque el negocio haya tenido que reinventarse, en Subterfuge no han dejado nunca de ser conscientes de sus posibilidades. Después de haber recibido a lo largo de estos años propuestas para vender o fusionar la empresa, o para fichar grupos de un nivel superior, desde el sello explican que eso podría hacerles daño. Incluso, con algunos grupos que crecieron mucho con ellos (como los ya citados Dover, Marlango o Fangoria), “llegó un punto que querían que adoptásemos un papel de multinacional y lo mejor fue apartarnos”, aclara Galán. Y dejarle esos contratos a las grandes, para centrarse ellos en lo que mejor saben hacer: sacar artistas independientes y pequeños.