La misión principal de Claire Global es evitar a los intermediarios entre productor y cliente final en el sector agroalimentario. Para automatizar el proceso la empresa ha desarrollado un conjunto de algoritmos que posibilitan la interconexión entre el vendedor (seller) y el comprador (buyer) para negociar los precios y compras optimizando así los recursos y el tiempo el máximo posible. Una vez que las partes han llegado a un acuerdo, Claire, como marketplace, emite un contrato inteligente (smart contract) en el que toda la transacción queda reflejada y salvaguardada.
Aunque el desarrollo tecnológico haya sido muy complejo, la idea en sí es sencilla, tanto que a Ramón Sánchez-Ocaña, CEO y cofundador de Claire Global, le resulta extraño que no se le hubiese ocurrido antes a alguien. Tanto es así que están ahora patentando la solución en Estados Unidos dado que la ambición es operar a modo de broker global.
Los algoritmos son el resultado de una dilatada experiencia acumulada durante más de 20 años por sus fundadores en el sector de la alimentación, en la exportación de productos cárnicos y pescados. Ello les propició un conocimiento profundo de las dinámicas y debilidades del mercado. “Soñábamos con alguna herramienta, con un robot innovador que fuera capaz de ayudarte buscando un proveedor o cotizándote un flete o, simplemente, avisándote de que un producto estaba caro o barato”, explica Sánchez-Ocaña.
El resultado de esa búsqueda es Claire Global, una herramienta articulada en torno a un marketplace que permite contactar a cualquier comercio de alimentación -grandes y pequeños- con los distintos productores y mayoristas de todo el mundo, conocer a tiempo real las mejores ofertas y hacer directamente la transacción sin salirte de la plataforma. El que paga es el vendedor, un 1% del importe total de lo adquirido, siendo esta la forma de monetizar de la compañía.
Aunque la hoja de ruta se ha visto algo ralentizada a causa de la crisis mundial por el coronavirus, Claire no se ha quedado parada y, con apenas unos meses desde que se produjo el lanzamiento, cuentan ya con más de 400 empresas registradas -entre compradores y vendedores-, todos ellos verificados para garantizar la seguridad, y están presentes en 46 países con una solución traducida a los distintos idiomas.
El objetivo prioritario de Sánchez-Ocaña está en alcanzar al menos los 1.000 usuario al objeto de “echarle más gasolina, o sea, datos” al machine learning y la inteligencia artificial de la que se valen y perfeccionar los procesos predictivos y de automatización. Ya a más largo plazo, la visión de aquí a cinco años, es trabajar en todos los continentes y contar con, al menos, 10.000 empresas operando por Claire.
En su afán por cerrar el círculo, ultiman la integración de otras funcionalidades, como la logística terrestre o naval. Ultiman, también, el desarrollo de una app con reconocimiento de voz para implementar el proceso. Normal así que, hasta ahora, el 90% de más del millón de euros invertidos para montar la empresa hayan sido destinados al capítulo de la tecnología y el I+D. “Hemos sido los primeros a nivel mundial en aplicar la tecnología de IA y Machine Learning para el sector de la alimentación y para el mercado b2b de animales vivos”.
Por otro lado, y aunque la línea principal de su negocio es el B2B, durante el confinamiento también pusieron en marcha una solución B2C para ayudar a vender a los profesionales del canal Horeca y procedentes de otras plataformas de distribución alimentaria, como Mercamadrid.
Con todo este bagaje, Claire Global ha conseguido demostrar ya que cuenta con una tecnología punta, con un producto/servicio que funciona y, más importante aún, que cuenta con clientes de la talla de Jamón Salamanca, Pesquera Diamante, Inasur, Pesquera Océano o Phoenix Polonia, entre muchos otros, dispuestos a pagar por lo que ofrecen. Ahora, solo falta “crecer y hacerlo deprisa”, dice Sánchez-Ochoa, por lo que no descartan ir a alguna ronda de inversión próximamente. Miedo a no conseguir financiación no tiene porque, como él mismo dice, «al fin y al cabo, hablamos de un sector estratégico, que a todos nos gusta comer cada día».