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«Busco proyectos que me hagan saltar de la silla, que sean escalables, con emprendedores muy sólidos»

César Bardají, premio 'Big Ban Angels', por su trayectoria y dedicación completa como 'business angels'

17/01/2020  Javier EscuderoIdeas de negocio
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Tras una carrera profesional de más de 30 años como ejecutivo en compañías multinacionales norteamericanas, suizas y españolas, un buen día César Bardají decidió que había llegado el momento de dedicarle más tiempo a su familia y amigos «y también a profundizar en el ecosistema digital», confiesa este profesional, que el pasado mes de noviembre recibió en el Congreso Nacional de Business Angels, organizado por Big Ban Angels, en Valencia, el premio Big Ban Angels 2019, por su trayectoria y dedicación completa como business angels.

«Siempre había querido tener nuevos desafíos, pero no me apetecía ni creía que era prudente ni adecuado ser emprendedor de una startup digital, porque te restringes a una sola propuesta mientras que siendo business angels participas en diferentes compañías, lo que te permite conocer un espectro más amplio y ver diferentes iniciativas, además de estar en contacto permanente con todo el sistema», sostiene este inversor, que también es miembro del comité directivo de AEBAN.

Poco glamour y mucho trabajo

Dicho y hecho, Bardají decidió ‘hacerse’ business angels. «Empecé en 2012 y seguiré en esto muchos años más. Estoy muy contento. Unos días son muy alegres y otros, no tanto, pero como en todos los trabajos. Hay gente que piensa que la vida de los business angels tiene mucho glamour, pero, desde un punto de vista más pragmático y operativo, es un trabajo más. Hay gente que piensa que te haces business angels para hacerte rico y está muy equivocado. Eso no quiere decir que haya unos pocos que sí, pero eso se aparta de la ley de los grandes números y de la estadística y la estadística dice que la media de las inversiones acaban siendo rentables algunas y eso ya está bien. Invertir es un trabajo, que si te gusta, como a mi, puedes disfrutar muchísimo, ayudando a otros y también aprendiendo mucho».

Desde entonces, Bardají ha invertido en 38 startups de base tecnológica y ha desinvertido en 22 (Wallapop, Habitissimo, Red Points o Mr.Jeff, entre ellas), «unas pocas con buenos resultados –asegura–. Y otras 16 inversiones que aún mantengo en cartera: R&R Music (Akazoo), Augur I, Uolala! (Twilala), FancyBox (BePretty), Top Doctors, KnoxMediaHub, Arcadia Seed, Barkibu, Global Alumni, Wave o Faraday, entre ellas».

Buen nivel de las startups españolas

Emprendedores: Con tu experiencia internacional, ¿cómo ves a las startups españolas?

César Bardají: «Desde el punto de vista de la calidad de las personas, del talento, de la iniciativa, del compromiso, de la flexibilidad… los emprendedores españoles están muy bien situados en la media a nivel global. Hay otros aspectos más operativos, unos a favor y otros en contra, como el acceso a la financiación en etapas semillas o tempranas, que es relativamente fácil en España, pero en etapas siguientes, el acceso es muy complicado. No quiero decir que sea imposible, pero sí complicado».

EMP.: ¿Por qué todas tus inversiones son en empresas de base tecnológica?

C.B.: «Cada inversor debe tener claro cuál es su perfil de inversión y mantenerse fiel al mismo. Y el mío, por mi experiencia profesional es el de proyectos tecnológicos. Es cierto que soy agnóstico en cuanto a industrias y modelos de negocio. Sí que es cierto que se ven cosas que se ponen de moda. Por ejemplo, hace unos años, ecommerce, marketplaces, etc. Luego, biotech y ahora se habla de fintech. Pero yo busco proyectos que me hagan saltar de la silla, que sean escalables, sobre todo, y que cuenten con emprendedores muy sólidos».

Lo que marca la diferencia son las personas

EMP.: ¿En qué te fijas para invertir en un proyecto?

C.B.: «Lo primero en lo que me fijo –algo natural, por otra parte– es en el proyecto, en el modelo de negocio, en lo que te dicen sus fundadores… Con eso, conformas una visión, un horizonte, y ves si es atractivo, si te hace saltar de la silla o no. Y si ves que tiene poco potencial o ciertas limitaciones, entonces, desconectas. Si te hace saltar de la silla, el siguiente paso es prestar atención a las personas que te lo están contando, los emprendedores, y empiezas a analizar su nivel de compromiso, tenacidad, flexibilidad, ambición, complementariedad, respeto, qué funciones tiene cada uno y si conocen las que tienen sus socios… Es decir, uno, el proyecto, y dos, las personas. Y decides basándote en ambos, pero, lo que marcará la diferencia en mi decisión, sin lugar a dudas, serán las personas. Esa es la respuesta directa a esta pregunta. Pero también hay otra respuesta indirecta que es más pragmática y es que si te llegan –depende de cada uno, pero a mi– más de 300 proyectos al año, no hay ningún inversor que sea capaz de saber si va a acertar o no en su inversión, porque es tan complejo y son tantos los factores que influyen para que un proyecto tenga éxito que es matemáticamente imposible saberlo. Si eres muy analítico, básicamente, llegas a la conclusión que la clave está en que tengas un portfolio importante de proyectos y que de ellos puedas dedicarte a analizar algunos. Y que luego tengas o no éxito, dependerá de muchos factores durante el recorrido. Por ejemplo, si en mi caso me llegan unos 300 y acabo invirtiendo en uno o dos al año, es evidente que te habrán llegado muchos buenos, pero ¿cuál es el mejor? Ni idea».

EMP.: ¿En qué fases inviertes?

C.B.: «Suelo hacerlo en fase seed y early stage, es decir, en compañías jóvenes que ya están funcionando, con entre 6 y un año de vida, que ya tienen algunas métricas, que ya apuntan maneras de negocio y que los emprendedores ya tienen cosas reales para explicar. Es buscar un equilibrio. Por una parte, apuestas sobre una realidad y, por otro, ya tienes financieramente la posibilidad de conseguir un buen múltiplo y también la posibilidad, desde el punto de vista del business angels, de ayudarles desde fuera con tu tiempo y tu experiencia».

EMP.: ¿Tienes un rango de inversión o depende del proyecto y de sus necesidades?

C.B: Como la gestión de un portfolio es importante, considero que la cantidad a invertir debe formar parte de tu perfil inversor. En mi caso, tengo una cantidad que invierto en cada startup, que no siempre es la misma, y depende del proyecto en ese momento, de los coinversores que te acompañan, etc. La cifra, que prefiero no decirla, se mueve en una horquilla, dependiendo de esos factores anteriores. Y al igual que los fondos, pero a pequeña escala, es recomendable reservar dinero para hacer los follows, sobre todo, en aquellas que saquen un sobresaliente, porque sino un inversor estaría tirando el dinero. Y en mi caso, los follow sería doblar la apuesta inicial. Mi recomendación es que todo inversor debe tener su propio perfil. Probablemente, un nuevo inversor no lo tiene claro, pero con el tiempo debería tenerlo y adherirse a su perfil, porque si todo lo que hace son excepciones, sea en tickets, en modelo de negocio, en el perfil de los emprendedores…, al final no podrá sacar conclusiones de ningún tipo ni obtener una rentabilidad más o menos esperable».

Inversor directo y activo

EMP.: ¿Inviertes solo y/o en coinversión?

C.B: «Soy un inversor directo y activo. No invierto a través de clubes de inversión ni de fondos de venture o similar. Es cierto que, en alguna ocasión, he invertido junto a Faraday, de la que soy también accionista, pero no es lo habitual. Soy un inversor que aprecio mucho el tiempo. En esta etapa de mi vida, dedico un tiempo a compartir en el ecosistema digital, pero si la startup en la que voy a invertir no precisa o aprecia mi tiempo, entonces, ya no invierto. Para mi, un factor clave es que quieran aprovecharse de mi experiencia y que a mi me guste el proyecto lo suficiente como para compartir con ellos todo lo que pueda aportarles para formar equipo, sin entrar en la cocina, sin interrumpirles en su día a día, y ayudarles en todo lo que pueda, ya que muchos emprendedores no tienen experiencia».

EMP.: ¿El nivel de los coinversores te ayuda a ganar confianza a la hora de decantarte por una operación de inversión y un proyecto?

C.B.: «Como decía antes, invierto de forma directa, pero en coinversión. El carácter grupal y el hecho de que una o dos personas que conoces van a invertir también o incluso te presentan la compañía, realmente ayuda, porque ha pasado por su filtro. Sí ayuda».

Compartir experiencias y conocimientos

EMP.: ¿De qué forma participas en las startups?

C.B.: «Siempre, y como parte de mi perfil inversor, hago inversión directa y activa, es decir, que les dedico tiempo y les ayudo compartiendo mi experiencia. Es cierto que de mis invertidas puede haber, por ejemplo, un 25% donde mi participación es más cercana a una inversión pura, pero la mayoría estoy ahí además para ayudarles. Con mis años de experiencia en compañías multinacionales, les ayudo en habilidades, gestión, negocio, liderazgo… y en todos aquellos aspectos que desconocen por falta de experiencia».

EMP.: Cuando entras en las startup, ¿has notado si hay lagunas generalizadas en determinadas áreas estratégicas?

C.B.: «No hay una gran diferencia entre los proyectos que nacen en España con los de otros países. Pero, en general, es cierto que los emprendedores españoles suelen estar enamorados profundamente de su producto y/o servicio y otros asuntos como la comercialización, la venta o el marketing les pueden quedar más lejanos. Y en ese contexto, como están tan enamorados de su producto y/o servicio, que lo quieren perfeccionar y perfeccionar, se quedan más del lado del producto que lanzarse a vender. Igualmente, como España no es un país pequeño, sino grande, hay startups que pierden demasiado tiempo en áreas metropolitanas de España antes de lanzarse internacionalmente. Y cuando lo hacen, lo hacen más guiados por estereotipos que por pragmatismo».

EMP.: ¿Cuándo, cómo y por qué decides desinvertir?

C.B.: «Marcarse un plazo o unos objetivos concretos es imposible porque estamos hablando de inversiones absolutamente ilíquidas. Existe alguna ventana de liquidez, que no sabes cuándo llegará. Como objetivo, evidentemente, uno tiene el de multiplicar por mucho su dinero, pero igual que un emprendedor va a tener una fe ciega en que va a tener éxito, el inversor está convencido también de conseguir un buen múltiplo. Pero una cosa es lo que piensas y otra la realidad. Mi práctica y consejo es que en las que van bien, y aunque parezca un poco contradictorio, a la que exista un momento en el que haya liquidez, salir. ¿Por qué? Porque, aunque el proyecto vaya muy bien, continuarás posiblemente sin liquidez durante varios años más. Y el hecho de que un proyecto vaya muy bien en un momento determinado, no garantiza que vaya bien unos meses después. Por otro lado, y quizás más importante, a medida que un proyecto necesita nueva financiación, el perfil de los inversores que entrarán en etapas posteriores será diferente. Son más grandes y vienen con sus propias condiciones para invertir, lo que acaba entrando en conflicto con los business angels iniciales y con el valor creado por la compañía desde que entraron esos primeros inversores hasta que llegan los nuevos inversores. He visto rondas en las que la entrada de un venture capital ha destruido más del 75% del valor creado hasta ese momento. Por eso, aunque parezca contradictorio, cuando veo la posibilidad de liquidez, casi siempre salgo. Intento explicarles a los emprendedores desde que invierto que una cosa son las emociones, las sensaciones y la ayuda y otra, los números y la rentabilidad. Y deben entender que existe una separación entre ambas. Hay otra desinversión que hago, y que recomendaría a los business angels –que muchos ya hacen–, que es poner una cláusula que dice que si las cosas van muy mal puedas vender toda tu participación a un euro a los emprendedores».

Javier Escudero | LinkedinRedactor en Emprendedores desde el año 2000. Mi contacto con expertos en creación y desarrollo de negocio me permite conocer de primera mano muchas de las necesidades y carencias de las empresas.
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