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Cebiotex diseña nanotejidos para tratar el cáncer infantil

Los hospitales están dispuestos a pagar, los médicos ya han dicho que es útil, 250.000 enfermos al año lo necesitan... ¿por qué el capital riesgo español no quiere invertir en ...

26/05/2016  Redacción EmprendedoresIdeas de negocio

Visto desde fuera parece que el capital riesgo y el sector farmacéutico español no quieren dar dinero a una empresa que ha diseñado un producto que ayuda a tratar a los pacientes de cáncer, un innovador sistema de administración de medicamentos antitumorales (un tejido de nanofibras biodegradable para el tratamiento local del cáncer), porque su fundador –y todo aquel al que suma al proyecto– está empeñado en que tenga un uso pediátrico.

Nos referimos a una empresa que ha recaudado 600.000 euros en dos campañas de crowdfunding en capital semilla. Nos referimos a una empresa que ha conseguido un préstamo participativo de Enisa de 75.000 euros y que ha conseguido otro préstamo a fondo perdido de 175.000 euros del Cdti. Nos referimos a una empresa cuyos socios han aportado 250.000 euros y en la que Caixa Capital Risc –vía el extinto programa Bioemprendedor XXI– ha entrado con 150.000 euros.

“El cáncer es la enfermedad que causa más muertes infantiles en toda Europa: anualmente, mueren 300 menores de 14 años en España, y 3.000 en Europa. Se estima que en todo el mundo se diagnostican 250.000 nuevos casos al año, 90.000 de los cuales no sobreviven. Sin embargo, en los últimos 20 años, la Agencia de Alimentos y Medicamentos estadounidense tan sólo ha aprobado tres nuevos fármacos antitumorales para uso pediátrico, ya que por su baja frecuencia [en comparación con el cáncer en adultos] no suele recibir mucha atención por parte de la industria farmacéutica ni los fondos de inversión que aceleran el desarrollo de nuevos fármacos”, explica Joan Bertran, fundador de Cebiotex, la empresa a la que una larga lista de fondos de capital riesgo y business angels españoles no ha querido dar dinero y a la que la industria farmacéutica ha despachado con un vuelva usted mañana.

Sarcomas de tejidos blandos

«El primer producto ha sido diseñado para el tratamiento de los sarcomas de tejidos blandos, pero en el futuro se desarrollarán nuevos biomateriales para el tratamiento de otros tumores infantiles y de adultos. En los adultos se desarrollarán productos para el cáncer de colon, de mama, de ovario, de páncreas, y glioblastoma (tumor cerebral), y en niños para cánceres como el neuroblastoma, el glioblastoma, el rabdomiosarcoma, el osteosarcoma o el sarcoma de Ewing», continúa Bertran.

El problema para financiarse de Bertran es que él está empeñado en que su producto y su empresa traten a pacientes infantiles. Porque para eso dejó su trabajo: para investigar donde los demás no investigan.

La pregunta que, en realidad, nos deberíamos hacer es: ¿Debería entrar el capital riesgo en capital semilla en una empresa como ésta? Al final, el capital riesgo es como los bancos: prestan dinero para ganar dinero, y lo que más ‘desean’ en el mundo es prestar dinero porque es la forma que tienen de ganar, eso, dinero.

¿Qué ha interesado al sector farmacéutico?

La cuestión está en que si la inversión tiene un potencial de rentabilidad, ¿por qué no entran aunque ganen menos si van a ganar dinero? ¿Si la aplicación es para el mercado adulto sí están dispuestos? Hace dos años, en 2014, dos farmacéuticas, Baxter y Pfizer, adquirieron dos startups biotecnológicas, Merrimack Pharmaceuticals y Opko Health, que habían desarrollado también nanofibras en la línea de Cebiotex. La startup está valorada en 2,5 millones de euros (valoración pre-money).

Porque todo cambia si el producto se orienta hacia adultos. Claro que le han dicho a Bertran que le dan dinero, pero si cambia el foco. El problema es que Bertran no quiere cambiar el foco.

“La razón de ser de Cebiotex es la pediatría. Y cuando hemos pasado la parte de discovery en vivo y hemos abordado la fase de capital semilla actual nos hemos dirigido al capital riesgo. Nos hemos encontrado con que cuando les he preguntado: ¿Y esto me garantizas que va a llegar a los niños? Me decían que en el pacto de socios no se podía poner que se garantizaba que se financiaba para desarrollar un fármaco que llegue a los niños», cuenta.

“Cuando al sector farmacéutico le contamos que queremos hacer un producto pediátrico nos dicen que no les interesa. Cuando les decimos que queremos hacer un producto oncológico, nos dicen que sí, pero no aplicado a pediatría», añade.

«Nos plantamos»

“Nosotros nos plantamos: por aquí no pasamos, no os necesitamos, ya buscaremos el dinero en otro sitio. Y aquí entra el crowdfunding. Resulta que los ciudadanos también quieren que los medicamentos lleguen a los niños. Y la ciudadanía pone pasta encima de la mesa para que Cebiotex salga adelante, cosa que la banca no hace y el sector financiero, tampoco. También nos estamos encontrando con Family Office, que gestionan fondos de 60-70 millones, que también están interesados que tienen esta sensibilidad y ven un proyecto potente», continúa.

En su primera ronda de crowdfunding –realizada a través de la plataforma Capital Cell– buscaban 300.000 euros. Tardaron once días en conseguirlo. En la segunda, de otros 300.000 euros, tardaron cinco semanas.

Pero nos estamos desviando del tema.

Esta es la historia de un ingeniero textil que ya tenía su vida hecha, la jubilación a quince años vista solucionada, cotizando al máximo, que decidió que no era eso lo que quería hacer en la vida y decidió dejarlo todo (con matices, porque no fue de un día para otro, ahora lo vemos) para mejorar el tratamiento del cáncer infantil después de ver sufrir a la hija de un amigo durante años. Sara murió hace siete años, el tiempo que ha tardado Bertran en sacar el negocio adelante.

“En los centros tecnológicos hay mucha ciencia, hay mucha tecnología, hay mucha publicación, mucho medalleo, pero no termina llegando al mercado. Y para mí es fundamental que se salven vidas de niños. En el mundo en el que vivimos si no se gana dinero, no llega al mercado. Nosotros éramos viables desde el punto de vista empresarial», dice.

Porque la viabilidad del negocio está fuera de duda.

“Para empezar, había una necesidad médica no cubierta. Nosotros hemos empezado por donde se debe empezar: por el mercado. No hay productos en el mercado que lo cubran. Ahora mismo sólo lo cubre la radioterapia, que tiene unos inconvenientes y efectos secundarios terribles para niños. Esto fue lo primero. Después vimos que los estudios de toxicología en vivo en el Sant Joan de Déu eran prometedores. Y contactando con el sector farma. Nosotros ofrecemos una plataforma de drug delivery. Hablando con el sector, nos dimos cuenta de que nuestro primer producto tenía hueco en el mercado; que los médicos y cirujanos oncólogos lo quieren… La nanofibra es un nanomaterial con muchas posibilidades para crear distintos productos dentro del sector salud», dice.

Bertran no ha estado sólo. El director científico de la compañía –vamos, el médico que ha derivado el desarrollo de la nanofibra hacia un tipo de tumor concreto, hacia un nicho dentro del cáncer que requiere cirugía y donde la cirugía hace un buen pronóstico y necesita un control- es Lucas Krauel, jefe de cirugía pediátrica en el Hospital Sant Joan de Déu, curtido antes en el Memorial Sloan Bettering Cancer Center de Nueva York. El director técnico es José Antonio Tornero, director del Intexter de la UPC. Cebiotex, además, está ubicada en el Parc Científic de Barcelona y la maquinaria para fabricar los prototipos para los ensayos preclínicos es de Grifols Engineering. Vamos, que no es una cruzada quijotesca.

Bertran había sido antes director de operaciones durante veinte años en la industria textil.

“Ya tenía experiencia en patentes, en presupuestos, en gestión de compañías, en llevar plantas… esto me ayudó a que mi idea pasara a producto. Esto, con una motivación muy emocional, te permite tirar para adelante. Esto no lo puedes hacer por dinero. El emprendedor ha de tener un objetivo hacia el que quiere llegar», cuenta.

«Y no desviarte», añade acto seguido.

Y ahora es cuando dices tú: ¿Y por qué no se van a Estados Unidos a buscar ese dinero que necesitan? Y es en eso en lo que están, mientras terminan la fase preclínica y pendientes de las pruebas de toxicología que marca la Agencia Europea del Medicamento –es un sector, como te podrás imaginar, muy regulado–. En dos años se podrá probar en pacientes adultos y si no hay problemas de toxicología se podrá aplicar a niños.

[ACTUALIZACIÓN: Cebiotex ha articulado una ampliación de capital de 1.8M€ a través de una ronda de Inversión de Impacto Social, en la que han participado Ship2B, Inveready y family offices y, paralelamente, otros inversores privados mediante dos campañas de crowdfunding con CapitalCell.

Los fondos recaudados están permitiendo a esta biotech –una spinoff del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y de la Universitat Politècnica de Catalunya– finalizar la fase preclínica de CEB-01, un tratamiento oncológico postquirúrgico local para los sarcomas de partes blandes. El CEB-01 es la primera aplicación terapéutica de su tecnología Cebiotex®, basada en la aplicación biomédica de las nanofibras para la liberación local de fármacos (Local Drug Delivery Sistem), pero en un futuro la compañía desarrollará nuevos biomateriales para otros tumores de adultos y niños.

La biotech, ubicada en el Parc Científic de Barcelona, también invertirá el capital en la creación de una planta piloto de producción con certificación GMP (Good Manufacturing Practice) para la fabricación del CEB-01 y el resto de futuros fármacos desarrollados a través de su plataforma tecnológica.

Cebiotex –que lanzó su primera ronda de 500.000€ en febrero de 2015– ha recaudado desde su creación (en 2012) un total de 2,3M€. Actualmente, tiene patentes concedidas en los Estados Unidos y la Unión Europea, y en trámite, en la China, Japón y Corea del Sur.]

Redacción Emprendedores