Ignacio Ramírez, cofundador de SaveMeeting Labs, empresa que desarrolla aplicaciones para organizar el contenido de las reuniones (si quieres leer más sobre ellos, ve a la página 43), nos contaba este mes que: “Nosotros trabajamos con desarrolladores que no nos podemos permitir el ‘lujazo’ de tener en plantilla. Estos profesionales trabajan en grandes compañías o están arrancando con otros proyectos y nos echan una mano en su tiempo libre. Con dos fines de semana puede ser suficiente; con 20 horas ya te ayudan. Es interesante que lo que subcontrates sean paquetes concretos y cerrados. Les dices: Quiero que me hagas un menú para el aplicativo de iPad, quiero que sea espectacular, como una animación… trabájame el menú. Les aislas el desarrollo, les dices cómo lo quieres, trabaja y te envían un entregable completo”.
Detrás de este comentario se esconde una nueva tendencia que ha modificado las plataformas de innovación abierta, que prestan ahora menos atención a los premios a buenas ideas y más a crear un marketplace donde las empresas puedan recurrir a profesionales y expertos freelance (antes que a consultoras) para resolver problemas puntuales y abordar necesidades de innovación.
Campus Labs. Innovación abierta con visión de negocio
Dieciseis años después de su primer evento, Campus Party evoluciona ahora hacia una plataforma de innovación abierta para empresas, en la línea de negocios como Innoget.com e Innocentive.com.
“Nos hemos dado cuenta de que Campus Party, como evento, atraía a empresas para que les pusiéramos en contacto con campuseros. Desde búsqueda de talento pura y dura hasta lanzar retos para encontrar soluciones a problemas. Pero este contacto se limitaba a la semana en la que se desarrollaba el evento. Lo que proponemos a las empresas es una nueva forma de llegar a los campuseros a través de una plataforma online de innovación abierta basada en una base de datos de más de 233.400 profesionales”, explica Belinda Galiano, cofundadora de Campus Party y Campus Labs.
“No todo el mundo es un megaemprendedor, pero puede ser un freelance de primera línea. Nos hemos dado cuenta de que nuestros campuseros son empresarios, directivos, estudiantes… que tienen capacidades para abordar proyectos concretos”, continúa.
“Hemos estado trabajando en todo lo que le resulta complicado a una empresa a la hora de buscar este tipo de talento: desde las bases legales –para proteger a las dos partes en materia de propiedad intelectual– hasta la comunicación. Además les ayudamos a hacer una criba de proyectos para que nadie trabaje en balde”, añade. Resumiendo: no sólo abren una base de datos y un canal de comunicación, sino que ofrecen coolhunters para afinar con las estrategias.