Su idea de negocio nació en vacaciones. En 2009, Anna Jerstrom invirtió sus días de asueto en hacer surf en Costa Rica. Seis meses más tarde de esa experiencia decidió dejar su trabajo de asesora financiera en la en la City londinense.
Cuenta que durante el curso de surf su frustración aumentaba cada día, porque era casi imposible practicarlo sin perder el biquini: “No había nada en el mercado; era una oportunidad que no quería dejar pasar. Mi idea era crear una marca que me identificara como atleta, no como beach bunny”.
Durante ocho meses y con la colaboración de otras dos amantes del surf diseñó la primera colección de baño, que salió al mercado en junio de 2011 tras contar con 115.000 euros de capital semilla (ahora se encuentra en una segunda ronda de financiación). La parte inferior de sus biquinis se ajustan con velcro y la superior no limita los movimientos al tiempo que evita embarazosos accidentes; ambas partes se pueden comprar por separado y combinarlas. “Nuestra meta es hacer trajes de baño funcionales que permitan a las mujeres deportistas parecer chicas Bond y rendir como campeonas”.
Su experiencia en banca fue de gran ayuda, ya que había visto crecer muchos negocios y estaba preparada para los problemas que irían surgiendo.
Este año facturará 77.000 euros, una cifra que prevé aumentar hasta los 3,4 millones en 2013 cuando no sólo venda online sino también offline.