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IA para que hasta un niño entienda lo que firma en un texto legal

Al margen de los fondos propios aportados por los fundadores de Bounsel, el resto, hasta más de 700.000 euros de financiación obtenida hasta ahora, procede de fondos públicos valorando su ...

11/02/2023  Ana DelgadoIdeas de negocio

La inteligencia artificial (IA) nos interesa. Tanto que, según la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), que promueven la Agencia EFE y la Real Academia Española, ha otorgado el título de palabra del año 2022 a la expresión compleja inteligencia artificial. Además de advertir de que lo correcto es escribirlo en minúsculas, definen esta construcción como la “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico’.

Por qué es importante que las máquinas hablen un perfecto español

El problema surge cuando esos programas informáticos se desarrollan mayoritariamente fuera de nuestras fronteras y en idioma anglosajón. Conforme a estos parámetros, el riesgo que corre un hispanohablante el día que le pregunte a un chatbot algo tan básico como qué es una peña, en lugar de recibir como respuesta: piedra grande sin labrar, reciba: sentimiento grande de tristeza; castigo impuesto conforme a la ley por los jueces y tribunales o cualquier otra de las acepciones aprobadas por la RAE (Real Academia de la Lengua Española).

Lo hemos visto ya con internet, donde para posicionar un texto tipo: ‘los libros más leídos del año’ tenemos que sustituir el dato referente a la fecha por una palabra que en castellano y en determinados contextos resulta hasta malsonante. De hecho, a comienzos de la década de los 90, los hispanohablantes tuvimos que defendernos de la propuesta de la entonces Comunidad Económica Europea de suprimir la ‘ñ’ de los teclados. 

Valga todo esto para justificar la importancia trascendental que tiene enseñar a las máquinas a hablar español. No solo en defensa de nuestro patrimonio lingüístico y cultural, sino también las oportunidades de negocio que se abren en torno a ello, teniendo en cuenta los cerca de 500 millones de personas que se reparten por el mundo y que tienen el español como lengua propia.

Que nuestro país lidere, junto a Latinoamérica, el desarrollo de la inteligencia artificial en español es ya una cuestión de Estado. De aquí el Plan de Impulso de las Tecnologías del Lenguaje con el que el Gobierno persigue asegurar, con 1.100 millones de euros del PERTE asignados a ello, la presencia de la lengua española en el ámbito de la inteligencia artificial y evitar su degradación. 

Cómo se consigue

El Procesamiento del Lenguaje Natural es el ámbito de conocimiento de la inteligencia artificial que se ocupa de la investigar la manera de comunicar las máquinas con las personas mediante el uso de lenguas naturales, como el español, el inglés o el chino. No es que las máquinas entienden más allá de dígitos y bytes, son los lingüistas computacionales y los informáticos los que se encargan del desarrollo de formalismos del funcionamiento del lenguaje natural de manera que puedan ser transformados en programas ejecutables para un ordenador. 

Dicho desarrollo se sitúa entre el modelado basado en reglas y el modelado estadístico del lenguaje natural desde una perspectiva computacional, y en él participan lingüistas e informáticos especializados en inteligencia artificial, psicólogos cognoscitivos y expertos en lógica, entre otros. 

Teniendo en cuenta que la IA hereda la lengua y la cultura de su creador, para que hable perfectamente español, lo primero que hay que hacer es desarrollar los corpus y los modelos del lenguaje denominados fundacionales. Esto se consigue aportando multitud de textos en español, escrito y oral como base de ejemplos reales de uso de la lengua. Sobre esta base, se entrenará luego el sistema. 

El otro requisito importante, es impulsar el desarrollo de la tecnología local, en lugar de esperar a que nos lleguen los deberes hechos de Silicon Valley.

Bounsel: un proyecto de interés nacional

Dentro de estos parámetros encaja Bounsel, una startup fundada en 2019 en Valencia por Pilar Prados (CEO) y Marcos Sanz (CTO) especializada en la automatización de documentos, en principio documentos y textos legales. 

Al margen de los 50.000 euros iniciales de fondos propios aportados por los fundadores para arrancar el proyecto y otras aportaciones de capital puntuales, el resto de la financiación de Bounsel, hasta los 700.000 euros conseguidos hasta ahora, proceden de capital público y a fondo perdido. La startup cuenta con el beneplácito de instituciones como el Instituto de la Mujer, el Instituto de la Juventud, IVACE, StartUPV, Valencia Activa, Instituto Tecnológico de la Informática, Google for Startups y, el más fuerte, del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial de España (CDTI), que le otorgó la cantidad de 325.000 euros del programa Neotec 2021.

CDTI valoró el proyecto de I+D de Bounsel titulado plataforma colaborativa de gestión inteligente e integral de contratos basada en procesamiento de lenguaje natural en el ámbito jurídico y en idioma español, con un 85,50 quedando en el top 15 de entre las más de 500 solicitudes presentadas. Asimismo, Bounsel fue seleccionada, entre otras, por Red.es e ICEX España Exportación e Inversiones para formar parte de la denominada Misión Digital SLUSH y representar a España en la celebración de SLUSH, el festival de referencia para el ecosistema emprendedor en el norte de Europa.

Qué hacen

Bounsel es una empresa de base tecnológica que centra su actividad en el uso intensivo de tecnologías de la información con el objetivo de ofrecer en forma de servicio (SaaS), una plataforma de software para la gestión inteligente end-to-end de contratos apoyada en una infraestructura Big Data e impulsada por técnicas avanzadas de IA. En esta línea, desarrollan tecnología propia 100% española y en español enfocada en la aplicación de modelos de Machine Learning y Deep Learning, basados en técnicas punteras de Procesamiento del Lenguaje Natural (NLP) trasladada, inicialmente al ámbito legal.

Todo el párrafo anterior puede resumirse de manera mucho más sencilla diciendo que han desarrollado un algoritmo con Inteligencia Artificial en español que permite automatizar la creación de documentos jurídicos y contratos sin riesgo de error y de una forma sencilla y más humana.

Se dirigen, en principio, a aquellos departamentos jurídicos de pequeño tamaño pero que dan servicio a grandes empresas o grupos empresariales. “Son departamentos que pueden estar integrados por 4 o 5 profesionales pero que luego tienen que atender la demanda de una grupo con numerosas empresas. Al final se ven desbordados por el papeleo y la ejecución de tareas rutinarias tan tediosas como necesarias”, explica Pilar Prados.

Este tipo de situaciones las conoce bien la CEO de Bounsel tras cerca de 12 años de experiencia trabajando como abogada en Chaffetz Lindsey LLP en la ciudad de Nueva York y en la firma española Cuatrecasas en Brasil. Durante sus más de 10 años como abogada de M&A sufrió en primera persona los problemas derivados de redactar y gestionar contratos manualmente. 

Para que esto deje de ser así han creado Bounsel Flow, un software de gestión y automatización de contratos que crea documentos en minutos con formularios conversacionales. La solución es compatible con Microsoft Word, Google Docs y PDFs y es fácil de utilizar. El usuario crea un formulario conversacional llamado ‘flow’, lo comparte con quien quiere y, como por arte de magia, se recibe el documento completado. De esta manera, los profesionales gana tiempo de calidad y se olvidan de estar todo el día recopilando datos para rellenar los documentos y el consecuente riesgo de cometer erratas.

La comprensión de un texto legal al alcance de un niño

La comprensión de un texto legal al alcance de un niño

Pero Bounsel quiere ir mucho más allá. Si hasta ahora se han regido por un modelo de negocio B2B el paso siguiente que se proponen dar es poner la tecnología al servicio de la justicia social. Ya no se trata de poner el foco en la persona o institución que redacta el documento sino en el receptor del mismo, es decir, ponérselo fácil al cliente.

“Hay que ver la tecnología como una aliada, no como algo que nos va a quitar el puesto de trabajo”, dice Pilar Prados. Alineados al objetivo número 16 de los ODS, el de la justicia, lo que persiguen ahora es que cualquier ciudadano, independientemente de su formación, sea capaz de entender lo que firman y lo que ello supone. La mayoría de los textos de trascendencia legal que firmamos están repletos de tecnicismos y expresiones que solo conocen los especialistas.

Lo que ellos quieren es hacerlos legibles y comprensibles para cualquiera resumiendo las tres páginas del documento original en un resumen que te explique en pocas líneas lo que implica lo que estás firmando, teniendo en cuenta que el desconocimiento de la ley no exime de la pena por su incumplimiento.

Para ello trabajan en el desarrollo de un algoritmo que permita la creación de lo que denominan resúmenes abstractivos, documentos legales que cualquiera puede entender. Para evitar el riesgo de malas interpretaciones, el desarrollo lo están haciendo íntegramente en español. Es la forma que Bounsel ha encontrado de democratizar el acceso a la justicia a través de la tecnología. “No podemos conseguir que los abogados y los profesionales legales cambien su forma de proceder y comunicarse, pero sí la forma que tiene el destinatario de recibir ese mensaje”, dice Prados.

Han empezado por el sector legal porque es donde la CEO tiene mayor conocimiento y experiencia, pero el proyecto es muy escalable y transversal. El salto siguiente que contemplan sería pasar a otros sectores, como el de Recursos Humanos, y el desarrollo de IA en otra lenguas, como el portugués.

Ana Delgado