«El libro digital ha llegado para quedarse», nos comenta Jose Antonio, quien señala que «cualquiera que utilice el transporte público puede constatar que no se trata de una moda pasajera». La empresa ha decidido ponerle fin a «las tiradas mal calculadas, las devoluciones de libros a los almacenes o la falta de ejemplares». El libro de preferencia se escoge en un único lugar, Internet, desde donde se descarga en un click.
Las redes sociales son la fuente de información personalizada, que reúne a un grupo de personas que BiblioEteca conoce: sabe cuáles son los gustos particulares del lector que acude a su web en busca de un libro, y le ofrece sugerencias de lectura, altamente acertadas. Los usuarios habituales ascienden ya a 10.000, y esta librería virtual en ningún momento ha dejado de escuchar sus consejos para crecer como empresa y tener logros tan asombrosos como las más de 10.000 descargas de sus aplicaciones tanto en el iPhone como en Android.
La empresa es consciente de que el libro digital promete, a los autores y editores, posibilidades adicionales de publicación, y afronta este nuevo panorama con optimismo. En BiblioEteca se puede publicar y vender, comentar y valorar, y además la búsqueda de libros es posible con elementos únicos tales como «libros de ciencia ficción para divertirme recomendados por mis amigos». Teniendo en cuenta el bajo índice de lectura en el país así como también el ejemplo de EEUU cuyos ciudadanos leen mucho más si son lectores digitales, era de esperar que el impulso necesitado se encontraría en el campo tecnológico.
Así empezaron
Los socios Jose Antonio Espinosa, Pedro Serrano, Guillermo Pastor y Cristele Legeard son en su mayoría licenciados en informática y han apostado por esta idea con financiación propia, conscientes de que el mercado del libro mueve en nuestro país más de 3.000 millones de euros, de los cuales gran parte se utilizará para el mercado digital. Sus fuentes de ingresos son diversos y variados: servicios a escritores y publicadores, publicidad directa, comisiones sobre venta de libros, de afiliación en librerías externas o por crowdfunding, y publicidad indirecta. En sus comienzos trabajaban sin cobrar y tenían una inversión mínima, destinada a gastos administrativos y al alquiler de los servidores aunque casi toda la suma económica financia el I+D, con el objetivo de seguir marcando tendencia en el mundo tecnológico sin quedarse atrás.