A pesar de que es consciente de que su proyecto tiene cierto riesgo porque compite contra multinacionales con muchos recursos, Miguel Ángel Lloreda no ha perdido la ilusión en los ocho años que ha dedicado a trabajar e investigar hasta que ahora ha visto la luz Miguelito’s Palm Brush, sus baquetas de fibra natural de palmera fabricadas de forma artesanal desde su taller en La Carolina (Jaén).
Nuevos matices
Este baterista profesional y endorser (probador) de las marcas Yamaha y Paiste, inconformista e incansable en la búsqueda de nuevos matices sonoros, descubrió hace ocho años una fibra natural que le dejó maravillado: “La probé en mi batería. Las primeras pruebas fueron muy precarias, pero aún así me di cuenta que sonaba de vértigo. Eso sí, a mi juicio. Y entonces pensé que debía ofrecerlas a profesionales con criterio técnico”.
El primer problema con el que se encontró fue que la fibra desapareció del mercado. Sin perder su idea, durante años investigó diferentes mercados, viajó fuera de España y se coló en ferias profesionales de madera para localizar aquella fibra que le había impresionado. Finalmente, en 2009 la localizó en Asia, de donde ahora la importa, así como los mangos de Alemania y los tapones de EE UU.
Los prescriptores
Empezó a fabricar sus primeros modelos de escobillas y a probarlos, uno a uno, primero él y después buscó el visto bueno de grandes bateristas de España: Tino di Geraldo, Vicente Climent, Alcides Trindade, Ángel Crespo, Miguel Morales, Pedro Barceló, Anye Bao, Roger Blavia, Pepe Sánchez y José Bruno. “Visité personalmente a todos ellos y vieron desde el principio que mi creación era algo hecho para ellos. He conseguido que mi taller sea visto por los grandes bateristas como un lugar de innovación y desarrollo de productos hechos para ellos y no desde un despacho, como ocurre en otros casos”, sostiene.
“Las vendo a través de mi tienda online y también en las principales tiendas de música de España. Ahora estoy mirando para entrar en las web de los grandes distribuidores virtuales europeos de instrumentos”.
Lloreda, que ha invertido unos 10.000 euros y ha contado con el apoyo de la Junta de Andalucía, tiene una capacidad de producción de unos 250 pares mensuales, pero “mi idea tampoco es producir esa cantidad, porque perdería la esencia artesanal de mi producto”.