Ya de por sí, la idea es buena: una empresa que se dedica a la investigación, desarrollo, producción y comercialización de aditivos de origen microbiano con función biocida (con propiedad antimicrobiana natural) que reemplacen algunos de los biocidas de síntesis química existentes actualmente en el mercado que han sido catalogados como nocivos para la salud humana por sus efectos cancerígenos. Pero si se le añade que a partir de 2013, una nueva legislación europea obligará a retirar el 60% de los biocidas en el mercado, precisamente porque son tóxicos, la idea ya es mucho mejor.
“La empresa ha diseñado dos productos orientados a la industria de la pintura y tintas de impresión: un aditivo antimicrobiano que mezclado con pinturas o tintas de formulación acuosa y pinturas ecológicas, y aplicado en viviendas y edificios industriales proporcionará un sistema de protección frente a microorganismos patógenos que alteran la salud, por un lado, y un aditivo anti macro y microbianos con aplicación a pinturas para embarcaciones como antifouling que permitirá prevenir y disminuir el desarrollo de organismos biofouling (algas, balanos, crustáceos, etc.) bajo la línea de flotación de los barcos, por otro”, explica Carlos Alberto Sialer Guerrero, uno de los emprendedores de este proyecto, alojado en el CEEI de Asturias.
“Estos productos de origen microbiano, con actividad biocida, con una salida comercial a bajo coste (y siempre mediante la generación de una patente que lo protegiese) constituían un nicho de mercado. En el mercado nos encontramos productos bioactivos generados por bacterias, por tanto biodegradables. Del mismo modo para sustituir los biocidas de síntesis química, aditivos en las pinturas, nos hemos propuesto dar uso a compuestos biocidas bacterianos para evitar la proliferación de moho y algas”, añade Heidi Horna, otra de las emprendedora de este proyecto. “Usar biocidas de origen microbiano, menos tóxicos para el ser humano y con escaso impacto ambiental, para sustituir a los biocidas de síntesis química que se están utilizando ya en el mercado (agentes relacionados a trastornos hepáticos, renales, alergias,infertilidad e incluso cáncer… los cuales usados como antifouling en pinturas de barco, son tóxicos para organismos marinos, quienes los acumulan y terminan llegando a los humanos a través del pescado)”, explica Felipe Lombó, otro de los emprendedores que trabajan en este proyecto.
“Ya hay empresas que se dedican a esto, pero, en general, todas son de síntesis químicas, salvo algunas nuevas que utilizan nanotecnología. No estaba difundida el uso y aplicación de esta tecnología haciendo uso de productos bacterianos. Al hacer el estudio de mercado vimos otras industrias con capacidad de desarrollar estos productos. Industrias que a pesar de tener conocimiento y contar con recursos tecnológicos habían preferido apostar por nanotecnología antes que por la biotecnología. Por nuestra experiencia, por conocer cómo se desarrollan estos microorganismos y cómo se les puede ayudar y ver qué fuentes se pueden utilizar como materia prima para conseguir otros nuevos compuestos, la suma de todo esto nos ayuda a tener una ventaja competitiva frente a otras empresas que ya están en el mercado, pero que realmente no han innovado mucho en este mercado”, apunta Sialer.