Alejandro Rched y Agustín Vignale, al terminar sus estudios universitarios, descubrieron que había un mercado emergente de jóvenes extranjeros que iban a estudiar español a Latinoamérica, “y así es como pensamos en la posibilidad de fundar una organización orientada a ofrecer programas de inmersión cultural con un fuerte componente en el aprendizaje del idioma”, explica Vignale, que invirtió junto a Rched 33.000 euros para lanzar Expanish.
En sus inicios, la empresa actuaba como intermediaria entre estudiantes internacionales y centros de enseñanza de español en Latinoamérica, “pero nos dimos cuenta que era difícil asegurar la excelencia a nuestros clientes. Modificamos el modelo de negocio y montar nuestro propio centro de enseñanza en Buenos Aires en enero de 2008.
Tomamos como referencia la industria de la enseñanza de inglés para extranjeros, un sector maduro con players de mucha envergadura que manejaban conceptos de calidad internacionales.
Estudiamos la oferta (escuelas de español) en Latinoamérica, especialmente, en Sudamérica, y vimos que podíamos innovar en la manera de ofrecer estas experiencias: por la calidad de nuestro edificio, programas académicos, equipo de profesores, tipo y calidad de alojamientos, entre otros.”.
Y no se equivocaron: los estudiantes que asisten a él (británicos, suizos, canadienses…) se sumergen en una experiencia cultural, en la que se incluyen programas de voluntariado.