Marta Caparrós decidió dejar su trabajo en una consultora de comunicación y se marchó a Australia para aprender inglés. Tras trabajar en diferentes lugares del país y cuando ya llevaba un par de años, muchos amigos de amigos que querían estudiar o buscar trabajo fuera contactaban con ella para pedirle información. «Detecté una necesidad por parte de muchos españoles de ser informados de un destino cada vez más demandado. Al final muchos elegían Reino Unido o Irlanda por miedo a sentirse solos a 20.000 km de casa sin conocer a nadie ni hablar inglés», cuenta Caparrós.
Así empezó a fraguarse la idea de AUssieYouTOO, que consiste en ayudar a los españoles que van a Austraila a encontrar casa, un curso de inglés o a hacerse un curriculum para encontrar trabajo, pero también en cuestiones como qué compañía de móvil es más conveniente o echarles una mano para abrirse una cuenta en el banco. Para ello cuentan con varios colaboradores españoles en distintos puntos del país que sirven de ayuda en esos temas para los recién llegados.
La idea de negocio le llegó cuando un día una conocida le pidió información sobre un curso de inglés y Marta fue a una escuela a preguntar. El director le ofreció trabajar conjuntamente como representante del mercado español. «Nuestros servicios son completamente gratis para los usuarios, y trabajamos con las escuelas, universidades y centros de formación, recibiendo comisiones al proporcionarles estudiantes», explica Caparrós.
Fundó la empresa junto con Juan Pastor y David Fisher, para el que trabajó durante algún tiempo en Australia, ya que para montar una empresa allí es mucho más fácil si se cuenta con la ayuda de algún australiano. «Otro de los problemas que encontramos fue conocer a fondo las escuelas con las que íbamos a trabajar para garantizar que son buenas. Si no damos un buen servicio y los estudiantes no están contentos, no confiarán en nosotros», asegura.
Entre enero y octubre de 2013 han facturado más de 150.000 euros de estudiantes españoles y algunos latinoamericanos que han llegado a su web de forma orgánica. ¿Lo más interesante de todo? Que no invirtieron ni un solo euro (o dólar australiano) de sus bolsillos. «Al principio todos trabajamos como voluntarios y los primeros 1.500 euros los invertimos en la web. No empezamos a cobrar sueldos hasta pasados unos meses».