4 errores que debes evitar al calcular el valor de tu empresa
Calcular cuánto vale una empresa para poder venderla no es fácil. Te explicamos en qué debes fijarte para hacer esa valoración

Saber el valor de tu empresa siempre es importante. Y más aún en algunas situaciones: si recibes una oferta para venderla, si te planteas una ampliación de capital que implique la entrada de nuevos socios en el accionariado…
Sin embargo, realizar ese cálculo del valor de una empresa no es sencillo, puesto que existen diferentes métodos y no se reduce tan sólo a valorar los activos tangibles, sino que también hay que tener en cuenta muchos intangibles y comprender muy bien cómo funciona el negocio y el sector en el que se encuadra.
“Para valorar, hay que conocer: Y una valoración va más allá de tratar estados financieros en un Excel”, explica Jordi Bellobí Girona, socio de RSM, consultora legal, fiscal y de corporate finance.
4 fallos que distorsionan el valor
1. Confundir ‘valor’ y ‘precio’
“Sólo el necio confunde valor y precio”, afirmaba Francisco de Quevedo, a principios del siglo XVII. Sin embargo, esta confusión es uno de los errores más frecuentes al valorar una empresa.
“Valor y precio pueden diferir, incluso de forma sustancial”, recalca Bellobí. El valor intrínseco es una estimación técnica, basada en metodologías aceptadas. El precio, por su parte, es la cifra objetiva por la que un comprador y un vendedor cierran una transacción.
“Esa diferencia está sometida a factores como la urgencia por vender, las emociones o el margen de negociación, que pueden distorsionar el precio final de la transacción pero que, en ningún caso, alteran el valor intrínseco de la empresa”, aclara RSM.
2. No tener conocimientos ni entender el contexto
El experto en corporate finance señala que uno de los errores más frecuentes a la hora de valorar capital es realizar la valoración sin entender el contexto económico. De igual modo, advierte del riesgo que conlleva opinar sin conocimiento técnico suficiente.
También insiste en el fallo que supone asumir que el valor es un mero cálculo. Y también hace hincapié en que muchas veces no se aplica “sentido común” en las hipótesis.
Entre los desajustes habituales, Bellobí habla de “estimaciones poco realistas”, como tasas de crecimiento perpetuo del 5% o un coste de capital del 30% en empresas del sector industrial.
3. Caer en la tentación de métodos rápidos
El socio de RSM alerta acerca del uso inapropiado de métodos rápidos como los múltiplos comparables. Explica que éstos pueden servir como contraste, pero no deben usarse como método principal.
“Sirven para verificar si los resultados del descuento de flujos de caja (DCF, por sus siglas en inglés) son coherentes con el mercado, no como base única. Usarlos como método principal sólo tiene una ventaja: es rápido y fácil. Pero su fiabilidad es muy limitada”, asegura, citando al profesor Pablo Fernández, del IESE.
4. Calcular a partir de datos poco fiables
Bellobí insiste en que el rigor de la valoración depende inevitablemente de la fiabilidad de la calidad de la información que la sustenta. “Si los datos son incorrectos o incompletos, la valoración estará necesariamente mal”, sentencia
¿Cuál es el mejor enfoque?
El experto de RSM asegura que el método más sólido para estimar el valor de una empresa es el descuento de flujos de caja (DCF), que se basa en su capacidad futura de generar caja para el accionista.
“Es un método prospectivo, ampliamente aceptado y que integra todos los factores relevantes, considerando la empresa como un proyecto de inversión”, aclara.
La principal virtud de este método es que se centra en la caja generada, por lo que es menos manipulable que los resultados contables. No obstante, Bellobí recalca que “exige rigor técnico y juicio profesional”.
En cualquier caso, insiste en que ningún modelo técnico es válido para calcular el valor de una empresa si carece de una lectura cualitativa. “El talento reside en el arte detrás de los números”, declara.
Por ejemplo, señala que elementos como la calidad del equipo directivo o la credibilidad del plan de negocio pueden influir decisivamente a la hora de lograr un rendimiento superior al histórico del sector, asegurar la credibilidad del plan de negocio y reducir la percepción de riesgo y la vulnerabilidad del proyecto.
Además, recuerda que el contexto económico es determinante. Por ejemplo, la percepción del riesgo aumenta y las expectativas de generación de caja se deterioran en entornos adversos, lo que hace que se reduzca el valor estimado.
Asimismo, advierte hay que estar alerta si vemos el precio de mercado se desvía en exceso del valor intrínseco. “Una diferencia notable entre ambos es, a menudo, señal de burbuja”, concluye.