Decir que Valeria Corrales Chavarría, con 9 años, tiene madera emprendedora es un poco pretencioso. Lo que sí tiene Valeria son muchas ideas, muchas ganas de aprender, de experimentar y mucho entusiasmo. Valores, todos ellos, más que cotizados en el mundo del emprendimiento aunque, por el momento, el sueño se limite a ser ingeniera.
La historia arranca el día que su padre, Gonzalo Corrales, le trae de un viaje a Estados Unidos la GoldieBlox, una muñeca creada por la ingeniera Debbie Sterling, obsesionada con la idea de “interrumpir el pasillo rosa” con un juguete que presentase a las niñas la alegría de la ingeniería a una edad temprana. En Valeria surtió efecto porque, desde entonces, no para de cacharrear y construir cosas, sobre todo robots, que es lo que más le gusta.
Si le preguntas quiénes son sus ‘ídolos’ contesta: “mis padres y Patricia Heredia” que es, la segunda, su profesora de robótica en el centro educativo, miniVinci , en Huesca. A ella le dedica Valeria una hora y media cada día después de acabar en el colegio, “bueno, menos los viernes, que descanso”. Está contenta porque ha empezado a soldar y a programar una app, pero dice que de estos temas no habla mucho con sus amigas “porque las aburro”.
La verdad es que para un profano, por mucho que ella insista es decir que “es guay”, no es fácil seguirla en una conversación salpicada de placas de arduino, sensores, cables de ordenador, light-bot o Scratch. Pero, además de la tecnología, a Valeria le gustan más cosas. Ahora se está leyendo ‘El diario de Greg’, que es otra de sus pasiones, junto con jugar al tenis y al fútbol, un nuevo desafío a los estereotipos de género. “Al principio no me dejaban, pero ahora ya empiezan a pasarme la pelota”, dice. Más que esto, a Valeria lo que le molesta es ser la única chica en muchos entornos a los que acude. “No me gusta ir a concursos de tecnología y ser la única niña, ni que cuando le cuento a la gente que juego con robots respondan, !hala!, pero si eso es para chicos”.
Valeria es también gran consumidora de tutoriales, sobre todo estadounidenses y tecnológicos, y muy activa en la redes sociales. Ha creado su propio blog con contenido bilingüe (castellano(inglés), se ha abierto un canal en Youtube, y está en Twitter e Instagram.
Fue la única niña que participó, con 8 años, en el I Concurso de Jóvenes Creadores de Huesca entre un total de 13 participantes, de entre 8 y 15 años que mostraron sus conocimientos en robótica. Ella resultó la ganadora con una camiseta en la que se iluminaban las letras V y L con luces led en distintos colores y todo un ‘atrezo’ de sensores, cables y componentes informáticos. A la pregunta de si tal vez jugase con ventaja por ser la única niña y la más pequeña, Valeria duda un poco antes de responder, “es que el mío era guay”.