El turismo de lujo siempre se ha dirigido hacia los destinos más exóticos. En pleno 2021, el desarrollo de la tecnología y la industria ha permitido que los viajes espaciales para civiles se conviertan en una realidad, con grandes emprendedores como Jeff Bezos, Richard Branson o Elon Musk apostando por un negocio que podría marcar el futuro del turismo.
Pero no es el único destino reservado para el turismo de lujo que podría convertirse en un negocio multimillonario. En este sentido, el fondo del mar también tiene grandes posibilidades para que los turistas más ricos puedan explorar y divertirse durante sus vacaciones.
Tal y como explican los expertos, y como recoge Cinco Días, este tipo de viajes están aún por explorar, y puede convertirse en una de las opciones preferidas para el turismo de lujo durante los próximos años. Sin embargo, el respeto por la naturaleza reduce de manera significativa el número de viajeros que podrían acceder a este tipo de experiencias. “Tenemos que gestionar los flujos de turismo para que el fondo del mar no se convierta en un parque temático, pero hay mucho potencial”, afirman.
Animales marinos en su hábitat natural, los restos de naufragios centenarios, una amplia variedad de plantas y paisajes submarinos espectaculares… Son algunos de los principales reclamos que el turismo de lujo busca en estos viajes.
Sin embargo, las empresas que se dediquen a este sector deberán prestar especial atención a la conservación de estos recursos naturales. “Si solo vamos a querer vender un fondo bonito para hacerse un selfie, el reto es sencillo, pero si queremos sacar partido al legado para transmitir y poner en valor la historia del fondo marino, estamos ante un gran desafío”, apuntan los expertos.
El turismo de lujo busca destinos exclusivos y naturales
La atracción por el fondo del mar del turismo de lujo responde a la necesidad de encontrar destinos exclusivos, así como a la tendencia de conocer mejor la belleza de nuestro planeta. En este sentido, los viajes submarinos se suman al recién estrenado turismo espacial, un sector reservado para los bolsillos más pudientes y donde Jeff Bezos, Richard Branson o Elon Musk están posicionándose para conseguir el próximo ‘pelotazo’ emprendedor.
En el caso de los dos primeros, sus empresas –Blue Origin y Virgin Galactic– ya han realizado sus primeros viajes espaciales con éxito. Aunque, de momento, este negocio solo está reservado para el turismo de lujo. Prueba de ello son los 28 millones de dólares que un multimillonario pagó para comprar un billete en la nave de Bezos, aunque más tarde terminó por rechazarlo por motivos de agenda.
Una cifra similar cuesta el billete en una nave de SpaceX, el proyecto de Elon Musk, que el año pasado firmó un acuerdo para enviar a ocho turistas espaciales a la Estación Espacial Internacional. Sobre este tema, cabe destacar que la compañía del fundador de Tesla no es pionera. Ya en 2001, Dennis Tito pagó 20 millones de dólares por pasar una semana en la estación, mientras que, en 2009, el fundador del Cirque du Soleil pagó la astronómica cantidad de 35 millones por un viaje de 11 días.