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Galería de jefes insoportables: ¿Te estás convirtiendo en uno de ellos?

Aquí tienes una pequeña vacuna para que aprendas cómo tratarlos y cómo relacionarte con ellos.

04/07/2018  Redacción EmprendedoresGestión

1) Los plañideras

Quisquillosos y amargados, son personas quejicas cuyo rasgo más destacado es su incapacidad para afrontar la más pequeña adversidad. Son nerviosos, impacientes e inestables emocionalmente y suelen ser desconfiados. Como jefes, son ese tipo de personas que hacen que odies ir a trabajar. Llegan cada mañana preocupados con un permanente presentimiento de que algo malo va a ocurrir. Y pueden desatar su hostilidad más rápido que un trueno. La buena noticia es que, salvo raras excepciones, sus quejas permanentes y su actitud fatalista les dejan fuera de los puestos de mando.

Cómo tratarlos:

– Protégete con un paraguas emocional. Cuando un jefe víctima perenne empiece a descargar su cólera sobre ti, deja que pase la tormenta y echa la bronca en saco roto. Es una buena táctica tratar de sonreír y agradecerle sus comentarios peyorativos, pues lo que espera de ti es que su actitud te empequeñezca.

– Rechaza las críticas injustas. Déjale claro que escuchará todo lo que tenga que decirte, pero en ningún caso tolerarás insultos personales. Te sorprenderás del cambio que esto provocará en vuestra relación.

– Sé positivo y productivo. Si te muestras alegre y productivo, te dejará en paz, porque lo que busca es compartir su desgracia y es incapaz de relacionarse con personas felices.

2) Los curroadictos

Son personas tensas, poco sociables, muy competitivas y bastante dominantes. Exigen una dedicación absoluta por parte de sus subordinados. No delegan nunca su autoridad, porque lo perciben como una pérdida de control.

Cómo tratarlos:

– Pon límites a tu dedicación. Deja claro a tu jefe cuándo estás y cuándo no estás disponible para atender a sus requerimientos.

– Pon por escrito las cosas importantes. Normalmente los jefes trabajo-dependientes son desmemoriados.

– Cumple tus plazos. Se dedican a dar charlas sobre cómo deben manejarse los proyectos, en lugar de supervisarlo para que tú puedas avanzar en tus entregas.

3) Los calzonazos

Apáticos e indiferentes, holgazanean durante todo el día, sin centrarse nunca en sus obligaciones. Suelen ser personas brillantes, a las que su trabajo no les motiva. Se les podría describir como aburridos más que como vagos. Como jefes, los calzonazos suelen tomar decisiones muy acertadas a la hora de formar su equipo. Se rodean de personas competentes y motivadas que requieren de poca dirección o apoyo para salir adelante.

Así, son capaces de delegar sus responsabilidades y su control sin miedo a que sus subordinados les decepcionen.

Cómo tratarlos:

– No pidas permiso. Si solicitas instrucciones con excesiva frecuencialo percibirán como una muestra de que no estás preparado para tu trabajo.

– Informa con frecuencia, pero no cada día. Cuando reciben una excesiva cantidad de informes, los calzonazos pueden llegar a la conclusión de que no cuentan con las personas adecuadas, porque quieren evitar a toda costa tener que supervisar de una manera activa los proyectos.

– Soluciona los problemas tú mismo. Debes recurrir a tu jefe calzonazos únicamente cuando un problema se encuentra completamente fuera de tus atribuciones.

4) Los fantasmas

Son autoritarios, arrogantes y engreídos y se consideran a sí mismos los únicos con capacidad para hacer las cosas. El verdadero problema de tratar con ellos radica sobre todo, en su ejercicio dictatorial del poder, que intimida y espanta. Suelen intimidar a la mayoría de las personas y son tan insensibles que, inconscientemente, provocan que otros se sientan mal consigo mismos.

Cómo tratarlos:

– Sé consciente de quién manda. No comparten su poder con nadie. No ganarás ninguna lucha de poder con ellos, así que no pierdas tus energías en el intento.

– Si quieres que te respete y te trate bien debes presentar con un planteamiento bien pensado y útil. Son arrogantes, pero capaces de escuchar.

– Aprende a diferenciar las humillaciones de las críticas constructivas. Este tipo de comportamiento es simplemente su estilo de dirección.

– No seas un pusilánime. Enfrentarte a un jefe fantasma y abusivo es menos peligroso de lo que parece.

5) Los modelos de pasarela

Superficiales y engañosos, son poco sinceros, impresionables, mentirosos y manipuladores y poseen un gran instinto de supervivencia. Están dispuestos a delegar sus responsabilidades, pero nunca su autoridad. Los resultados son otro cantar: si son buenos serán los responsables, si son malos serán culpa de otro.

Cómo tratarlos:

– Protégete con un escudo contra la seducción. Son capaces de seducirte para que hagas por ellos lo que nunca harías voluntariamente.

– Acepta que te controlen. Cuanto más informado le mantengas, más espacio te concederá para respirar.

– Evita los tecnicismos. Tienen una formación técnica más bien limitada, así que los tecnicismos no le impresionarán. Les causarán frustración y redundará en tu prejuicio.

6) Los guardianes del deber

Cautos y vigilantes, son los reyes oficiosos de las normativas del sistema. Son personas lentas, carentes de originalidad e insistentes.

Cómo tratarlos:

– Haz que las reglas se adapten a la situación. Intenta convencer a tu jefe de que las normas proporcionan un marco en el cual poder trabajar y que las reglas deben ser lo suficientemente amplias para que se puedan aplicar en una determinada situación no prevista.

– Haz todo lo que puedas por resultar amable. Tienden a carecer de habilidades sociales y amigos. Si te muestras cortés y simpático, responderás en parte a su necesidad de amistad y, en compensación, el quizá sea más flexible.

7) Los buscaculpables

Son guardianes de la moral por decisión propia, muy reservados, inflexibles y aduladores. Se ofenden con facilidad. Son personas frías, sin sentido del humor y sólo actúan de manera compasiva con los individuos que piensan como ellos.

Cómo tratarlos:

– Niégate a ser un espía. Te convertirás en una fuente de información confidencial que tu jefe intentará explotar.

– Sé discreto. Cualquier cosa que le digas puede ser utilizada en tu contra.

– No te obsesiones. Son incapaces de desarrollar su papel de policía moral y a la vez dirigir su departamento.

8) Los androides

Obedientes y descuidados, son personas inseguras que dependen absolutamente de la buena voluntad de los demás trabajadores. Están constantemente angustiados, con su trabajo y con su vida, con todo. Son sumisos, carecen de imaginación y, sobre todo, tienen una pobre opinión de sus propias capacidades. Guardan obsesivamente sus sentimientos, no se manifiestan y no expresan sus opiniones negativas acerca de otros. Como jefes, les cuesta mucho motivar a sus colaboradores, delegar responsabilidades o tomar sus propias decisiones sobre proyectos. Suelen ahogar la creatividad y limitar la espontaneidad, la innovación y el riesgo.

Cómo tratarlos:

– Dale soluciones, no problemas. Son demasiado inseguros como para manejar las dificultades de forma efectiva. En vez de informarle sólo de los problemas y los obstáculos que te vas encontrando, infórmale de todos los pasos que estás dando para solucionarlos.

– Haz propuestas razonables. Tienen aversión al riesgo. No esperes que se expongan al peligro, aunque sea para ayudarles a prosperar. Si mantienes tus propuestas arriesgadas dentro de un límite, te apoyarán, aunque sólo sea para mantenerte contento y así evitar que les molestes demasiado con propuestas o tomas de decisiones que les angustien.

9) Los hipersensibles

Son altruistas por naturaleza. Tienen una gran capacidad de sacrificio y hacen el trabajo de aquellos subordinados que consideran con un rendimiento bajo, aunque éstos tengan la capacidad de hacerlo mejor, para evitar que sufran las consecuencias negativas de su negligencia. Tienden a creerse los responsables de desarrollar relaciones armoniosas entre sus subordinados y a pasar por alto comportamientos que requerirían una respuesta disciplinaria. Se inmiscuyen en asuntos que están fuera de sus responsabilidades.

Cómo tratarlos:

– Llevarse bien con ellos implica ayudarles a cambiar su imagen de centinelas de la felicidad de todos y alejarlos de su necesidad de ser el centro de atención. Una vez que entiendan que preocuparse de su trabajo debe ser su prioridad máxima, verán que son verdaderamente valorados cuando desempeñan su trabajo con eficacia.

10) Los tiranos temperamentales

Parecen estar siempre enfadados con el mundo. Están obsesionados con la autoridad y con el cumplimiento de objetivos. Tienden a dar órdenes antes que intentar convencer con sus propuestas. Evitan dirigir a personas que confían en sí mismas o bien conectadas.

Cómo tratarlos:

– Intenta conocer su estado anímico con antelación. Llevarse bien con ellos exige conservar la calma, ayudarles a tomar conciencia de su forma de ser y no admitirles excusas en sus deseos de venganza y sus diatribas.

Otros jefes insoportables

Los lobos solitarios

Son independientes y seguros de sí mismos. Congenian bien con las personas con iniciativa que requieren poca supervisión. Prefieren deshacerse de los mediocres antes que dedicarles tiempo y esfuerzo.

Cómo tratarlos:

– Toma la iniciativa. Si demuestras un poco de arrojo, se puede convertir en un buen tutor.

– No prepares excusas. Es mejor ser directo y pedirles consejo para solucionar de la mejor manera la situación.

Los pulgas saltarinas

Son caprichosos y olvidadizos y tienen una capacidad limitada de focalizar su atención. Como jefes son desorganizados y planificadores desastrosos.

Cómo tratarlos:

– Ayuda en las tareas de dirección. Preséntate voluntario para ayudarle a organizar y planificar los proyectos y acciones.

– Sé diplomático. Convocan reuniones innecesarias, te involucran en conversaciones irrelevantes o dan órdenes faltas de lógica.

Los desafiadores secretos

Cínicos y taciturnos, optan porser ineficaces de manera premeditada. Parecen tener un profundo sentimiento en contra de las personas con autoridad. Expresan su carácter combativo, mediante su obstruccionismo pasivo y su intencionada pérdida de tiempo. Como jefes, son capaces de cumplir, pero no quieren hacerlo. Reaccionarán cuando se les haga ver que desempeñar sus obligaciones les reportará más satisfacciones que revolcarse en una mezcla de autocompasión y rabia silenciosa.

Cómo tratarlos:

– Ten iniciativa, trata de ser independiente y optimista. Llevarse bien con ellos implica dejarles claro que cualquier desafío les cerrará las puertas de futuras oportunidades laborales.

Redacción Emprendedores