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¡Emprendedores a escena! Cómo desarrollar habilidades directivas con ténicas teatrales

En un escenario no sólo se representan obras de teatro. Sirve también para enseñar a liderar, comunicar, negociar, trabajar en equipo o mejorar la imagen profesional.

12/09/2018  Redacción EmprendedoresGestión

A través del teatro se pueden mejorar las técnicas de venta y comunicación, a capacitar a nuevos directivos para dirigir equipos, a mejorar la imagen externa de sus profesionales, a potenciar la creatividad de sus dirigentes o a desarrollar la eficacia del equipo de atención telefónica. Una compañía se encarga de poner a directivos en situaciones teatrales. El objetivo de subirse al escenario: aprender por sí mismos las ventajas de utilizar las herramientas teatrales en el contexto empresarial y, en el mejor de los casos, desarrollarlas después en sus respectivas organizaciones.

Lo primero, relajarse

Antes de empezar a actuar hay que hacer un calentamiento previo. Primero, es preciso preparar psicológicamente a los participantes. Comienzan los ejercicios de respiración que facilitan la puesta a punto de cuerpo y mente. Nos ponemos todos en círculo, lo que tiene mucho significado y connotaciones históricas, y damos paso a las presentaciones individuales.

Objetivo: que los participantes te vean como un compañero de trabajo que les va a apoyar. Preguntarles sobre su estado anímico y expectativas ayuda a crear ese clima de confianza.

¡Que suene la música!

La música facilita la conexión entre mente y cuerpo. Este ejercicio sirve para mejorar el funcionamiento físico, psicológico, intelectual o social de los participantes. Tras explicar cómo los cuatro elementos (tierra, fuego, aire y agua) pueden regir el comportamiento humano mediante la razón, la pasión, el pensamiento o el dinamismo, respectivamente, el cuerpo interpreta las cuatro formas de actuar según la música y los movimientos.

Objetivo: crear un enérgico clima que facilite el cambio. Se consigue la unión del equipo, potenciar la inspiración o la creatividad, confirmar valores corporativos y crear un clima favorable al cambio organizacional.

Disposiciones corporales

Los participantes dialogan en parejas dentro del círculo. Los expertos analizamos las posturas, la forma de respirar, la entonación, el punto donde se centra el foco de atención, la alegría, el cuidado, el agradecimiento, la cooperación, el respeto, el compromiso… Se estudia también el tipo de preguntas, cómo las escucha el otro… Se trata de reconocer emociones, verbalizarlas y validarlas.

Objetivo: lo que se persigue con esta técnica es trabajar el autoaprendizaje. Podemos aprender mucho de nosotros mismos si nos paramos a observar nuestro cuerpo: cómo reacciona, lo que es fácil y difícil, qué significa cada gesto (por ejemplo, poner las manos detrás).

Autoevaluación

Un participante debe realizar una presentación de quién es utilizando un ejercicio creativo parateatral: “Me llamo Marta, trabajo en una empresa de cosméticos, soy muy racional…”. A partir de su exposición, los expertos analizan todos los parámetros que utiliza esa persona para transmitir información: cómo se mueve al hablar, a quién dirige la mirada, la forma de vestir, cómo va peinada, los gestos de las manos, la estructura del mensaje, la emoción, los valores, etc.

Objetivo: identificar conceptos tan vitales como la espontaneidad, las estrategias que utiliza para superar el miedo escénico, qué tendencia de conexión tiene con su público, la estructura del mensaje, la entonación de su discurso, sus muletillas, etc. Podemos aprender mucho de nosotros mismos gracias al feedback positivo que recibimos de quienes nos han escuchado y observado.

Representación teatral

Con la preparación de una pieza teatral bajo presión se potencia la coordinación y creación de sinergias entre los miembros del grupo. Algunos de ellos van a ejercer de productores, y se estudiarán sus habilidades de negociación cuando llegue el momento de firmar los contratos con los actores. Otros serán los guionistas –en su momento se demostrará cómo la falta de información puede echar por tierra todo su trabajo. Otra persona se encargará del atrezzo, y se verá si sabe administrar bien todos los elementos que tiene. Otros harán las veces de directores –y deberán dejar claro que saben transmitir adecuadamente las órdenes y que uno de sus valores es la organización. Por último, los actores: si se implican en lo que hacen pueden conseguir imposibles, como buscar un elefante en un bolsillo y hacer que resulte creíble. Además se analiza la importancia del tono de voz para transmitir información y objetivos. Con ejercicios de respiración se puede mejorar la capacidad torácica a la hora de hablar. También es muy práctico intercambiar papeles entre los miembros de la empresa (por ejemplo, el empleado hará el papel de director y el jefe el de actor) con el fin de desarrollar la empatía hacia los otros miembros de la organización.

Objetivo: el ejercicio se ha diseñado para desarrollar la improvisación, la confianza, la visualización y la adaptación al cambio. Los profesionales juzgan la creatividad, la iniciativa y el funcionamiento del equipo.

La imagen externa

Hay personas que por su forma de vestir y su política de comunicación pueden ejercer una fuerza brutal sobre otros sin hacer nada. Con el apoyo de un coach se realizan varios ejercicios para analizar la imagen. Por ejemplo, agrupados por parejas, cada uno expondrá qué tipo de profesional considera que es. Por su parte, la pareja dirá qué imagen le transmite su compañero en términos laborales. ¿Se corresponde la imagen que tiene de él mismo con la que le llega a los demás? Eso es lo que intentaremos averiguar primero y conseguir después.

Objetivo: sentir una mayor seguridad y autoconfianza, a partir de la mejora de la apariencia, y adecuar la imagen personal a las distintas situaciones del entorno de negocio.

¡Se cierra el telón!

Llega el momento de la relajación final. Ahora lo que se pretende es conectar con la esencia de cada uno e intercambiar energías con los compañeros. Concluye la formación sobre las tablas. La sensación general suele ser de alegría, calma y diversión. Desaparece la tensión inicial y el miedo. Y siempre quedan ganas de repetir.

Y después…

Ha terminado el proceso formativo sobre el escenario, pero no el trabajo. Comienza una etapa de seguimiento y control, porque de lo que se trata es de medir resultados. ¿Se ha logrado alcanzar los objetivos planteados inicialmente? ¿Hay mejor ambiente laboral? ¿Ha mejorado el servicio de atención telefónica? ¿Han aumentado las ventas? Además, se ofrece un informe personalizado de idoneidad de cada participante. Todos los pasos dados con anterioridad permiten reunir una gran cantidad de información para saber de forma precisa lo que ocurre en la empresa. Y si se detectan áreas susceptibles de mejora, se comunica al cliente.

Redacción Emprendedores