De este empresario vasco, dicen que “es tan incombustible como las pilas que fabrica”. Dueño de un imperio en el que confluyen empresas como Cegasa (pilas), Turboplast (envases), Hidronor
(residuos) o Lan (vinos), con más de 2.500 trabajadores, Celaya, que no tiene hijos, suele decir que “lo último que pienso es jubilarme”.
Hiperactivo, conversador infatigable, viajero incansable, sigue, a sus 91 años, creando empresas y buscando oportunidades. En abril de este año se fue a Argentina a inaugurar una fábrica de cartuchos de caza. Provocó asombro con su vitalidad: cortó cintas, enseñó la planta, dio discursos, comió y concedió entrevistas. En Cegasa explican que, si bien “tiene consejero delegado, las decisiones las toma él. Viene todos los días a la fábrica y da trabajo a dos secretarias”.