Imagina que eres un profesional con una dilatada experiencia y formación en el mundo empresarial a pesar de tu juventud. Y has decidido que ha llegado el momento de emprender un proyecto. Tienes dos opciones, o desarrollas una idea de negocio y la pones en marcha o adquieres una que ya está funcionando.
Optas por la segunda. Para ello, gracias a tu experiencia y contactos buscas una compañía con una buena trayectoria y con potencial de crecimiento. Y de forma paralela, a un grupo de inversores que confíen en el proyecto y pongan el dinero. Tu objetivo es comprar la empresa con la ayuda de esos inversores y pasar a dirigirla tú para que siga creciendo.
A grandes rasgos, eso sería un search fund [fondos de búsqueda], un vehículo de inversión en el que uno o dos profesionales con trayectoria empresarial busca y adquiere el 100% de una compañía junto a un reducido grupo de inversores para gestionarla en el tiempo, sin la obligación de desinvertir en un plazo establecido previamente.
Objetivo: una única compañía
“Es una alternativa al emprendimiento tradicional”, asegura Lorenzo Dávila, que junto a su socio Miguel Arias, lanzaron Asta Capital, una sociedad de inversión constituida en abril de 2017, con el objetivo de adquirir una participación mayoritaria en una única compañía.
Los search funds son una alternativa al emprendimiento tradicional “porque, o bien tienes una idea y decides emprender o has visto un negocio que está funcionando en otro mercado y decides traerlo a España. Y frente a esas dos posibilidades, mi socio y yo optamos por una tercera vía: buscar una pyme consolidada que idealmente tuviera un problema de sucesión. ¿Para qué? Para comprar la mayoría de la compañía y pasar a gestionarla e intentar hacerla crecer”, subraya Dávila. Ya te adelantamos que, a día de hoy, ambos dirigen una compañía gracias a este vehículo de inversión; un proceso que ha durado casi dos años de trabajo.
“Los emprendedores que están ‘arrancando’ search funds ya eran emprendedores en los puestos que ocupaban antes y llega un momento de sus carreras profesionales que necesitan expandirse de otra manera. Y esa otra manera es a través de la figura del search fund”, asegura Lluís Lluch, socio director de área M&A de la firma AddVANTE , que trabaja en dos proyectos de inversión con search funds.
En su opinión, “en términos generales, search fund es un instrumento más de inversión que tiene unas características muy específicas que las diferencia claramente del resto de instrumentos de inversión más tradicionales”.
La primera característica, según Lluch, es que “el search fund está formado por un profesional joven con una buena carrera profesional, que ha tenido éxito y que llega un momento de su vida que le gustaría emprender y en lugar de hacerlo desde cero adquiere una empresa para gestionarla como director general y llevarla al siguiente nivel.
La segunda es la de no tener la necesidad de una fecha de salida. En ese proceso, el searcher busca, en su red de contactos, a un grupo reducido de inversores (entre 10 y 15) para que cuando él encuentre una compañía interesante, esos inversores inyecten capital para comprarla, sin la obligación de que deban recuperar su inversión al cabo de X años, aunque eso sí, buscarán, como cualquier otro inversor, un retorno del dinero invertido de forma periódica”.
¿Que tipo de compañía?
En esa búsqueda para adquirir, no ‘vale’ cualquier compañía. El searcher busca una empresa con dos características principales. Por un lado, “si hiciéramos un retrato robot de la compañía ideal o de lo que la experiencia dice de este tipo de activos en EE UU, son aquellas que tienen un problema de sucesión. Y donde el dueño o fundador ve en el searcher un relevo natural que dé continuidad a su proyecto. Y tampoco habría problema en el supuesto de que un grupo empresarial quisiera desinvertir de una división de su negocio o una empresa familiar con distintas ramas de negocio y distintas empresas que fuera objeto de una compra por parte de un search fund”, explica Dávila.
Este vehículo de inversión vale para cualquier tipo de empresa, sea o no familiar. “Por ejemplo, en nuestro caso, estamos en dos proyectos con dos search funds diferentes y uno se ha fijado en una empresa 100% familiar de dos hermanos, y otra es una empresa tecnológica con fundadores jóvenes que han decidido vender la compañía a un search fund”, confiesa Lluch.
La segunda característica tiene que ver con la sostenibilidad en el tiempo de dicha compañía. “En nuestro caso, no buscamos empresas con un alto crecimiento, que también podría ser, pero sí aquellas que hayan tenido un crecimiento sostenido, con unas ventas de una horquilla de entre 3 a 15 millones de facturación y con un ebitda de un 10% aproximadamente sobre ventas, que tengan poca deuda, que sean empresas donde no hay una sucesión clara y un search fund sea una buena solución para esa compañía”, detalla este experto, que asegura que no buscan empresas en sectores de riesgo ni necesariamente en aquellos que estén en grandes crecimientos. “Casi preferimos comprar empresas en sectores tradicionales, estables y en los que difícilmente un cambio tecnológico o de tendencia en el consumo puedan hacer variar la dinámica de la empresa”.
Los tickets de inversión pueden ir desde los tres millones de euros hasta los 12, 15, 20… depende. “En cualquier caso, no estamos hablando de grandes inversiones sino de pymes pequeñas. El tipo perfecto es una empresa que esté facturando sobre los 10 millones de euros con un 10-15% de ebitda sobre ventas”, señala Lluch.
Dos escuelas
Dávila explica que hay dos modelos en torno a la figura de los search funds. “Este vehículo de inversión surge en EEUU en la década de los 80. Hay dos escuelas. Una es el modelo que se organiza en torno a la Universidad de Stanford, que es lo que se conoce como search fund (fondo de búsqueda)”.
La escuela de Stanford cuenta con un manual, donde se explica cómo debe hacerse este proceso para que tenga éxito. “Y eso conlleva levantar un vehículo de inversión (en España, una sociedad de inversión), con un grupo de entre 12 y 20 inversores, con un tamaño inicial determinado en función de si el emprendedor es uno o son dos, etc. Eso es lo que hicimos nosotros en Asta Capital y es lo que se está haciendo en general en España, porque el IESE es la escuela de negocios que más está impulsando en Europa este modelo y colabora con Stanford, organiza una conferencia bianual, etc. España, después de EE UU, México y Reino Unido, es uno de los países con más números de fondos de este tipo”.
Y otro es el modelo que surge en torno a la Universidad de Harvard, “que es la que le da más el nombre de emprendimiento por adquisición, con unos inversores también desde el inicio o puede ser el profesional el que busque, y si luego encuentra una empresa interesante, buscar después el dinero; un modelo que también se está empezando a hacer en España”.
El modelo Stanford apuesta por un determinado tipo de compañía, “que tenga un determinado tamaño, una posición competitiva y un modelo de negocio que permita resistir un cambio en la dirección general por alguien que no es experto del sector. Hay sectores más atractivos para este tipo de fondos de búsqueda. Y son todos los relacionados con el software, los modelos de suscripción, etc. Son más atractivos que, por ejemplo, una compañía industrial que requiere grandes inversiones anuales en capital y en maquinaria”, apunta Dávila.
Reducir los errores
Parte del espíritu y de la vocación del modelo de search fund es contar con una serie de inversores que aporten su experiencia, sus ‘canas’ y que se involucren en el proyecto en sus distintas fases. “Durante la fase de búsqueda de la inversión -explica Dávila-, lo ideal es que haya al menos de dos a cuatro inversores con los que comentar las distintas oportunidades de inversión que surjan e ir recabando su opinión y punto de vista. La teoría es que es más difícil que se cometan errores en la inversión si también ha habido un grupo de inversores experimentados involucrados en el análisis de la posible inversión y en la definición de la estructura de la operación corporativa, si han conocido al vendedor, etc. Todo esto también le da confianza al vendedor, que puede comprobar de primera mano que detrás del proyecto hay empresarios serios y con experiencia”.
Si esto es importante y recomendable para la fase de búsqueda, aún lo es más durante la fase de gestión de la compañía adquirida “y lo normal es que el consejo de administración se conforme con inversores. Este punto para nosotros en Asta Capital es diferencial y es uno de los argumentos que nos convenció para apostar por el modelo de search fund como el siguiente paso en nuestra carrera profesional: el hecho de contar, tú como gestor, y para la compañía siendo una pyme, con un consejo de administración compuesto por un perfil de empresarios, directivos e inversores que, en circunstancias normales, no podrían tenerlo. Lo habitual en compañías de este tamaño es que el órgano de administración sea un administrador único, administradores mancomunados o que haya algún tipo de consejo familiar (padres, hijos, hermanos). Es difícil encontrar pymes con consejos de administración compuestos por directivos y empresarios de distintos sectores y nacionalidades, algo que para nosotros es muy enriquecedor”, destaca Dávila.
Cuando la empresa ya ha sido comprada y está siendo gestionada por el searcher, pueden entrar nuevos inversores y salir los antiguos a medida que evoluciona la ‘nueva’ compañía. “Al tratarse de un proyecto sin un plazo de nido -asegura Dávi- la-, pueden darse cambios en el accionariado, pero el equipo directivo que dirige la compañía desde su adquisición permanece con los sucesivos accionistas, incluso pueden darse salidas a Bolsa. El caso paradigmático dentro del sector es la compañía norteamericana Asurion (www. asurion.com), adquirida por un search fund en 1995 y que hoy, 26 años después, está cotizada y sigue gestionada por el mismo equipo directivo”.
Sí hay mercado
Lluch considera que hay un mercado potencial de pymes para los search funds. “Otro problema distinto es que el desconocimiento, por ahora, que hay en España sobre este tipo de fondos no facilite su operatividad, pero, en general, sí hay empresas de ese tipo en nuestro país. Hay alguna estadística que dice que un 25% de los search funds acaba fracasando porque no encuentra una empresa. Pero, muchas veces no es que no las encuentren sino que no llegan a acuerdos, porque esos acuerdos necesarios no son los habituales con los que trabaja un fondo de inversión tipo”.
Para Lluís Lluch, este modelo tiene mucho sentido para empresas familiares o no familiares, “en las que hay un apego muy fuerte por la compañía, porque una empresa no deja de ser como un hijo y puede tener cierto sentido dejar a ese hijo en manos de alguien que aparentemente quiere darle una continuidad sin necesidad de luego volverlo a vender. Este tipo de fondo puede encajar muy bien, porque el ejecutivo que se convierte en emprendedor y busca una empresa de este estilo, lo que busca es darle continuidad a una empresa que viene funcionando bien”.
De Asta Capital a la tecnológica Logiscenter
“En abril de 2017 Miguel Arias y yo constituimos Asta Capital. Lanzamos la fase de captación de inversores. Nos pusimos a buscar una compañía. Y firmamos la operación en mayo de 2019”, recuerda Lorenzo Dávila. La empresa que adquirieron junto a un grupo de inversión se llama Grupo Logiscenter, SL, una compañía que ayuda en la digitalización de empresas y autónomos, que, en 2018, alcanzó una facturación de 11,4 millones de euros.
“A mediados de julio de 2019, nos incorporamos como co-directores generales. Y, en 2020, a pesar del impacto del COVID cerramos con una facturación de 14,1 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 24% en estos dos años. En este tiempo, hemos abierto tres nuevos mercados, ampliado el equipo de 24 personas en nuestra entrada a los 34 que somos a día de hoy, invirtiendo en el futuro crecimiento y nuevas aperturas que esperamos en los próximos meses”, asegura Dávila.
Dar el salto al siguiente nivel. “El objetivo que nos marcamos, y con el que nos presentamos en ese proceso de búsqueda, era garantizar la transición de un empresario que estuviera pensando en retirarse de la gestión y quisiera dejar su proyecto en manos de un equipo de empresarios con extensa experiencia operativa, de gestión y una visión a largo plazo”.
La empresa que buscaban Dávila y su socio, ambos de 35 años, debía tener una cifra de negocio de entre 5 y 20 millones de euros, un historial de crecimiento o estabilidad en ingresos y unos márgenes altos y estables (margen de explotación superior al 10%). Además, debía tener un producto de nicho o alto valor añadido, potencial de crecimiento en el mercado nacional o a través de exportación y una cartera de clientes estable y diversificada. “También debía tener perspectivas de crecimiento a corto y medio plazo, altas barreras de entrada de nuevos competidores y una baja exposición a factores externos no controlables (ciclo económico, regulación, obsolescencia tecnológica…). Y Grupo Logiscenter cumplía con ese perfil”.