A veces, el salario del trabajador no lo es todo para su felicidad. Prueba de ello es que, según un estudio realizado por la plataforma de gestión de retribución flexible Cobee, el 66,5% de los empleados con sueldos por encima de los 50.000 euros anuales aceptaría rebajar parte de su salario a cambio de tener más beneficios sociales por parte de la empresa.
Este dato vuelve a demostrar la validez de la pirámide de Maslow, y es una buena prueba de que, a partir de ciertos niveles, el salario no lo es todo para los trabajadores. Además, el estudio de Cobee muestra cómo esta preferencia por los beneficios sociales aumenta a medida que el sueldo percibido es más alto.
El paquete de beneficios sociales tomado como referencia por la plataforma incluye el abono del gimnasio, un seguro médico privado, dos entradas de cine gratis al mes y una suscripción anual a Netflix. En total, unos 1.600 euros anuales por los que los trabajadores estarían dispuestos a rebajar su salario en cantidades bastante más altas.
“La percepción de cada euro invertido en beneficios sociales es más alta que cuando se invierte en salario, con lo que para la empresa es significativamente más barato”, explica Borja Aranguren, fundador de Cobee, en la presentación de los resultados. Por esto, muchas empresas deberían comenzar a mirar los beneficios sociales como una manera de retribuir a sus trabajadores, manteniéndoles más contentos y reduciendo sus costes salariales.
Un plan de pensiones, el mejor complemento al salario
Además de estos planes de beneficios sociales que incluyen servicios utilizados por todos en el día a día, lo cierto es que el mejor complemento al salario sigue siendo la aportación de la empresa a un plan de pensiones privado. Según el estudio, el 63% de los trabajadores estaría dispuesto a ingresar hasta 200 euros mensuales en uno si su empresa duplicara esta aportación.
Aunque hay muchas empresas que ya premian al trabajador de esta manera -sobre todo, las grandes compañías-, esta técnica podría convertirse en obligatoria después de la reforma del sistema de pensiones que maneja el Gobierno en la actualidad. Y, como ejemplo, el automatic enrolment utilizado por Reino Unido es una buena prueba del sistema.
La aportación obligatoria al plan para la jubilación ascendería al 8% del salario pensionable, repartida entre el empresario (3%), el propio trabajador (4%) y el Estado (el 1% a través de deducciones fiscales en las otras dos aportaciones). Como excepción, solo los trabajadores con rentas bajas pueden quedar excluidos del sistema.
Este método ha contado con una gran aceptación desde su puesta en marcha, ya que el 99% de las grandes empresas y el 84% de las pequeñas lo aplican. Y, aunque el empleado puede decidir de forma individual salirse del plan, solo el 9% lo hace. Este éxito deja una clara pista sobre el camino que podría tomar el sistema de pensiones en España, así como el hecho de que, a veces, el mejor complemento al salario se encuentra en un plan de pensiones.