Ni lo dudes. Si vas a montar una startup, la figura del CTO (del inglés, Chief Technology Officer) no puede faltar desde el principio mismo de la idea. Él será quien se encargue de diseñar y dirigir toda la estrategia tecnológica para hacer posible lo que hayas concebido en tu cabeza. “Hay que dejar claro que no hablamos de un programador. El CTO es alguien que dirige la tecnología de la startup, más allá de programar”, advierte Quino Fernández, director de programas de Conector. “Lo que nos diferencia es la capacidad de ejecución. Si tu producto es de base tecnológica, el éxito no está en la idea feliz que has tenido tomándote un gin tonic. El éxito está en saber ponerlo en marcha y para eso vas a necesitar un CTO”, apunta Angélica Lozano, CTO de mLean.
Eso será clave en los comienzos. “En las startups más pequeñas éste suele ser uno de los fundadores y gente más o menos joven, alguien técnicamente muy bueno, potencialmente el mejor ingeniero de la compañía, pero con poca experiencia profesional ni en gestión de personas. Y a partir de cierto nivel la capacidad de gestión es lo que hace a un buen CTO. Mi experiencia me dice que ya con 10 o 12 personas tienes que ser capaz de organizar. Por más que las personas sean muy buenas en lo suyo, necesitan a alguien que marque las pautas de qué es lo que precisan el producto y el negocio del área de tecnología. Y cómo traducir esas necesidades a código”, explica Jordi Miró, ex CTO de Wuaki.tv.
Genios a la sombra
Llámales CTOs, responsables de tecnología o cofundadores técnicos, en su día lo fueron Steve Wozniak (cofundador de Apple) y Mark Zuckerberg (cofundador de Facebook). El papel decisivo que juegan en los comienzos de una startup lo resume bien una experiencia reciente de la startup Ghinwa, una aplicación de karaoke orientada al mercado árabe. “Ghinwa ha pasado de ser un prototipo fallido a ganar el concurso del MIT, dotado con 50.000 dólares. Antes de entrar yo en el proyecto, mi socio y CEO, Mohammed Almunaikh, intentó hacer la primera aplicación con unfreelancery no le salió nada bien. De hecho, me contrataron a mí, me enseñaron el código y no pudimos. Se gastaron el dinero en un MVP (Producto Mínimo Viable) que no valía”, advierte Alfonso Fernández, CTO de Ghinwa.
Una vez que Fernández asumió el papel de socio tecnológico, el proyecto echó a andar sin problemas y hoy acaba de recibir una financiación de 3 millones de euros. ¿Por qué cuando se encarga el desarrollo fuera hay tantas posibilidades de que salga mal? “Es una cuestión de implicación. Nosotros hemos creado un equipo implicado, cinco personas, y hemos trabajado con externos también. Con consultoría en outsourcing que nos ha ayudado en el desarrollo en momentos puntuales, pero se nota muchísimo la implicación cuando es equipo propio. Cuando trabajas con externos, se lo tienes que dar todo muy especificado, porque no tienen esa proactividad de interesarse por el producto, van literalmente a lo que les digas que hagan. Y en una startup es fundamental el compromiso de cada miembro del equipo para aportar lo que piensa sobre el producto porque es una etapa de formación de la idea y de ejecución”, afirma Alfonso Fernández.
Y algo que aparentemente tiene muy poco que ver con la tecnología: el CTO es clave para captar financiación. “Si vienes a buscar capital con un proyecto tecnológico y no tienes una cabeza tecnológica a la que yo vea que es capaz de liderar el proyecto, es muy complejo. Al final lo que busca un inversor es que tengas un equipo completo. Y si desde el principio no tienes una cabeza pensante en el área tecnológica, sea socio o primer empleado, es muy complicado porque si haces outsourcing de tecnología desde el día uno, ¿dónde está el valor para la compañía?”, comenta Jordi Miró.
Caros y escasos
Si son tan importantes, ¿por qué tantas startups prescinden de ellos? Por dos sencillos motivos y de mucho peso. El primero, el coste: “El salario de un CTO oscila entre 40.000 y 50.000 en el rango de startup; entre 70.000 y 90.000 cuando empieza a tener un rol demanagmenty, a partir de ahí, se dispara entre 100.000 y 200.000 euros, con bonus. Si es una empresa que no puede tener unos salarios tan altos, puede ofrecer equity y rebajar el salario. Un 5%, por ejemplo, si la empresa no ha entrado en ninguna ronda. Y ese 5% va a crecer mucho cuando empiecen las rondas. Si el CTO entra en fases tardías, hablamos de un 0,1% o un 0,2%”, apunta Javier Santana, ex CTO de Carto. En este sentido Jordi Miró lo tiene claro: “Hay que estar dispuesto a ofrecer un buen paquete de equity sobre todo si traes a alguien de fuera con experiencia, que sepa hacer realidad ese primer producto y esté dispuesto a cambiar su situación laboral por algo con más riesgo, pero con cierta recompensa. Porque está asumiendo un riesgo contigo”.
El segundo freno es la escasez de este tipo de perfiles. “Es una locura, no hay muchos perfiles hoy en España que hayan liderado grandes equipos. Se pueden contar con los dedos de las dos manos. Por eso lo habitual es que en una startup se haga crecer a alguien dentro del equipo, a la persona que tenga más liderazgo para que dirija no solamente la parte técnica pura sino también a las personas”, recomienda Javier Santana.
Esta escasez se debe a la combinación necesaria de conocimientos técnicos y de negocio que exige el puesto. Algo en lo que interviene mucha formación personal de cada técnico. “Somos complicados, introvertidos, no tenemos facilidad de comunicación con otras áreas, estamos demasiado cerrados en nuestros ceros y en nuestra programación y nos cuesta mucho hacernos entender a otras áreas. Y ahí es donde el CTO tiene que hacer un papel muy importante, traducir ese idioma de los ingenieros en algo que se entienda en un departamento de marketing, producto o finanzas, y viceversa”, apunta Jordi Miró.
Cómo escoger el más adecuado
Queda claro que el CTO será quien decida qué tecnología hará posible el desarrollo de la idea y de contratar y gestionar a todo el equipo técnico. Pero hay otras cuestiones que te debes plantear antes de escoger:
¿Qué grado de madurez tiene el proyecto? “Para mí hay dos cuestiones clave. Al montar la empresa, el CTO tiene que ser parte del plantel inicial, que no sea un contratado, porque tiene que entender muy bien la visión, por qué estamos desarrollando lo que estamos desarrollando y creérselo. Y la segunda, que tenga un conocimiento o una motivación intrínseca por el dominio, si no, va a ser imposible. Si vas a montar una empresa de una aplicación tipo entrenador personal escoge a alguien que le encante el deporte, que sea usuario de ese tipo de plataformas. Luego, conforme vayas creciendo pues a lo mejor sí tiene sentido contratar un CTO más profesional -entre comillas- que te ayude a superar los retos que siga encontrando la empresa cuando sea más grande, pero en un primer momento muy importante para mí sobre todo el conocimiento del dominio”, apunta Angélica Lozano. Y añade: “Cuando vaya creciendo la empresa a lo mejor necesitas otra persona que haya vivido ese escalado en personas y en producto y es el momento de contratar un CTO externo. Pero en los comienzos de la startups, yo no lo recomiendo”.
¿Qué tipo de CTO necesito? “Plantéate cuál es el rol que quieres que tome el CTO. Si necesitas que sea el mejor ingeniero porque solo tienes tres ingenieros, pues busca eso, más que alguien que tenga más un perfil de gestión. Ahora, a medida que la compañía crece, necesitas a alguien que sea técnicamente bastante bueno, pero que sepa entender el negocio, entender el producto y generar recursos, tanto de personas como de dinero”, explica Jordi Miró. Y añade: “Hay que aprender a distinguir cuando quieres hacer las cosas muy bien, cuando quieres correr y hacerlas menos bien, qué riesgos asumir y no asumir… En general, yo veo que aquí es donde fallan muchas startups. Los fundadores han sido capaces de crecer hasta cierto punto, pero luego les cuesta mucho hacer cosas que no han hecho antes. Incluso a mí. Yo he llevado hasta 100 personas. Lo he hecho en diferentes ambientes, proyectos y países. Pero, ¿soy capaz de llevar 500? No lo sé, porque no lo he hecho nunca y a lo mejor entra mi grado de máxima incapacidad”, apunta Jordi Miró.
Habilidades técnicas y de gestión. “Para mí, un buen CTO debe tener tres cosas: conocimientos técnicos sobre lo que está trabajando, capacidad para gestionar personas y visión global de negocio. Aunque la empresa sea pequeña y muy tecnológica, siempre hay cosas alrededor a las que debe estar atento y no estar exclusivamente enfocado a una parte. Necesita conocimientos de negocio porque tiene que tomar en el día a día un montón de decisiones que afectan al negocio. Cuando empieza a crecer el equipo, necesita saber cómo tratar a la gente, cómo organizar un equipo, cómo organizar un proceso de desarrollo para que todo el mundo tenga trabajo, pueda tomar decisiones y esté haciendo realmente lo que la empresa necesita”, explica Javier Santana.
Para Angélica Lozano, esa combinación de habilidades va a ser fundamental a medida que crezca el proyecto: “A nivel técnico, el gran reto es la escalabilidad a medida que va creciendo la empresa, pero en el crecimiento también hay que gestionar bien la parte de personal. Ten en cuenta que normalmente crecemos muchísimo. Nosotros hemos pasado de cero a 23 en tres años. Estás creciendo a una persona y media al mes. Es muy exigente para el equipo y puede tener un impacto en la cultura”.
Humildad. También es fundamental la capacidad de aprendizaje con humildad. “No hay un máster de CTO, no puede ir a ningún sitio a aprender a ser CTO. Entonces, se debe tener humildad para acercarse a otra gente de la comunidad y aprender de ellos. No tener miedo a preguntar cómo han resuelto algo y aprender de los errores de otros. Cuando estás en una posición de liderazgo y ejecutiva parece que todo el mundo espera que digas lo que tienes que hacer, y no siempre es así. A veces tendrás que reconocer que a día de hoy no tienes una respuesta, pero que encontraréis la solución”, apunta Angélica Lozano.
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