El documental ‘Assholes: A Theory’ explica como este personaje abusa de su poder y se permite licencias que degradan a los demás empleados.
Levanta la mano si estás en la oficina y ves en ocasiones a tu jefe ausentarse de su puesto de trabajo porque es su hora de ir al gimnasio. La cara de incrédulo no la supera ni la masacre a los Stark de Juego de Tronos en la Boda Roja.
Comparaciones al margen, estas situaciones son más frecuentes de lo que parecen en nuestra vida laboral. Hay jefes que abusan de su poder y se permiten ventajas especiales, un sentimiento arraigado de tener más derecho que los demás por ser rico o inteligente y se inmunizan contra las quejas de otras personas y se niegan a escucharlas.
Ojo, no lo decimos nosotros -que también- sino el documental de John Walker que describe la tesis del libro Assholes: A Theory, de Aaron James. ¿Tiene tu jefe derecho a ser más desagradable contigo? ¿Cree que tiene más talento que tú? ¿Más experiencia? Querido lector, no le des más vueltas, realmente te encuentras ante un imbécil.
Se trata de una figura tóxica que vaga por los pasillos y mantiene conversaciones telefónicas en su despacho que nada tienen que ver con la profesión -esas carcajadas intramuros lo delatan-. Este perfil está aceptado en la sociedad y es uno de los personajes más peligrosos de nuestra vida profesional. Pero analicemos más en detalle a este tipo de sujeto.
El productor John Walker diferencia entre ser un gilipollas y comportarte como un gilipollas. “Cualquiera puede comportarse como un gilipollas. Yo lo he hecho, cuando era más joven. Ser infiel a una novia. Pero ser gilipollas es no ser consciente de ese comportamiento y no corregirlo nunca”, explica Walker en una entrevista a El País.
El problema radica en que esta figura está aceptada como un virus venéreo en la oficina. En otras palabras, se va extendiendo entre los miembros del equipo porque piensan que convertirse en idiotas es lo más acertado para sobrevivir en la empresa. Sí, una situación muy parecida a la selección natural de Darwin. Pero contradiciendo a Nicolás Maquiavelo, el fin no justifica los medios.
Si quieres huir de estos entornos de trabajo, deberás saber que hay cierto tipo de empresas que son más propensas a estar plagadas de gilipollas. Son el caso de compañías que dependan de accionistas, ya que tienden a pensar en el objetivo a corto plazo. O las empresas tecnológicas. Silicon Valley también se está convirtiendo en un hervidero de gilipollas. “Compañías como el Facebook de Zuckerberg, abrazan esa filosofía de vida de muévete rápido y rompe cosas en el camino”, detalla Walker en la entrevista.
Pero, ¿cuándo un cretino se convierte en un cretino? ¿Nace así? En un principio no, a no ser que estés acostumbrado desde pequeño a vivir en una cúspide y nunca hayas bajado de ahí, lo cual resulta incluso más peligroso. La conversión se realiza cuando el dinero llama a tu puerta. Como cuenta Walker, si hay personas que ganan una cantidad de dinero astronómica, es más probable que se convierta en idiota.
Después de haber leído esto, supongo que querrás saber cómo evitar a estos personajes. Pues bien, la mejor forma de hacerlo es no siendo un gilipollas. También es aconsejable buscar apoyo moral de tus compañeros de trabajo. Pero lo más importante: sé valiente y no toleres abusos en el trabajo.