Montar un negocio suele ser una tarea complicada. Requiere de muchas horas de esfuerzo y dedicación, además de intuición y habilidades para saber gestionar un equipo sin comprometer la productividad de la empresa. Sin embargo, el emprendedor japonés Shoji Morimoto se ha propuesto ganarse la vida “sin dar un palo al agua”. Y parece que lo está consiguiendo.
Morimoto recibe un gran número de solicitudes por “no hacer nada”. Su negocio, por el que cobra alrededor de 100 euros por servicio -más dietas y gastos de transporte- consiste en acompañar a los clientes durante una comida o evento, sentarse en una silla y solo contestar con respuestas simples.
La idea de negocio de este “emprendedor” surge en 2018 cuando, a sus 34 años, ninguno de los puestos de trabajo por los que había pasado le hacían sentirse completo. Graduado en Física, trabajó en una editorial didáctica y como autónomo, pero las largas jornadas de trabajo no le hacían feliz. «Fue entonces cuando concluí que quizás hacer algo no se me daba bien», explica en una reciente entrevista.
“Además del trabajo, la gente cercana me solía recriminar que en las fiestas o barbacoas yo no hacía nada. Me sentía culpable”, recuerda. “Pero después pensé en que a lo mejor podía sacarle alguna ventaja a ese inconveniente, y se me ocurrió el negocio de alquilar a una persona para que haga nada”. Así pues, Morimoto se puso manos a la obra y comenzó a anunciar sus servicios.
La respuesta del público ha sido, de forma sorprendente, de lo más lucrativa para el japonés. Recibe unas tres solicitudes al día, y acepta todas las propuestas que puede: desde acompañar a la compra o comer con alguien que se siente solo hasta dar una segunda opinión sobre los proyectos personales de sus clientes.
A veces, las propuestas son incluso más raras, como acudir a despedir a alguien a la estación de trenes o animar a un corredor en una maratón. «Me dijo que no creía que fuera capaz de completar la carrera y decidió alquilarme para aumentar su motivación. Al final terminó la maratón y le premiaron con una medalla», explica Morimoto.
El negocio alrededor del emprendedor “más vago” del planeta
Morimoto puede ser el emprendedor más vago del planeta. Sin embargo, su excéntrica idea de negocio le ha servido para crear una importante comunidad de seguidores en redes sociales -tiene 270.000 en Twitter- y se prepara para lanzar un libro en el que cuenta su historia. Además, su caso ha inspirado un programa de televisión, donde personas de todo el mundo podrán contratar sus servicios.
Aunque la ley del mínimo esfuerzo fue el detonante del negocio de Morimoto, lo cierto es que no da abasto con sus clientes, que parecen buscar una ayuda psicológica con este método tan “alternativo”. «Hasta el momento, los clientes parecen experimentar un cambio mental positivo tras alquilarme. Me dicen que es liberador poder hablarle a alguien de cosas que no son capaces de decirle a otros. Se sienten mejor al liberar cosas que por sí solas pesan sobre ellos», explica el emprendedor japonés.