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¿Vamos por el buen camino de la movilidad sostenible?

Dos expertos opinan, en la Semana Europea de la Movilidad, sobre el camino emprendido por nuestro país y los principales retos pendientes en esta materia.

21/09/2018  Redacción EmprendedoresGestión

Para Rafael Ruiz, associate /responsable del equipo de Consultoría de Transporte de Arup en España , la movilidad sostenible “consiste en lograr que la mayoría de los desplazamientos se realicen en el modo de transporte más eficiente, ya sea andando, en transporte público, en coche, bicicleta, en un modo de transporte personal o en una combinación de estos. Las ciudades son sistemas complejos que influyen en la movilidad recurrente y no recurrente de sus habitantes y visitantes. Cuanto más compacta sea una ciudad y más mezcla de usos tenga, sus necesidades de movilidad serán menores, facilitando la implantación de sistemas de transporte público masivo y, por extensión, la sostenibilidad”.

También Julian Sastre, Dr. Ingeniero de Caminos, con mas de 30 años en el sector del transporte en consultoría y administración y fundador del Instituto de Movilidad entiende que “no se puede desarrollar la ciudad sin tener en cuenta que las personas deben desplazarse y no se pueden hacer proyectos de transporte sin pensar en el modelo de ciudad, es una oportunidad para crear ciudad”.

Evolución

En este sendero, consideran los expertos que España ha dado ya importantes pasos. “Los últimos 10 han sido de una toma de conciencia muy importante en movilidad sostenible, desarrollando más actuaciones peatonales y de bicicleta y promoviendo de forma creciente el concepto de urbanismo y movilidad como binomio inseparable”, dice Sastre.

No obstante, en opinión de Rafael Ruiz esa transformación no se ha producido de manera uniforme en todo el territorio nacional. Desde su punto de vista “hay ciudades que tienen un plan claro” frente a otras que parecen más desorientadas buscando soluciones que no se ajustan a sus características urbanas o sociales. “Hace diez años, si una ciudad no tenía metro o tranvía parecía un drama; el autobús parecía un modo de segunda clase. Ahora sabemos que, con la prioridad adecuada (en la red viaria y en la operación), el autobús es una buena solución para la movilidad urbana”.

Atendiendo a una mayor escala, señala Ruiz que “los Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) o los Planes Directores de Movilidad han sido herramientas importantes, que han tratado de promover esa planificación a medio y largo plazo, tan conveniente para la movilidad”. Sin embargo, hacer el ejercicio de diagnóstico y un plan de movilidad es, según Ruiz, relativamente fácil. “El reto viene en implantarlo, evitando que el PMUS sea un informe más en una estantería” para lo que haría falta una “buena planificación urbana y social” adaptada a los recursos disponibles de cada ciudad.

En cuanto a la comparación de España en relación con el resto de países del entorno europeo, el experto de Arup no aprecia diferencias notables, antes al contrario. “Pocas ciudades tienen sistemas integrados de transporte público de alta capacidad como las que tienen algunas ciudades españolas, lo que demuestra estar a la vanguardia”, afirma.

Retos pendientes

Pero, a pesar de los avances en la transformación de la movilidad, todavía quedan por delante grandes retos. Estos son algunos de los que destacan:

-Ajuste entre la oferta y la demanda.“Los principales retos aparecen cuando el usuario no tiene acceso a un modo de transporte eficiente (en toda la ciudad, en partes de ella o en determinadas conexiones) o prefiere no utilizarlo, ya sea consciente o inconscientemente”, opina Rafael Ruiz. En lo que respecta al acceso a los modos eficientes de transporte, entiende que han de ser las distintas Administraciones las responsables de planificar “lo que de verdad necesita la ciudad a corto, medio y largo plazo, dejado al margen otros intereses”.

En cuanto a la utilización del usuario el reto radica en “poder convencerlo. La elección de modo de transporte se produce atendiendo a dos variables fundamentales: la distancia del viaje y la información disponible para realizarlo (modos disponibles, tiempo, coste total del viaje, comodidad, seguridad, imagen, etc.). Si la información no es completa y/o no se actualiza, la elección del modo suele no ser la correcta”, opina.

-El coste del viaje. Se refiere con esto Rafael Ruiz al hecho de que incluyendo las externalidades, el coste del viajes es “un factor importante y muchas veces está oculto o no se quiere ver. Los datos disponibles permiten ahora considerar costes como el de congestión en tiempo real o el tiempo perdido en atascos en una ciudad que antes eran inimaginables”.

-Convivencia armónica. Para Rafael Ruiz “los retos se pueden convertir en enfrentamiento cuando se da prioridad a unos modos frente a otros en ciudades (o partes de ellas) sin tener claros motivos para ello. Por ejemplo, el coche puede ser el modo más eficiente para algunos desplazamientos, pero seguro que no lo es en muchos casos, o al menos no para realizar viajes ‘puerta a puerta’ en muchas ciudades. La intermodalidad es un elemento clave en el transporte de las ciudades”.

-En material de regulación. También para Julián Sastre existen todavía vacíos o problemas legales (especialmente relacionados con las concesiones de transporte interurbano y con las VTC&Taxis”. Añade a ello “vacilaciones en la eliminación de espacio para el vehículo privado y en el diseño que denominamos de pirámide invertida (empezando por el peatón) y con Desarrollos Orientados al Transporte (concepto DOT). Pero se hacen avances y la concienciación es cada vez mayor. Y ya los ciudadanos lo piden, era la clave que faltaba”.

-Respuesta a la automatización. Cita También Sastre este punto convencido de que “la automatización creciente de los vehículos es una revolución que ha llegado para quedarse y que generará una gran gama de servicios de movilidad”.

-El tema de la energía. Observa Sastre en este apartado que puede producirse un gran salto con el hidrógeno mas allá de la electrificación que se está consiguiendo.

-La vertebración de todo. Por último, llama la atención Rafael Ruiz sobre el hecho de que “la integración de los nuevos agentes interesados en la movilidad dentro de los sistemas de movilidad de las ciudades no se está realizando de una manera adecuada. La tecnología va por delante, pero no va a resolver los problemas de movilidad por sí sola. El transporte es un medio, no un fin en sí mismo. Las nuevas alternativas de movilidad están absorbiendo viajes, pero no está claro que sean modos sostenibles y, en todo caso, sería conveniente entender a qué tipo de movilidad dan servicio y regular su implantación”.

El futuro y oportunidad de negocio

“Me lo imagino con ciudades mas caminables y con mezcla de usos (no tanto residencial por un lado y servicios y empleo por otro). También creo que la bici eléctrica y otros sistemas con ayuda asistida captarán una buena parte de la movilidad. Y finalmente, los servicios de movilidad, colectivos y privados basado en vehículo autónomo avanzarán para entonces. Pagos de transporte público con móvil (ya existe pero es marginal). Y finalmente, los datos de movilidad basados en bigdata e internet de las cosas a través de móvil. La información es clave para planificar y diseñar”. Así es como se ve Julián Sastre el futuro de la movilidad de aquí a 10 años y donde se vislumbran también algunas oportunidades de negocio en este terreno.

Redacción Emprendedores